EL FINAL DEL AFFAIRE

Título: 
El final del affaire
Autor: Graham Greene
Traducción: Eduardo Jordá
Idioma original: Inglés
Editorial: Libros del Asteroide
Año de publicación/edición: 1951/2020
Páginas: 311

Sinopsis oficial:
En 1946, en un Londres en el que todavía se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra por casualidad con el diplomático Henry Miles, a quien no veía desde hacía tiempo. Henry está casado con Sarah, con quien Maurice había tenido un affaire durante la guerra. Cuando Henry le confiesa que sospecha que Sarah le es infiel, será Maurice, empujado por la curiosidad y los celos quien decida contratar a un detective privado para averiguar la verdad. El final del affaire es la mejor novela de Greene y también una de las más autobiográficas. Su meticulosa indagación sobre las luces y sombras de una relación sentimental, sobre los mecanismos del deseo y de la fe, y sobre los estrechos vínculos entre el amor y el odio conserva hoy la misma fuerza que cuando fue publicada en 1951. 

Opinión:  
En esta novela conocemos a un matrimonio, el de Henry y Sarah, un matrimonio florero, donde hay buena relación sin que sus integrantes sean realmente amantes y donde ella busca fuera lo que no obtiene dentro. Con este matrimonio choca Maurice y queda obsesionado con Sarah, con la que tiene un affaire durante la II Guerra Mundial. Arrancamos la novela en el Londres de la posguerra cuando, tras haber pasado un tiempo separados, Maurice vuelve a reencontrarse con Henry de forma fortuita y este le dice que anda con dudas con respecto a su mujer. De nuevo este matrimonio y la obsesión por Sarah regresan a la vida de Maurice, y nos narra lo acontecido previamente y lo que ocurrió tras este reencuentro. Iremos descubriendo los entresijos de esta relación de tres y de otras figuras que también se ven inmiscuidas.

El amor se había convertido en un affaire amoroso con principio y final. Y si yo podía citar el momento preciso en que se había iniciado, también sabía que algún día podría señalar el momento exacto en que había llegado a su fin. 

En esta historia, por tanto, conocemos principalmente a tres personajes: Maurice, el narrador, con el que se conecta fácilmente ya que nos habla en primera persona y eso siempre ayuda a conocerlo mejor; Henry, un diplomático de carácter afable, bondadoso, inteligente e instruido y buen compañero (pero aburrido, poco efusivo y peor amante) casado con Sarah, una mujer cuya relación matrimonial le resulta totalmente insuficiente y que anhela la atención y el amor de otros para compensar el déficit que tiene con su marido, y que muestra un deseo constante de sentirse viva, querida y deseada. La novela tiene una estructura que puede parecer caótica pero que no lo resulta cuando la lees, creo que favorece mucho a que el lector quede atrapado en la narración. Una estructura que permite que vayamos conociendo los entresijos de la relación entre los tres personajes así como la que establecen con otras figuras: continuamente va y viene en el tiempo, nos desplazamos entre un pasado remoto a otro pasado más reciente y al presente. Creo que el autor sabe dar la información de forma acertada, aun con dichos saltos, haciendo la novela mucho más interesante. Maurice nos narra en primera persona pero también contamos con partes del diario de Sarah, lo cual permite que conozcamos su perspectiva de primera mano —muy interesante—, llevándonos a conocer las razones de sus actos (aunque confieso que su visión me dejó algo perpleja, siendo además parte del motivo por el que la novela me flojea a medida que avanza). 

La lectura desde su inicio me atrapó por completo. No me costó en absoluto entrar en la historia, hay veces que cuando venimos de leer alguna novela en la que estábamos muy inmersos (en mi caso era Madame Bovary, que además coincide que los personajes de Greene me recordaron muchísimo a los creados por Flaubert: Sarah me resulta similar en algunos aspectos a Emma, así como Henry Miles podría ser un Charles Bovary perfectamente) al empezar libro nuevo nos cuesta un pelín adentrarnos, tenemos que hacernos al nuevo estilo, a la nueva ambientación, contexto y personajes, etc. En esta ocasión nada más iniciar sentí como si llevara ya tiempo leyendo este libro, se me hizo muy cercano de seguida. Es algo que valoro, me gusta sentir eso al comenzar una novela.

Su lectura es fluida y no se hace tediosa, al menos a mí no me lo ha resultado en ningún momento. Estás expectante por conocer el pasado, lo que ocurrió entre Maurice y Sarah, su separación y el destino que les aguarda. Es interesante conocer la relación entre algunas figuras a pesar de todo lo ocurrido. Eso sí, no esperes grandes dosis de acción, no las tiene, es más novela psicológica, de indagar en el interior de los personajes y en sus relaciones. Lo que sí me gustaría señalar es que, en mi opinión, el libro podría dividirse en dos partes diferenciadas: lo que se narra antes de llegar al diario de Sarah y lo que va después. Me explico: para mí toda la parte inicial —hasta llegar a la lectura del diario— iba por unos derroteros que me interesaban mucho, muy centrada en la relación triangular de los tres personajes protagonistas, especialmente cómo aconteció todo desde la perspectiva de Maurice: su obsesión por Sarah y por lo que tuvieron juntos, amor, deseo, encuentros, odio, celos y desconfianza, tensión... y cómo tras estar un tiempo sin contacto se retoma este de nuevo; pero de repente, el tema religioso, especialmente el debate entre creyentes y no creyentes, comienza a coger muchísima fuerza. Y es esto, lo que en mi caso, me ha derrumbado un poco la novela. 

Todo comienza a centrarse mucho en la creencia en Dios, en la religión cristiana, en la conexión con ese ser divino. Me da la sensación de que el autor expone aquí su propio debate interno, su propia conversión a la religión católica. Y finalmente, te deja la sensación de que hay que creer porque hay que hacerlo, aunque la razón te diga que no por multitud de razones. E introduce una serie de acontecimientos algo locos como, por ejemplo, dar a entender que el estar bautizado (sin tan siquiera ser consciente de ello) sea algo determinante para tener una conexión irremediable con Dios posteriormente, también hay hechos similares a milagros... Al principio, en diferentes diálogos se impone la necesidad del análisis crítico de los asuntos religiosos, para luego finalizar dándole un sentido místico, sin fundamento, que parece indicar que al final todos aquellos no creyentes acaban creyendo o planteándoselo al menos. Supongo que para personas creyentes estos aspectos serán más de su gusto, conmigo no ha casado este tinte que adquiere la obra; para mí, pasa de algo creíble e interesante —muy basado en el microcosmos de los tres personajes principales: de su relación e inquietudes—, a simplemente basar todo en la inevitable conexión con Dios, mediado por un pensamiento mágico.

Con esto último no quiero decir que no la considere buena novela. Me parece muy bien escrita, he disfrutado leyéndola y he destacado lo que más me ha gustado de ella (especialmente su estructura, la construcción y presentación de los personajes, lo psicológica y reflexiva que es); pero me ha caído por sorpresa el tema central religioso en el que se sustenta y que para mí, personalmente, más que darle valor se lo reduce un poco. 

Ni siquiera un Dios puede amar algo que no existe: no puede amar algo que no se puede ver. Cuando me mira, ¿será capaz de ver algo que yo no puedo ver? Eso que ve debe ser una cosa muy bonita, si luego es capaz de amarla. Pero que yo llegue a creer que hay algo bonito en mí es exigirme demasiado. 

Comentarios

  1. Buenas tardes:

    Yo leí El final del affaire cuando lo publicó Libros del Asteroide. La novela me fascinó, pero no soy objetiva porque la narrativa de Graham Greene me gusta mucho. El tema religioso que subyace es una constante del autor en sus libros, podríamos decir que es casi su sello acreditativo, una faceta muy interesante para analizar. Espero algún día poderlo hacer.

    Un abrazo y enhorabuena por tu reseña!!

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    1. Hola, Undine.
      Sí, en cuanto a la narrativa del autor no le pongo pegas, su estilo me ha resultado totalmente atrapante, y su pluma me ha impresionado. Eso del tema religioso es lo único que me ha cogido por sorpresa... jeje, pero bueno, en general, muy buena novela que merece la pena leer, sin duda. Supongo que regresaré al autor en algún momento, ya sabiendo lo que comentas de que en sus libros este tema de la religión suele estar muy presente.
      Un abrazo.

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  2. Leí algún libro de Graham Greene hace un tiempo y no recuerdo nada, ni los títulos. A ver si lo saco de la estantería. Este que nos traes no lo tengo, lo buscaré. Un abrazo

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    1. Hola, Esther.
      Para mí ha sido el estreno con él, y buen estreno, no puedo decir que no me haya gustado, al contrario, me ha parecido una muy buena novela y el estilo del autor me ha convencido. Pero el tema religioso me ha impactado, no voy a mentir. jeje Es algo personal, en realidad, como comento supongo que para los creyentes la perspectiva seguramente sea totalmente distinta... Pero a mí, me ha echado un poco hacia abajo la novela. En fin, seguramente leeré otros de sus títulos, ya sabiendo que el tema este de la religión suele estar presente... Si regresas a él, ya contarás, aunque que no recuerdes nada de nada de sus obras puede que sea indicativo de que no casó demasiado contigo.
      Un abrazo.

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  3. Creo que nos ha faltado fe, Magdalena, para poder haber disfrutado de esta novela plenamente. No me molesta el tema religioso en sí. Es un tema como cualquier otro (e incluso mejor que muchos otros) y que puede dar lugar a muchísima reflexión. El problema con la deriva de esta novela es que creo que hay que tener una fe muy férrea en la existencia de Dios para poder llegar a buen puerto con ella. Como ya te he comentado, mi experiencia con El último affaire fue muy similar a la tuya. La novela me estaba encantado, pero ese viraje religioso me estropeó completamente la lectura. Me da mucha rabia cuando suceden estas cosas.
    Es lo único que he leído de Graham Green. Después he sabido que se le considera un autor religioso. Probablemente haberlo sabido con anterioridad no me hubiera disuadido de la lectura, pues, como digo, no es el tema religioso en sí el inconveniente de esta novela, sino que siento que es un requisito indispensable para disfrutarla el ser un adepto sin fisuras a las creencias de su autor.
    Un abrazo

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, Lorena. Totalmente, justo es eso que mencionas: "nos ha faltado fe". Sí, esa sería la conclusión más cercana a la realidad. Cierto es que no es el tema religioso en sí, también leo obras con marcado tinte religioso en otras ocasiones, en muchos clásicos suele aparecer, no es algo que me haya entorpecido el interés en otras lecturas (aunque no sea de mi predilección el tema, puedo leer sobre contextos, personajes y ambientes rodeados por él), pero en esta obra es que es tal como dices, se requiere una fe inquebrantable en las creencias que nos busca transmitir el autor. Me han hablado de su obra El americano impasible, que por lo visto no pertenece al "ciclo cristiano" del autor, y que podría casar más con nosotras. Lo que es el estilo del autor me ha gustado mucho...
      Un abrazo y, como siempre, un disfrute comparar experiencias y que compartas aquí la tuya.

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  4. Hola María, pues la verdad es que me estabas picando, pero a mí lo del tema religioso como que no me va. Y si ya me dices que al final todo gira y la trama cambia pues como que no me apetece ponerme con ella... En fin, gracias por habérmela acercado.
    Un besazo enorme.

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    1. Ay es que, de verdad, me da rabia eh? porque si no fuese por eso, creo que me hubiese encantado. A ver, puede que a ti no te afecte tanto, pero es que, como en anteriores comentarios otra lectora indica, es como que: o tienes mucha fe en lo que te está contando o lo ves todo absurdo jejeje... En fin, al parecer es un autor que en sus obras suele dejar caer bastante el tema religioso, pero también parece que tiene obras donde éste no es tan protagonista. Un abrazo.

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