EL MAYOR PETTIGREW SE ENAMORA

Título: El mayor Pettigrew se enamora
Autora: Helen Simonson
Traducción: Sonia Tapia Sánchez

Idioma original: Inglés
Editorial: Salamandra. 
Año de publicación/edición: 2010/2014
Páginas: 380

Sinopsis oficial:

La vida transcurre apaciblemente en el idílico pueblecito inglés de Edgecombe St. Mary, cuyos habitantes son defensores de la tradición y las viejas costumbres. Sin embargo, para el mayor Pettigrew, militar retirado, viudo, dotado de un gran sentido del honor -y, a su manera, del humor-, la rutina diaria está a punto de sufrir un vuelco. Cuando recibe la noticia de la súbita muerte de su hermano, Pettigrew halla consuelo en la discreta señora Ali, que regenta la pequeña tienda de ultramarinos del pueblo y con quien el mayor apenas ha intercambiado unas pocas palabras hasta entonces. De ascendencia paquistaní y diez años más joven que él, Ali también ha enviudado recientemente y tiene que hacer frente a las presiones del clan familiar, capitaneado por un arisco sobrino que aspira a quitarle las riendas del  negocio. Ambos son amantes de la vida solitaria, de los poemas de Kipling y de la taza de té perfecta, y se sienten irremediablemente atraídos. Mas esta tímida e incipiente relación no tardará en revolucionar a medio pueblo y amenazará con causar verdaderos estragos.

Opinión:

Hacía tiempo que tenía pendiente esta novela y por fin la he disfrutado. La sinopsis es bastante ilustradora, no me extenderé mucho más: nuestro hombre es un militar retirado y viudo, con un hijo con el que no casa muy bien y que se encuentra algo hundido tras la muerte de su hermano; en esta situación encuentra consuelo en la señora Ali, una mujer de ascendencia pakistaní, también viuda, que trabaja en la tienda de ultramarinos de su pequeño pueblo y entre ellos comienza una relación especial compartiendo, entre otros, el gusto por la literatura. La señora Ali no es del todo aceptada, su cultura y creencias la subrayan en un pueblo aún algo cerrado de mente ante los que consideran diferentes; además tiene que cargar con su familia política y las normas que le intentan imponer.

El mayor Pettigrew se enamora contiene una historia muy "british" y entretenida, con un personaje protagonista muy carismático, que se lee fácil y que se disfruta bastante. El libro está escrito en tercera persona y dividido en 25 capítulos, seguidos de un epílogo. Los personajes me han gustado mucho, reflejando muchos de ellos ciertas personalidades algo prototípicas en cualquier sociedad.

El personaje protagonista sufre una pequeña transformación a lo largo de la novela que me ha encantado, manteniendo su esencia pero abriendo ciertos rincones algo "oscuros" de sí mismo para dejar entrar una luz nueva y terminar de darle forma a su visión de la vida. Lo que podría señalar que hasta cuando se tiene una edad avanzada (que parece que todo se ha aprendido ya) se pueden vivir experiencias y conocer a personas que hagan que se aprecien las cosas de una manera distinta. 

En esta historia se nos habla del amor en la edad madura, y de cómo se puede encontrar a alguien especial tras haber perdido a quien creías que era tu compañero/a de vida sin sentirte mal por ello. Las relaciones familiares se muestran de forma realista, nada idealizadas: relaciones estropeadas, interesadas y las dificultades que pueden darse en las relaciones paterno-filiales se dejan ver. Se centra también en la hipocresía, egoísmo y superficialidad de las personas de altas esferas (y de las que creen que pertenecen a ellas); asimismo, al tener personajes musulmanes, también nos adentra en su religión, en las diversas formas de vivirla (unas más arcaicas, otras más modernas) y en cómo les afecta en su vida.

En definitiva, un libro entretenido, con unos pasajes de humor que divierten, un romanticismo nada empalagoso y con toques de drama e incluso de pequeñas dosis de acción, que hacen que sea una lectura muy amena.

Os dejo con algunas de mis citas preferidas:

• Le sorprendió comprobar que su dolor era más agudo que en los últimos días. Había olvidado que el dolor no remite en línea recta ni describiendo una lenta curva, como en el gráfico de un libro de matemáticas infantil. No. Era casi como si su cuerpo albergara un montón de desechos del jardín, compuesto de pesados terrones de tierra y afiladas espinas que se clavaban cuando menos lo esperaba.
• El mayor estaba muy orgulloso de su pequeña colección, en su mayoría ediciones encuadernadas en cuero adquiridas en sus viajes a Londres en un par de buenas librerías todavía abiertas en Charing Cross Road. 
• Y todo el mundo sabe perfectamente lo que ha pasado, pero nadie vuelve a hablar del tema, y la familia sigue adelante con sus secretos, invisibles pero irritantes, como arena en un zapato.
• -No es un paisaje grandioso, pero yo no me canso de salir al atardecer para ver la puesta de sol. -No creo que los grandes paisajes del mundo sean los más exóticos o espectaculares. Considero que su fuerza reside en la certeza de que no cambian. Cuando los vemos, sabemos que están igual desde hace mil años.
• El mayor se maravilló una vez más de la cantidad de tiempo y energía que la gente estaba dispuesta a malgastar juzgando a los demás.
• Al final, todos vamos descartando y eligiendo normas hasta crear una religión propia, ¿no es así?
• Pues mire, es muy cómodo y muy conveniente, ver el mundo en blanco y negro. [...] Sin embargo, la rigidez filosófica suele ir acompañada de una absoluta carencia de educación o experiencia en el mundo real.
• Yo sé algo de la vergüenza. ¿Quién no la ha sentido? No somos más que criaturas de miras estrechas, que se arrastran por la tierra buscando siempre el provecho propio y cometiendo los mismos errores por los que queremos humillar a nuestros vecinos. Yo creo que nos levantamos todos los días con grandes intenciones, y al atardecer ya hemos fracasado. A veces pienso que Dios creó la oscuridad para no tener que vernos constantemente. 
• Esa espantosa fragilidad del amor -pensó-: que los planes se hagan, se deshagan y vuelvan a rehacerse en las grietas que se abren en el comportamiento racional.