LA CLASE DE GRIEGO

Título:
La clase de griego
Autora: Han Kang
Traducción: Sunme Yoon
Idioma original: Coreano
Editorial: Random House
Año publicación/edición: 2023
Páginas: 176


Sinopsis oficial:
En Seúl, una mujer asiste a clases de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta pero ella permanece en silencio; ha perdido la capacidad del lenguaje, así como a su madre y la custodia de un hijo de ocho años. Su única esperanza de recuperar el habla es mediante el aprendizaje de una lengua muerta.

El profesor, que acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania, se encuentra dividido entre dos culturas y dos lenguas. También él afronta pérdidas: su vista empeora irreversiblemente a cada día que pasa, y convive con el miedo de saber que, cuando llegue la ceguera total, perderá toda autonomía.

Con una belleza inusitada, las voces íntimas de estos dos protagonistas se intercalan y se cruzan en un momento de desesperación. ¿Será posible que encuentren en el otro el modo de salvarse, que la oscuridad dé paso a la luz y el silencio a la palabra?

La aclamada autora de La vegetariana indaga en la pérdida, la violencia y la frágil relación de nuestros sentidos con el mundo para brindarnos una carta de amor a la filosofía, la literatura y el lenguaje, pero, sobre todo, a la esencia de la conexión humana y de lo que significa sentirse vivo.

Opinión: 
La clase de griego ha sido mi primer contacto con Han Kang, una autora surcoreana a la que tenía bastantes ganas de acercarme por todo lo que se habla de ella. Antes de iniciar, ya adelanto que me ha gustado mucho esta novela. Me ha parecido una experiencia lectora curiosa ya que cuenta con un estilo muy alejado de lo convencional, y podría decir también que su lectura no me ha resultado liviana, ha requerido cierta atención por mi parte... 

Si el primer silencio se parecía al de antes del nacimiento, el de ahora se parece al de después de la muerte. Si antes era como mirar el ondulante mundo exterior desde el fondo submarino, ahora se ha convertido en una sombra que se arrastra por la dura superficie de paredes y suelos mientras contempla desde fuera la vida que transcurre en un gigantesco tanque cisterna. 

Podía oír y leer cualquier palabra, pero no podía abrir la boca y pronunciar los sonidos. Era una silencio frío y extraño, como una sombra sin cuerpo, como el tronco vacío de un árbol muerto, como la materia oscura que llena el espacio sideral. 

Nos situamos en Seúl. Dos personas andan por un mismo terreno de sufrimiento, pero por sendas diferentes. En un punto de sus vidas se cruzan, permitiendo esto una conexión que tanto una como otra necesitaban. Tenemos por un lado a una mujer que padece un mutismo severo, algo que ya sufrió tiempo atrás y que se resolvió de una manera inesperada mientras aprendía una palabra en un idioma diferente al suyo; por ello, ahora intenta solucionarlo con el aprendizaje del griego antiguo. Por otro lado, conocemos al profesor de las clases de griego a las que se apunta la mujer; un hombre que desde muy joven sabe que va a perder la vista, que convive como puede con ello, pero con ese miedo atroz a quedar cegado y en la oscuridad total en breve espacio de tiempo. Conoceremos lo que ambos llevan arrastrado en sus vidas. Veremos la infancia y las experiencias de esta mujer incapaz de decir palabra, que ha perdido a su madre hace poco así como la custodia de su hijo. El profesor nos llevará a sus vivencias en Alemania donde ha vivido gran parte de su vida, a sus amistades especiales y a un amor que lo marcó. La capacidad de percepción y de comunicación con aquello que nos rodea, el lenguaje (de diversas formas) y la conexión profunda con el otro están muy presentes durante toda la obra.

La gente cree que cuando dejas de ver bien empiezas a oír mejor, pero eso no es cierto. Lo que percibes, sobre todo, es el paso del tiempo. Poco a poco te avasalla la sensación de que el tiempo, cual lento y cruel fluir de una sustancia descomunal, te atraviesa en todo momento de parte a parte. 

A medida que avanzaba la lectura me daba cuenta de que sin entrar en descripciones detalladas y sin necesidad de extenderse, yendo bastante directa en su narrar, la autora nos lleva a emociones y conexiones humanas difíciles de expresar pero que ella consigue dibujarlas en tu cabeza. Tiene una voz de esas que requieren leerse con tranquilidad, atendiendo a su poesía (poesía en el sentido poético de su estilo: tiene una belleza extraña pero muy presente a mi parecer), a cierto toque onírico que se deja ver y a su tratar, a través de la historia de los personajes y la exposición del interior de los mismos, temas profundos de la vida. La soledad, los miedos, el sentirse alejado y extraño, desconectado... Las pérdidas y el duelo, los silencios y los pozos en los que podemos caer... Odio, rabia, tristeza, desesperación y oscuridad, pero también luz, esperanza, regreso al mundo y encontrarse a uno mismo dándole significado a la vida. Muestra lo complejo de las relaciones y cómo el sentir una conexión real con alguien puede ayudar a sanar y a salir a flote cuando se está hundido. Es curioso cómo la autora utiliza diferentes tipos de narradores para hablarnos de la vida de estas dos figuras, muy interesante también cómo en un punto cambia a su vez el tipo de narrador que nos habla de la mujer pasando a una primera persona, aspecto que, por el significado que le transfiero, me encantó.

Es una novela para experimentarla, a mí me ha convencido totalmente. Supongo también que es de esas que despierta multitud de sensaciones y reflexiones dispares según el lector. Espero que si tú le das la oportunidad, también te permita vivir una experiencia extraña pero interesante.

Comentarios

  1. A esta autora la tengo pendiente ya que tengo varias conocidas que aman a Han Kang. Como tengo muchos pendientes (y los libros están carísimos) todavía no leí nada de literatura coreana pero en algún momento lo haré jeje.
    ¡Un saludo!

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    Respuestas
    1. Hola.
      Claro, lo entiendo, poco a poco. Yo también tenía ganas ya de estrenarme con ella y ha sido buen comienzo, no he leído demasiado de literatura no surcoreana pero ya he leído algo y la verdad es que no me deja nada indiferente. Los asiáticos en general siempre me dejan sensaciones extrañas pero que disfruto mucho.
      Un abrazo

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