SALAMBÓ

Título: 
Salambó
Autor: Gustave Flaubert
Traducción: Mauricio Wacquez
Idioma original: Francés
Editorial: Montesinos
Año publicación/edición: 1862/2002
Páginas: 293


Sinopsis oficial:
Dos años después de finalizar Madame Bovary, Gustave Flaubert inicia, bajo la opresiva sombra de un nuevo tour de force, Salambó. Cartago, una civilización desaparecida hace más de dos milenios, fue el escenario elegido por el novelista normando para poner en funcionamiento toda su obsesiva paciencia constructiva, todo su ardor creacional. Salambó, la obra que ocupará al habitante de Croisset cuatro arduos años y que en principio debía titularse Cartago presenta —como digo Hugo von Hofmannsthal— la «maravillosamente construida catástrofe de una ciudad» así como Madame Bovary presenta la «maravillosamente construida catástrofe de la vida». Este libro, del cual su autor confesaba que «manifiesta un inmenso desprecio por la humanidad», recrea el alzamiento de los mercenarios contra Cartago, inmediatamente después de finalizada la primera guerra púnica. Flaubert utiliza estos acontecimientos recogidos por Polibio al servicio de un preciso y a la vez iridiscente fresco histórico impregnado de toda su sabiduría narrativa. Por encima de toda peripecia —mezcla de realidad meticulosa y purpúrea imaginación, donde las pasiones humanas se revisten con los más distintos ropajes: implacables ritos y sacrificios, infinita crueldad, tormentosos amores—. Salambó se sostiene fundamentalmente por la fuerza interna de su estilo. Esta soberbia epopeya de un mundo extinguido expresa probablemente la más grande voluntad de espejismo literario del siglo XIX. Contados maestros así lo entendieron, entre ellos Berlioz y Manet. Salambó, como Madame Bovary y La educación sentimental, ha resistido con una perfecta dignidad literaria el paso del tiempo. Su vigencia reside, como su luminosa y rara belleza, en esta dignidad. 

Opinión:  
He vuelto a la pluma de Gustave Flaubert en esta ocasión con su novela histórica Salambó, en la que he viajado a Cartago, a esa antigua ciudad del norte de África fundada a finales del siglo IX a. C. y sede capital del Estado púnico. Concretamente en esta obra nos situamos en el siglo III a. C., tras la primera guerra púnica —la primera de las tres guerras en las que se enfrentaron las dos grandes repúblicas de Cartago y Roma—, en el momento en el que Cartago se ve en conflicto con los mercenarios que había contratado para enfrentarse a Roma por no poder cumplir con lo prometido a estos. Los hombres insatisfechos con la escasa recompensa recibida acaban alzándose, estalla así la Guerra de los Mercenarios y es en ella en la que se centra la acción de la novela. Todo está muy bien descrito y minuciosamente detallado, aunando historia con ficción de forma atrayente. 

Se aprecia a la perfección lo bien documentado que estaba el autor, nos presenta con detalle el mundo cultural cartaginés y también el de otros pueblos, los conflictos y sucesos históricos del momento, las figuras reales que intervinieron en ellos (tenemos a Amílcar Barca, Hannon el Grande, Giscón, Narr-Havas, Matho, Spendius, entre otros) así como los hechos militares y las batallas que tuvieron lugar (incluida la descripción del armamento y las prácticas que llevaban a cabo). Hasta describe, con la máxima precisión que puede, la geografía de la ciudad de Cartago y alrededores. En la Nota preliminar de esta edición se señala lo siguiente: «Para la realización de Salambó, Gustave Flaubert consultó más de cien obras, antiguas y modernas. En primer lugar lee a Polibio, el único autor cartaginés que ha llegado hasta nosotros, del cual incluso llegó a interpolar fragmentos casi textuales de su Historia. Después, a todos los autores que han hablado más o menos directamente de Cartago: Apiano, Diodoro de Sicilia, Cornelio Nepote, Plinio, Plutarco, Jenofonte, Justio Nipcio, Estrabón, Tito Livio, incluso San Agustín. Echa mano también de los dieciocho tomos de la Biblia traducidos por Cahen. Para conocer todo tipo de detalles, lee más de veinte obras de historiadores, geógrafos, arqueólogos y etnólogos modernos».

Nadie la conocía. Solo se sabía que vivía retirada, entregada a prácticas piadosas. Algunos soldados la habían divisado durante la noche, en lo alto de su palacio, arrodillada ante las estrellas, rodeada por el humo de los pebeteros encendidos. Era la luna la que la había vuelto tan pálida, y algo divino la envolvía como un vaho sutil. Sus pupilas parecían mirar a lo lejos, más allá de los espacios terrestres. 

Salambó es el nombre de una mujer, una figura ficticia que Flaubert crea para relacionarla con los hechos y las figuras reales históricas, mediante ella el autor expone la historia entrelazada con una trama ficticia amorosa y tormentosa. Salambó es una adoradora de la diosa Tanit e hija del sufeta Amílcar Barca —general cartaginés que, entre otras, lideró la fuerza cartaginesa contra el alzamiento de los mercenarios—. La parte ficticia se sustenta especialmente en el robo de un manto divino: Matho —mercenario libio que tuvo un papel importante en la rebelión de la soldadesca— entra en un templo cartaginés y roba un velo sagrado (el zaimph), primordial para el ánimo de los cartagineses, y Salambó se ve con la misión de recuperarlo; para ello tendrá que acercarse a Matho, el cual quedó prendado de ella nada más verla por primera vez y desde entonces vive obsesionado con poseerla. Entre ambos se creará una unión especial muy marcada por el deseo y el odio, la atracción y el rechazo, la pasión y la lujuria. Por cierto, me parece magnifico cómo Flaubert conjuga en el final ciertos hechos históricos con la ficción creada entre ambos personajes, muy buen final, me pareció muy emocionante y narrado con mucha maestría. Sí que confieso que esperaba más presencia de Salambó en la obra, más páginas centradas en ella; tiene su protagonismo, por supuesto, pero al ser su nombre el título de la novela pensé que iba a estar más enfocada en ella y no tanto en el detalle y las descripciones históricas a las que se aferra con gusto el autor (aunque entiendo que para el que busque más lo histórico y las descripciones detalladas sobre este mundo en el que se ambienta le parecerá mejor así, esto es cuestión de gustos). 

No diría que es una lectura liviana, su estilo altamente descriptivo puede hacer que se haga densa en ocasiones, a mí me lo ha parecido sobre todo en ciertos pasajes; pero igualmente me ha gustado el tipo de narración y lo veo acorde al gran tinte histórico que tiene. Destaco cómo se muestra la lujuria, el deseo y el erotismo (algo que no esperaba hallar), estando también muy presentes: la guerra, la violencia y la crueldad; la ambición y las ansias de poder que corrompen y denigran; la hipocresía y el abuso de las altas esferas; los celos, la envidia, la venganza y la traición; la riqueza de unos pocos y la pobreza de aquellos en los que se sustentan; el poder de los cargos religiosos y de las creencias, con sus rituales y sacrificios crueles e inhumanos; el comienzo de la decadencia y la caída de lo que fue grande y potente en otro tiempo...

En resumen, una obra interesante con un contenido histórico muy bien tratado, descrito y desarrollado por el autor, conjugado en todo momento con una ficción que permite recorrer de forma más amena una lectura que de otra manera podría hacerse tediosa. Una novela donde queda claro el gran manejo narrativo de Gustave Flaubert.


*Nota: esta edición incluye un Glosario con términos del mundo cartaginés usados por el autor a lo largo de la obra para facilitar una lectura más fluida de la misma. 

Comentarios

  1. Hola María, pues ahora mismo estoy leyendo Madame Bovay, así que hasta que no compruebe el estilo del autor y si me gusta o no, no creo que me ponga con esta. Por un lado me gusta la idea de una novela desarrollada en el Cartago antiguo, parece que siempre son novelas de Roma, pero por otro me echa para atrás esa densidad que mencionas... ya veremos.
    Un besazo

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    1. Hola, Nitocris. Pues te comento que aunque se aprecia el estilo del autor en ambas obras, diría que son bastante diferentes. Muy distintas, al menos la experiencia que he tenido con ambas me ha resultado muy diferente. Madame Bovary me pareció más profunda en cuanto a meterse en la psicología de los personajes (en especial de Emma, aunque también sea descriptiva en otros aspectos); esta es mucho más histórica y de centrarse en descripciones de otro tipo. A mí me han gustado ambas, cada cual a su manera. Sí que me reitero en indicarte que se te puede hacer más densa esta que Madame Bovary, o ¿quién sabe? quizás al contrario. He visto opiniones en relación a ambas y en algunas indicaban que disfrutaron mucho más de esta que de Madame Bovary jaja. Ya sabes que para gustos, los colores... Un abrazo.

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  2. Parece muy interesante😁
    Sólo he leído Madame Bovary así que estaría bien probar con este si se cruza.

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    1. Creo que esta es menos conocida, ¿verdad? Si te gusta el autor o te gustó Madame Bovary dale la oportunidad (no son parecidas en mi opinión, son obras bastante diferentes, pero aun así, muy buenas ambas). Un saludo.

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