LA BRUJA DEL OESTE SE HA MUERTO

Título:
La bruja del oeste se ha muerto
Autora: Kaho Nashiki
Traducción: Tana Oshima
Idioma original: Japonés
Editorial: Hermida Editores
Año publicación/edición: 2017/2024
Páginas: 144


Sinopsis oficial:
Mai, la protagonista, tiene 13 años y se enfrenta por primera vez al dolor de no encajar en su entorno y, sobre todo, al dolor de perder a su abuela. Lo que su abuela le enseña durante el verano que pasan juntas en el campo antes de su muerte es un mundo que se desvanece, una vida que se vive despacio y en comunión con la naturaleza y con el propio cuerpo, y la intuición, ese tipo de conocimiento y conexión espiritual entre personas y demás seres vivos que, dice la narradora, se ha perdido en el estilo de vida actual. Mai llama a la abuela «la bruja del oeste» primero porque es diferente: es de Inglaterra, y por lo tanto viene de Occidente, y segundo porque tiene los «poderes» de intuir y de conectar anímicamente con su entorno, con especial énfasis en las plantas. La abuela le enseña a Mai el placer de conocer de dónde vienen las cosas que comemos, la materia prima en su estado natural antes de ser cocinada, y también de dónde venimos como seres humanos y el lugar que ocupamos en el universo. Así la muerte cobra otro sentido, no menos triste, pero sí más natural y lógico: el del cuerpo que completa un ciclo para que se inicie otro. El libro presenta la muerte de forma directa, sin edulcorar, pero ofrece las claves para entenderla y superarla.

Opinión: 
En La bruja del oeste se ha muerto he encontrado una historia donde se tratan temas importantes e intensos sobre la vida con gran sencillez y belleza. Se habla sobre lo espiritual, sobre mirar atentamente a nuestro interior y a lo que nos rodea, conectando con lo natural y con lo que verdaderamente tiene sentido. Un libro cargado de sabiduría, que supura tristeza pero que también resulta luminoso, optimista y reconfortante. Está dentro de la categoría juvenil, y tiene cabida ahí, pero es de esos libros al que el adulto puede acercarse sin miedo porque merece muchísimo la pena y del que seguro sacará también algún aprendizaje. 

Sus palabras se me habían quedado clavadas en el fondo de mi corazón. «Es una niña difícil», «el tipo de niñas a las que les cuesta mucho esfuerzo la vida». Lo peor era que mamá tenía razón.

De camino a casa de la abuela pensé en el verano que había pasado allí dos años antes. Me acordé de aquel lugar que tanto me gustaba. Y me di cuenta de que, en esos dos años, apenas había pensado en él. No entendí por qué lo había olvidado si continuaba siendo tan importante para mí. Un lugar sagrado, como un templo. Me sentí culpable. 

Nos acercamos a la vida de una niña de trece años, Mai, que no soporta ir al colegio, no encaja, está perdida y su entorno le resulta insufrible (la vida se le hace muy cuesta arriba). Debido a esto, pasa un verano en la casa de campo de su abuela; una abuela muy especial a la que llama: la bruja del oeste (si lees el libro, ya sabrás el porqué de este apodo). Este tiempo que vivirá con ella va a suponer un antes y un después en la vida de Mai (aunque su importancia acoja peso más adelante): su abuela es una mujer especial, le enseñará muchas cosas que le permitirán afrontar la vida con mejores herramientas para sobrellevar lo malo y vivir con intensidad y plenitud lo bueno; también para encajar la muerte con menor angustia, viéndola como un proceso inevitable y de liberación. 

Comprendí que en adelante habría momentos de dolor tanto físico como mental, pero que yo los haría parte de mí. Algunos serían serios y me dejarían con las piernas flaqueando, pero ninguna de esas cosas lograría tumbarme, al igual que no habían logrado tumbarme hasta ahora. 
—Cuando algo te ocurra, sea lo que sea, te tienes que decir a ti misma: «Esta herida no es letal, no va a acabar conmigo». Te costará creerlo en el momento, pero en algún lugar de tu cuerpo y de tu mente nacerá un nuevo brote de vitalidad. 

Este libro trata de la conexión con uno mismo —con nuestras capacidades, voluntad y fortalezas—, con el entorno natural y con los demás, con la vida en sí, así como con su final necesario... Te animo a que descubras esta obra, una de las novelas juveniles más populares de Japón y ganadora de diversos premios, por cierto. Pero no te olvides de que, por mucha categoría juvenil que se le aplique, puede acoger también una lectura adulta interesantísima y enriquecedora, contando con esa bellísima sencillez que convierte la experiencia en todo un placer lector. Finalizo con algunas de las citas que más me han gustado y también señalando la bonita y cuidada edición de Hermida Editores (vivo enamorada de la ilustración de la cubierta). 

El significado de la felicidad varía según cada persona. Tú tendrás que ir descubriendo qué significa para ti. 

Afortunadamente, uno puede fortalecer su voluntad poco a poco, aunque haya nacido con poca. Es gradual y lleva tiempo, pero se consigue, al igual que la gente que nace físicamente más débil puede poco a poco ir haciéndose más fuerte. Al principio no percibes el cambio. Luego surge la duda, la pereza, la resignación, la rabia. Pero hay que luchar contra esos sentimientos y continuar adelante sin quejarse. Y cuando crees que nunca vas a conseguir cambiarlo, ocurre algo que te hace descubrir que ya no eres la misma persona que antes. Y sigues esforzándote, manteniendo tu rutina, hasta que un buen día ves que has vuelto a cambiar, y así sucesivamente.

Una bruja debe prestar atención a su intuición, pero no debe dejarse llevar por ella. De lo contrario, se convertirá en una idea fija, incluso en un delirio que terminará por controlarte. Guarda la intuición en un rincón de tu mente. Con el tiempo sabrás si era acertada o no. Y, conforme vayas teniendo más experiencia, sabrás reconocer cuándo la intuición es genuina. 

No tienes que sentirte culpable por haber elegido un lugar cómodo donde asentarte. Ni el cactus puede vivir en el agua ni la flor de loto puede florecer en el aire. ¿Quién culpa al oso polar de querer vivir en el Polo Norte y no en Hawái?

En aquel momento también me di cuenta de que lo «lo real» al que se refería papá no tiene nada que ver con las «historias» que uno se cuenta a uno mismo. Aunque no es bueno confundir las dos cosas, pienso que si un acontecimiento es «real» o no, es algo que le corresponde a cada uno decidir según las circunstancias. 

No es fácil elegir un nuevo camino si no se logra un buen equilibrio entre el esfuerzo y la fortaleza mental. A veces no nos queda otra que continuar avanzando aun sabiendo que no hemos logrado ese equilibrio. El tiempo no se detiene, y en eso es implacable. Hay que seguir avanzando. 

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