RECUERDOS DE UN JARDINERO INGLÉS

Título: Recuerdos de un jardinero inglés  

Autor: Reginald Arkell    

Traducción: Ángeles de los Santos

Idioma original: Inglés            

Editorial: Periférica    

Año de publicación/edición: 1950/2020    

Páginas: 222

Sinopsis oficial (abreviada):

Si un libro es "como un jardín que se lleva en el bolsillo", este hace realidad como ningún otro ese proverbio árabe, pues recrea la historia de un fértil, armonioso y encantador, un verdadero vergel: narcisos, orquídeas, crisantemos, dalias y campanillas azules brotan de sus páginas, cultivadas con mano maestra por el inefable jardinero Herbert Pinnegar. El protagonista de esta maravillosa novela fue un niño solitario que siempre mostró una pasión desmedida por las flores, especialmente por las silvestres, que crecían en las orillas del viejo canal que recorría con la profesora que le transmitió todo su saber botánico. La segunda mujer en apreciar su talento será la joven Charlotte Charteris, quien le otorga el primer premio en el Concurso Anual de Flores y cambia definitivamente su destino al ofrecerle, poco después, trabajar en el jardín de su mansión. Desde la vivienda anexa, que ha habitado a lo largo de sesenta años, Pinnegar repasa su vida consagrada a velas por ese cosmos en miniatura, un genuino jardín inglés: una de las contribuciones más originales de los británicos a la cultura universal.

 

Opinión: 

En esta historia nos acercamos a la vida de Herbert Pinnegar, desde su infancia hasta el presente cuando tiene unos ochenta y tantos años, y voy a comenzar diciendo que Bert es de esos personajes que se van a quedar conmigo. Este libro, sencillo y fácil de leer, nos muestra a esta figura que vemos crecer ya desde el principio con una identidad confusa debido a que vive acogido por una familia que no es la suya. Lo dejaron siendo bebé en la casa de los Pinnegar y la señora Pinnegar, al encontrar el paquete sin esperarlo, decidió que uno más en casa tampoco iba a estorbar. Bert era diferente al resto, cojo y con un fuerte complejo de inferioridad se gana el respeto de los demás como puede. Solitario y enamorado de las flores silvestres encuentra en ellas, y en el cuidado de la tierra y los jardines, su yo, su vida, su esencia y se entrega por completo a esta profesión que es mucho más que eso para él: es su razón de vivir. A este mundo puede dedicarse gracias a la influencia de dos mujeres: primero, su profesora de escuela Mary Brain, de la que aprendió mucho sobre flores silvestres; y luego, Charlotte Charteris, que le entrega un premio y le permite dedicarse a aquello que más le gustaba, dándole además conocimientos teóricos que él no había tenido la oportunidad de aprender. 

Al empaparnos de su historia nos percatamos de su inseguridad y se deja ver cómo a veces la presencia de personas concretas, y el empuje que estas transmiten, pueden influir de forma determinante en la vida de otras; personas que son capaces de descubrir y de valorar capacidades en otros y apostar por ellas de forma honesta. También vemos la diferencia entre los estudios teóricos y los prácticos, dos formas diferentes de aprender pero aprendizaje al fin y al cabo, siendo lo mejor la conjugación de ambos sin menospreciar a aquellos conocimientos procedentes de la práctica. Se observa la necesidad de valorar la experiencia, respetando a otros que la tienen y siendo humildes, sin perder tampoco la dignidad ni los propios valores e intereses. El Viejo Yerbas nos transmite mensajes muy interesantes. Se habla de la guerra, de lo antiguo que se va rompiendo con lo moderno, cómo va cambiando la vida con el paso del tiempo y los cambios generacionales que se producen. La jardinería está muy presente, claro está, con palabras técnicas y específicas de ese ambiente, pero para nada se me ha hecho tedioso en ese sentido y he aprendido a valorar, aún más si cabe, dicha profesión. 

He adorado a este personaje y a su forma de ver la vida, esa tosquedad y rudeza conjugadas con su enorme ternura, bondad y humildad y con su persistencia y tenacidad, aunque a veces para salir de su parcela necesite un empujoncito. He sentido pena en ocasiones por la soledad de aquel dedicado en cuerpo y alma a su profesión, incomprendido por la mayoría, pero que es especial para aquellos que ven su interior y que consigue dejar su huella en el corazón de otros, valorando mucho que estos —que no son su familia pero sí como si lo fueran— le den su huequito en sus vidas y el respeto que merece; eso y su trocito de jardín es lo único que necesita. Te recomiendo este libro para que conozcas al Viejo Yerbas, al señor Pinnegar, y espero que lo disfrutes y que también se quede en ti, como se ha quedado en mí su persona y sus experiencias.

Y, si te paras a pensarlo, el mundo empezó en un jardín...

*Este título me sirve para la premisa Libro contemporáneo ambientado en la época victoriana del #RetoVictorianSpirit.