LA LEYENDA DEL SANTO BEBEDOR
Título: La leyenda del santo bebedor
Autor: Joseph Roth
Traducción: Alberto Gordo
Idioma original: Alemán
Editorial: Páginas de Espuma
Año publicación/edición: 1939/2024
Páginas: 30
Autor: Joseph Roth
Traducción: Alberto Gordo
Idioma original: Alemán
Editorial: Páginas de Espuma
Año publicación/edición: 1939/2024
Páginas: 30
Sinopsis oficial:
En apenas dos décadas, Joseph Roth (1894-1939), uno de los escritores en lengua alemana más importantes del siglo xx, diseminó su talento en periódicos y revistas, en centenares de artículos, en novelas canónicas como La marcha Radetzky y Job, y en cuentos magistrales como los que presenta esta edición única en castellano. El volumen incluye las diecinueve narraciones que han llegado hasta nosotros del gran escritor austrohúngaro, entre las que hay varias inéditas en castellano y otras tantas clásicas, en una nueva traducción.
De «El alumno aventajado», su primer cuento publicado en 1916, a «La leyenda del santo bebedor», pasando por «El Leviatán», la última parábola de Roth, o «El busto del emperador», su hermoso y melancólico homenaje al imperio perdido. El lector podrá descubrir también cuentos y fragmentos asombrosos, hasta ahora desconocidos, como «Mendel, el aguador», «Carrera» o «La casa rica de enfrente». Y ofrecemos tres piezas de no ficción –una carta y dos artículos– en las que Roth, cosa rara en él, enunció su manera de entender la literatura. Como le dijo a su colega Benno Reifenberg: «Yo dibujo el rostro de la época».
La traducción de Alberto Gordo hace justicia al peculiar ritmo de la prosa de Joseph Roth, que dijo de sí mismo: «Solo sé escribir bien y rápido». De ahí lo afilado de su prosa, a veces telegráfica, siempre precisa, a menudo sin ornamentos, pero capaz del lirismo más puro y conmovedor.
Opinión:
Este libro incluye diversas obras de Joseph Roth, esta reseña solo hace referencia a una de ellas: La leyenda del santo bebedor. Relato en el que el autor nos lleva al Paris de los años treinta y nos presenta a Andreas Kartak, un hombre indigente, harapiento y alcohólico, que mal vive bajo los puentes del Sena. Un día, de forma bastante fortuita, recibe cierta cantidad de dinero de parte de un hombre que, tras una reciente conversión al catolicismo, decide ayudarle un poco. Con ese dinero podría quizás mejorar su situación... De primeras, Andreas siente reparos, no quiere aceptar el dinero sin más. El hombre le indica para su tranquilidad que puede saldar su deuda dejando esa misma cantidad, cuando pueda, a la santa Teresita en la iglesia de Saint-Marie de Batignolles. Andreas, que se considera un hombre honrado y honesto, toma el dinero pero le hace saber a su protector que se lo devolverá a la santa en dicha iglesia al domingo siguiente. Sin duda, esa es su intención, pero de la intención al hecho, ya sabemos, que hay un trecho... Andreas mantendrá siempre su pretensión de cumplir con lo que ha dicho; pero tropieza una y otra vez con diversidad de obstáculos distractores de forma —al parecer— irremediable. Somos partícipes de su disonancia constante, de esa lucha entre ser digno e íntegro y sus problemáticas y debilidades personales.
Se llamaba Andreas. Y vivía de los azares, como tantos bebedores. Hacía mucho que no tenía doscientos francos. Y quizá por eso, porque había pasado tanto tiempo, a la luz miserable de una de las escasas farolas que había bajo el puente, sacó un trocito de papel y un lápiz casi gastado y anotó la dirección de santa Teresita y la cifra de doscientos francos que desde entonces le debía.
Se deja ver cómo, aun contando con intención de mejorar y teniendo "ayudas" que le llegan en más de una ocasión casi como milagros, a nuestro protagonista le cuesta buscar una mejor vida, cumplir con su promesa... Es un texto que te deja reflexionando sobre que a veces, en ciertas situaciones personales desesperadas o extremas, pueden llegar rayos de luz que podrían ayudar a iluminar salidas alternativas para escapar de esas situaciones, pero que, aun con esas, no ser suficientes para el cambio. Incluso la persona afectada puede acostumbrarse a esas ayudas que puede recibir e incluso esperarlas, casi como algo que se les debe... La fuerza de voluntad por cambiar, por mejorar, por llevar una vida mejor, puede consumirse ante los obstáculos y circunstancias personales que arrastran. La intención de vivir (y también de querer morir) con dignidad y de forma honrada están continuamente presentes aquí; así como lo difícil que puede resultar en situaciones desesperadas aferrarse con atención y con voluntad férrea a lo que podría ayudar a dejar atrás la miseria...
Pues a nada se acostumbran tan rápido las personas como a los milagros, cuando estos les han ocurrido una, dos, tres veces. ¡Sí! La naturaleza de las personas hace que incluso se enfaden si no se les da a todas horas aquello que parece haberles prometido un destino veleidoso y pasajero. Así son las personas, ¿qué otra cosa íbamos a esperar de Andreas?
Me ha gustado la narración del autor. Bastante directa, sin extenderse ni detenerse demasiado en detalles. Me ha parecido muy efectivo con lo que transmite. Como digo, me ha hecho reflexionar en pocas páginas y también he de decir que el cierre me ha resultado llamativo, provoca cierto impacto. Esta obra se publicó póstumamente y, teniendo en cuenta los problemas vitales que arrastraba el autor, como su alcoholismo e incluso su forma de morir, parece que se pueden encontrar bastante similitudes entre lo aquí narrado con sus propias vivencias y situación personal.
Comentarios
Publicar un comentario