CONFESIONES DE UNA MÁSCARA

Título
Confesiones de una máscara
Autor: Yukio Mishima
Traducción: Rumi Sato y Carlos Rubio
Idioma original: Japonés
Editorial: Alianza Editorial
Año publicación/edición: 1949/2023
Páginas: 240


Sinopsis oficial:
Koo-chan, el joven narrador de Confesiones de una máscara, es un alma atormentada por una sensibilidad turbadora que va creciendo con el estigma de saberse diferente a los demás. De aspecto débil y enfermizo, solitario y taciturno, de extracción menos favorecida que sus compañeros, irá descubriendo sus inclinaciones homosexuales cuando se siente atraído por Omi, un chico de fuerte constitución. Pero en el Japón de los años treinta y cuarenta, el protagonista debe ocultarse tras una máscara de corrección, convirtiendo su vida en un escenario, en una representación en la que confluyen la realidad con las apariencias. Traducida por primera vez del japonés, esta novela polémica fue el primer gran éxito literario de Yukio Mishima y la que lo catapultó a la fama.

Opinión:
En Confesiones de una máscara un narrador, que no es otro que el propio Yukio Mishima por el enorme peso autobiográfico que tiene esta obra, nos habla de la formación y descubrimiento de su propia identidad desde la infancia hasta su adultez temprana. Los elementos que van forjando dicha identidad se van dando en diferentes experiencias que nos comparte: vivencias, sensaciones y pensamientos que van desarrollándose y que le permitirán acceder a sí mismo, a su interior. Cuanto más claro le resulta su yo, más le cuesta su aceptación y más teatro representa ante la sociedad, donde el uso de esa máscara —que aparece en el título de la obra— le es totalmente indispensable. Conocemos a un niño enfermizo, débil, separado del contacto con otros y muy protegido por su abuela; un niño que va saliendo al mundo teniendo que enfrentar lo que lleva en su interior con lo que la norma externa le impone. Su homosexualidad —algo que desde pequeño se va representando en multitud de formas y maneras—, su obsesión por los jóvenes musculosos, por la muerte y el derramamiento de sangre, sus inquietudes alejadas de las de los demás... en parte le avergüenzan, se obsesiona con esa "normalidad" que encuentra en los otros y en él no. Primero se va percatando de su enorme diferencia con el resto, luego tiene que comprenderse, asumir lo que es realmente y aceptarlo ante las muchas evidencias. Pero en el camino, su ser diferente le hace concebir la vida como un tormento, hasta el punto de temer su futuro por verse incapaz de soportar lo que eso llamado normalidad le obliga a cumplir. Aquí tenemos las confesiones de un joven sensible, atormentado, solo, incomprendido e inseguro... que le toca vivir además en un contexto histórico complejo donde la imposición de lo tradicional, el estalle de la guerra y las consecuencias de la misma también dejarán huella en la formación de su complicada identidad. 

Ya de niño me leía cualquier cuento de hadas que caía en mis manos. Sin embargo, admito que las princesas no me gustaban nada. Me gustaban solo los príncipes. Entre estos, mis favoritos eran aquellos comprometidos con la muerte. Mi amor se inclinaba, especialmente, por los que morían asesinados siendo todavía jóvenes. 

Había un instinto que me impulsaba a buscar la soledad, a permanecer aparte. Este impulso se manifestaba como una inquietud aguda y extraña. Ya he mencionado antes la inquietud que en la infancia me producía el hecho de que algún día llegaría a ser adulto.

¡Qué obra esta! Ya conocía el contar de Mishima, pero en esta ocasión me ha atravesado con mayor intensidad. Teniendo en cuenta el contexto histórico en el que se escribió y se publicó esta historia, en ese Japón donde temas como la homosexualidad eran tabú, es meritorio y también atrevido escribir sobre esto y de la forma tan profunda y descarnada como aquí se presenta. Está tan bien escrito todo, tiene tanta belleza, que hay veces que, aun hablando de cosas algo inquietantes o incómodas —por su carácter obsesivo, por ejemplo, con la muerte y el derramamiento de sangre, la excitación y las pulsiones carnales que relata—, te deleitas igualmente al leer por cómo nos lo está contando todo. Hay pasajes que dudo mucho que vaya a olvidar. Mishima siempre me deja boquiabierta, así como algo impactada y perturbada por lo que cuenta, pero rendida ante su estilo y totalmente atrapada por aquello que nos transmite.

Esta novela también tiene ese plus aún más especial por ese enorme tinte autobiográfico. Es interesante indagar en la vida de este autor, dudo mucho que te deje indiferente. Cierto es que hay extremos en su vida que pueden hacer que lo veas con ojos bastante críticos y que luego te afecte a la hora de leerlo; es algo que personalmente intento controlar ya que es innegable que en su vida hay multitud de excentricidades. De todas formas, el conocerlas ayuda a entender mejor esas obsesiones y ese sentirse fuera de lugar, y no solo por su homosexualidad —que en cierta forma le consume, que le lleva a querer entenderse a medida que va creciendo cuando va hallando en sus gustos objetos diferentes de atención en comparación con los que tienen los que le rodean—, sino también en la forma de ver el mundo, el futuro y a sí mismo en ese contexto que lo atormenta y que le lleva a crear una identidad muy sustentada en su teatro, en esa máscara que ha de colocarse, en esas falsedades que confiesa en estas páginas... 

Así fue como, contra mi voluntad, empecé a hacer teatro. Fue a partir de entonces cuando empecé a comprender vagamente el mecanismo de este hecho: lo que los demás consideraban una pose por mi parte, en realidad era la expresión de mi ansia de volver a mi naturaleza; y a la inversa: lo que la gente consideraba mi naturaleza, era una actuación por mi parte. 

La sensación de culpabilidad inconsciente que tenía de estar falseando mi naturaleza me empujó de forma persistente a interpretar un papel conscientemente fingido. Aun considerado desde otro punto de vista, me pregunto: ¿puede una persona llegar a falsear de forma tan absoluta su naturaleza aunque no sea más que un instante?

Vemos una identidad que va cociéndose poco a poco, desde su infancia hasta esa adultez temprana en la que asume y comprende lo que hay en él, pero siendo consciente de que esa máscara seguirá siendo su compañera... He sentido pena, ternura incluso, por este joven enfermizo y solitario, incomprendido y sumamente inseguro, que va creciendo con inquietudes diferentes a las de los demás, que va percatándose de su distancia entre él y los otros... Ese jovencito que se excita y se enamora, sí, como el resto de adolescentes, pero con objetos muy distintos; que intenta introducir lo que se considera normal en su vida, deseando cumplir con aquello que se espera de él, pero quedando vacío y decepcionado ante lo que la cruda realidad le muestra; viendo cómo en cada uno de sus intentos nada moviliza en él lo que a otros apasiona, cayendo rendido ante la multitud de evidencias que le indican que, efectivamente, él no es ni tiene nada que ver con aquello que se espera que sea.

Fue un despertar angustioso. ¿Por qué no pueden seguir así las cosas? [...] ¿Por qué motivo estamos todos cargados con la obligación extraña de destruir todo, de cambiar todo, de confiar todo a las circunstancias? ¿Sería esa obligación extraña lo que la gente llama «vida»? ¿No sería una obligación destinada solamente a mí? Por lo menos, no cabía duda de que yo era el único agobiado por la carga de tal obligación. 

El estallido de la guerra también se deja ver y, especialmente, observamos el significado que acoge para este joven sensible y enfermizo. Para él, que se ve incapaz de enfrentar el futuro, las responsabilidades y los actos adultos que tendrá que llevar a cabo, la guerra se convierte en una posible esperanza, un final para su tormento, una muerte normal que le libre de ese futuro que teme... No obstante, a la par de esos pensamientos, su cuerpo le lleva a refugiarse y a huir de la pronta muerte.

A pesar del pavor que me provocaban los ataques aéreos, estaba al mismo tiempo ansioso de morir. Esperaba la muerte como una dulce esperanza. [...] el futuro representaba una carga pesada para mí. Desde el principio me oprimía la idea de la vida con todos los deberes que conllevaba. Y es que, aunque me resultaba claro que yo no podía cumplir esos deberes, la vida parecía estar acusándome de incumplirlos.

En definitiva, una obra que tal vez no es para todos los públicos, pero que a mí me ha llegado en un momento idóneo para disfrutarla muchísimo (habiendo leído ya algunas obras del autor y conociendo partes de su vida). Un autor muy muy peculiar, quizás podría decirse que desequilibrado en cuanto a locura se refiere, pero que, indudablemente, rebosaba genialidad y en su literatura la dejó bien plasmada. Seguiré leyéndolo, en mis estanterías ya me esperan otros títulos suyos...

Comentarios

  1. Pese a lo mucho que me gusta la literatura oriental a Mishima todavía lo tengo en la lista de pendientes. Me gusta mucho el personaje central, su historia y cómo lo describe el autor, porque consigue hacerte pasar por distintas emociones. A ver si le toca pronto.
    Besos

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    1. Uy, pues si ya disfrutas de la literatura asiatica, yo te diría que le des la oportunidad pronto a Mishima. Todo lo que he leído suyo me ha impactado de cierta forma, y creo que merece mucho la pena acercarse a su literatura. A ver qué te parece cuando lo hagas.
      Un beso, Norah.

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  2. ¡Hola Magdalena!
    pues igual no para todos los públicos, pero una obra que seguro es para mí, me atrae mucho todo lo que nos cuentas y la literatura oriental me llama y me suele gustar mucho. Además a este autor no le he leído y le tengo en mente desde hace tiempo. Puede que me anime con este
    Besos

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    1. Hola, Marian.
      Este tipo de literatura, como también dices, no con todos conecta, pero si piensas que puede ser de tu gusto, lánzate, saldrás seguramente impactada con muchas cositas que se cuentan aquí (y especialmente con cómo se cuenta). De todas formas, si no has leído al autor con anterioridad, te recomendaría iniciar quizás con alguna de sus otras obras, como El rumor del oleaje, como un acercamiento a su escritura, e incluso que indagues un poco sobre su vida. El que reseño, al ser muy autobiográfico, se le saca más chicha si lo conoces un poco de antes.
      Un abrazo, Marian.

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