ARSÈNE LUPIN contra Herlock Sholmès

Título:
Arsène Lupin contra Herlock Sholmès
Autor: Maurice Leblanc
Ilustración: Fernando Vicente
Traducción: Sofía Tros de Ilarduya
Idioma original: Francés
Editorial: Alma Editorial
Año publicación/edición: 1908/2022
Páginas: 208

Sinopsis oficial:
Las primeras historias del simpar ladrón de guante blanco Arsène Lupin gozaron de un éxito fulminante. Por eso, su creador, Maurice Leblanc, quiso ir más allá: ¿y si el inspector Ganimard solicitara nada más y nada menos que los servicios del detective más famoso del mundo o, el británico Herlock Sholmès?

El privilegiado intelecto de Lupin compite de tú a tú con el de Holmes (perdón, Sholmès). Este díptico compuesto por dos novelas cortas, «La mujer rubia» y «La lámpara judía», contiene la quintaesencia de tan carismáticos personajes y hará las delicias de los amantes del misterio.

Opinión: 
Leblanc, ante la buena acogida que tuvo su Arséne Lupin en los relatos que conformaron el primer libro, Ladrón y caballero, continuó con las historias centradas en este carismático personaje. Este segundo tomo, Arséne Lupin contra Herlock Sholmès, incluye dos novelas cortas entretenidas: La mujer rubia, en la que el centro es el robo de un diamante azul y una mujer rubia misteriosa; y La lámpara judía, cuyo eje central es el robo de una lámpara judía (que esconde en su interior algo de mucho valor) en la casa de un barón... El inspector Ganimard —siempre detrás de Lupin— pondrá en el mismo terreno de juego a nuestro singular ladrón y a Herlock Sholmès, el superdetective inglés. Se establece de esta manera una lucha entre ambos púgiles del ingenio, ¿quién vencerá?

¿Sholmès? ¡Ah! Confieso que él sí está a mi altura. Pero eso es precisamente lo que me apasiona y por lo que me ves de tan buen humor. Para empezar, es una cuestión de amor propio: se considera que el famoso inglés no está de más para vencerme. Luego, piensa el placer que debe sentir un luchador de mi categoría ante la idea de un duelo con Herlock Sholmès. 

Arsène Lupin contra Herlock Sholmès. Francia contra Inglaterra. ¡Por fin, la venganza de Trafalgar! ¡Ay, el pobre infeliz! No sospecha que estoy preparado. Y cuando Lupin está prevenido...

Dos novelas cortas amenas con las que el autor ha conseguido tenerme en vilo inmersa en el misterio que se conforma en ellas. En este caso, además, podría decirse que tiene el plus de esa presencia protagonista de Herlock Sholmès, personaje por todos conocidos (sí, Leblanc acoge el personaje de Conan Doyle para darle hueco en sus historias; y no, el escritor británico no estuvo muy conforme con ello y de ahí esa "adaptación" del nombre a uno distinto aunque inequívocamente claro) que provoca esa curiosidad en el lector por conocer cómo será la lucha entre ambos titanes: uno, detective excepcional, el otro, ladrón caballero; ambos los mejores de su condición. Los casos en sí también me han gustado, me tenían interesada en las posibles resoluciones y mis hipótesis no han resultado ser las acertadas. Me he llevado sorpresas y en este tipo de libros eso me gusta. 

Lo más divertido de lo que podríamos llamar los espectáculos de Arsène Lupin es el papel sumamente cómico de la policía. Todo ocurre al margen de ella. Lupin habla, escribe, avisa, ordena, amenaza y ejecuta como si no existiera jefe de la Seguridad ni agentes de policía ni comisarios, en definitiva, nadie que pudiese entorpecer sus propósitos. Todo eso se considera nulo y sin efecto. El obstáculo no cuenta. 

Sin embargo, he de decir que después de haber leído Arséne Lupin. Ladrón y caballero y Arsène Lupin y la aguja hueca, este se me ha quedado por debajo de esos dos. Creo que se debe a que Leblanc acoge (y descaradamente) al personaje de Conan Doyle y yo, personalmente, no me lo termino de creer en su texto (en algunos pasajes no reconozco a ese Sherlock Holmes que siento cercano, no concibo que hubiese pasado por alto ciertas cosas, por ejemplo). Se aprecia que el autor intenta equiparar el ingenio y las capacidades de ambos personajes, pero queda claro también que Lupin —o quizá "lo francés"—, queda por encima del famoso detective, —o quizá de "lo inglés"—. Tampoco debería de extrañar, bastante esperable, pero a mí me chirría. He disfrutado mucho más de las obras leídas anteriormente, en especial de la historia de La aguja hueca, que me pareció especialmente absorbente y trepidante. De este que reseño hoy creo que esperaba un mayor juego de ingenio entre ambos personajes; lo hay, pero, no sé, diría que me ha sabido a poco. Me ha resultado algo así como: Sholmés danzando al son de Lupin, poniéndoselo difícil, sí, pero eso, detrás de él cayendo más de la cuenta y sin llegar a creérmelo del todo. Esto me lleva a pensar que, para mí al menos, lo mejor hubiese sido que ese personaje enfrentado a Lupin fuese otro tipo de figura creada por el propio autor, sin acoger una tan resonante como es la de Sherlock Holmes (tanto ahora como en su época). 

Es Herlock Sholmès, es decir, una especie de fenómeno de intuición, de observación, de clarividencia y de ingenio. [...] Y, cuando uno escucha el relato de esas hazañas que lo han hecho famoso en el mundo entero, se pregunta si el propio Herlock Sholmès será un personaje legendario, un héroe al que dio vida el cerebro de algún novelista, como, por ejemplo, Conan Doyle.

En definitiva, con este libro he leído dos novelitas más del universo de Lupin, que no han estado nada mal pero, sin duda, coloco en mejor posición las otras obras leídas anteriormente. Aún me queda bastante por leer de este mundo, lo siguiente ya me espera en la estantería, la cuarta entrega: Arsène Lupin y las ocho campanadas del reloj. A ver qué tal esa otra aventura de Lupin, seguro que, cuando menos, será amena y me hará pasar un buen ratito. Finalizo destacando la colección que está sacando Alma Editorial de Lupin, ¡me encanta! Ya leí La aguja hueca también en su edición y me parece una chulada, mereciendo una mención especial las estupendas ilustraciones de Fernando Vicente que caracterizan aún más esta colección

En cuanto se habla de Arsène Lupin, todo el mundo, de lo más alto a lo más bajo de la jerarquía, se enciende, se apasiona y echa espuma por la boca. Es el enemigo, y un enemigo que se burla, te provoca, te desprecia o, lo que es peor, te ignora. 

Comentarios

  1. Hola María, a mí me encanta Fernando Vicente, tengo muchos libros ilustrados por él. El primero de Lupin entre ellos. Pero no me quería comprar los demás hasta leer Caballero ladrón... a ver si me pongo con él que al final se me acumulan.
    Un besazo

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