LOS INFORTUNIOS DEL REVERENDO AMOS BARTON

Título: Los infortunios del reverendo Amos Barton
Autora: George Eliot 
Traducción: César Palma
Idioma original: Inglés
Editorial: Belvedere
Año publicación/edición: 1857/2008
Páginas: 142

Sinopsis oficial:

Amos Barton entra como nuevo vicario de la parroquia de Shepperton. Pronto quiere realizar cambios en la liturgia dominical mientras los parroquianos son reacios a cualquier tipo de cambio. En este momento, empieza una etapa en la vida de la comunidad en la que abundan los chismorreos y los prejuicios. Incluso la mujer de Amos Barton, la sacrificada Milly, no se libra de los comentarios de sus vecinos al acoger en su casa a una mujer cuando su propia situación económica es precaria. La reacción de la comunidad es implacable, reacción que se suaviza ante la tragedia que se avecina. 

Los Infortunios del reverendo Amos Barton es una obra que nos ofrece un fresco de la sociedad victoriana. Una sociedad rural a la que ella misma perteneció en su juventud antes de trasladarse a vivir a Londres. La obra en un sentido e intimista relato en el que no falta sentido del humor y agudas observaciones sobre el puritanismo y doble moral que imperaba en la sociedad victoriana. 

Opinión: 

Los infortunios del reverendo Amos Barton ha sido la primera obra que he leído de esta novelista inglesa, Mary Ann Evans (seudónimo: George Eliot), a la que tenía especial interés en conocer (antes de adentrarme en su famoso Middlemarch, que tantas opiniones dispares suscita). Creo que esta entrada a su narrativa ha sido buena idea, aquí encontramos un relato costumbrista, realista y contado con especial agilidad y gracia. Me encanta cómo la autora se dirige a nosotros en multitud de ocasiones y nos coge y nos lleva de una escena a otra, casi de forma literal —como si nos cogiese del cuello de la camisa y nos colocara en otra parte del escenario donde se desarrolla la trama—, describiendo muy bien las escenas, a los personajes y sus reacciones, intereses y caracteres sin necesidad de demasiada extensión, quedando muy visibles para el lector. Y no se anda con flores, ni nada rimbombante o de especial intensidad para promover en el que lee mucha expectación o emoción; nos cuenta las cosas de forma serena, de la manera que eran, el drama está servido pero sin un ápice de engrosamiento ni exageración (no lo necesita, la realidad es suficiente). Lo que ocurre se expresa con sencillez. 

Nos presenta a un protagonista bastante imperfecto, no tiene nada de extraordinario, con sus cosas buenas y tantas otras que dejan que desear, pero, eso sí, sin pizca de maldad: Amos Barton, el nuevo vicario de la iglesia de Shepperton. Este hombre trae aires nuevos que no a todos los vecinos agrada, los chismorreos y las habladurías, como en cualquier pueblo, están a la orden del día. No obstante, las habladurías hacen más ruido y tienen mayores consecuencias sobre Amos y sobre la buena de su esposa, Milly, cuando deciden acoger a una inquilina (que todos conocen y que también anda en boca de la mayoría) en su humilde casa aun con las condiciones, casi miserables podría decirse, en las que están viviendo. Esta acogida supondrá una sobrecarga inesperada para Milly, que ya carga con mucho, y que todos a su alrededor les hagan el vacío tampoco ayudará demasiado...

Y a esto nos lleva la autora, a esa sociedad rural de la época, a las guerrillas existentes entre las distintas corrientes religiosas del momento, a los chismorreos y los comportamientos sociales en pequeñas comunidades donde todos se conocen. Vemos las convenciones sociales, implícitas a veces pero implacables para el que no las siga; la hipocresía y la doble moralidad, los intereses de cada uno, los diferentes estratos sociales y cómo se comportan según su posición... También se deja ver, entre otras, la vida de la mujer como abnegada esposa, con su fin de control doméstico y de crianza de hijos que no paran de llegar. La debilidad que iba provocando en estas mujeres el caer enfermas, sin poder recuperarse del todo, y el alto número de embarazos, sobre todo cuando sus circunstancias económicas y de cargas diarias no eran fáciles; lo que, conjugado con las limitadas condiciones médicas del momento, solía derivar con bastante frecuencia en finales trágicos. De todo esto nos hace un buen retrato la autora junto a diversas reflexiones que reflejan inteligencia y gran conocimiento del comportamiento humano, y nos lo cuenta con cierta chispa que se deja notar. 

En fin, una novelita que he leído muy bien y que me ha presentado a personajes con los que me he apegado, situándome en esa época y en este área rural a la perfección. He disfrutado de la forma de contar de su autora, que seguiré leyendo por descontado. A este relato le siguen otros dos más que fueron publicados conjuntamente como Escenas de la vida clerical en 1858, pero decir que este no te deja a medias, puedes leerlo por separado sin problemas y conocer así los infortunios del reverendo Amos Barton.