SALLY EN RODESIA
Título: Sally en Rodesia
Autora: Sheila MacDonald
Traducción: Mª Luísa Vilariño Durán
Idioma original: Inglés
Editorial: Ediciones del Viento
Año publicación/edición: 1926/2024
Páginas: 184
Autora: Sheila MacDonald
Traducción: Mª Luísa Vilariño Durán
Idioma original: Inglés
Editorial: Ediciones del Viento
Año publicación/edición: 1926/2024
Páginas: 184
Sinopsis oficial:
Cuando Sally Mackenzie llega a Rodesia en agosto de 1907 para casarse con Toby MacDonald e instalarse en las cercanías de Salisbury, la colonia era todavía muy joven. Hacía poco más de diez años desde que fuera bautizada con el nombre de Cecil Rhodes, el cual, junto al famoso “cazador blanco” Frederick Selous, había establecido el fuerte que dio nombre a la capital apenas en 1890. Y como le ocurriera a Karen Blixen en Kenya unos pocos años después, Sally se quedó prendada de África y se llamó sí misma rodesiana.
Este es un libro encantador, porque su autora lo es. Una mujer alegre, optimista, aventurera y valiente, que, por medio de estas cartas a su madre en Inglaterra, va contando sus historias domésticas en un país nuevo y exótico con un sentido del humor que conquistará de inmediato a los lectores de esta edición, la primera en español desde que la obra fuera publicada por primera vez en Australia en 1926.
Opinión:
Vaya luna, madre querida, gloriosamente clara y reluciente; un cielo brillante salpicado de estrellas, sin viento, tan solo una especie de canción fresca y suave que se cuela entre los árboles. Tengo el presentimiento de que voy a adorar África; hay algo que simplemente me llama y me atrae.
En este libro se exponen las cartas que Sheila MacDonald (Sally) escribió a su madre y amigas durante su estancia en la antigua colonia británica de Rodesia (en el sur de África), lugar en el que Sally se casó con Toby MacDonald y donde vivieron una serie de años. Las cartas abarcan desde el año 1907 hasta 1912. Sally llega a Rodesia cuando la colonia estaba en sus inicios y en sus cartas cuenta las anécdotas que vive (algunas bastante disparatadas), sus impresiones sobre el lugar y los que allí viven (muy alejados en todos los sentidos de Inglaterra y sus costumbres —imaginarás la cara de su madre leyendo en las cartas según qué cosas—). Pero, a pesar de las adversidades, miserias y dificultades que cuenta, estas cartas siempre tienen como hilo común lo mucho que a Sally le llena y le aporta su vida allí; parece no querer cambiarla por nada del mundo, y lo que le resulta positivo y estimulante acoge mayor peso que lo negativo.
Cuando sea una viejecita de las que viven en una residencia en Inglaterra, la palabra Rodesia siempre evocará en mí la visión de hombres bronceados y alegres, en amplias verandas con su trago de sundowner en mano, pipa en boca, jóvenes jardineros acarreando latas de queroseno con agua para regar las sedientas y desmadejadas plantas, el parloteo y la risas de los criados en la cocina al preparar la comida, y un día tras otro la calma y calidez de la noche africana.
Sally destila energía, humor y un carisma que no pasan desapercibidos. Se puede entender que, atendiendo a su procedencia, posición y época, en estas cartas haya cosas que resultan chirriantes para nosotros (la forma, por ejemplo, en la que habla de los nativos, sus sirvientes, etc.; también sobre la caza y las costumbres de allí, cómo ella las ve...). Pero, en relación a esto, hago mías unas palabras del editor de este libro incluidas en la Nota del editor: «Lógicamente este libro de cartas tiene pasajes que a veces resultan chocantes para los ojos del lector del siglo XXI, y que su autora los hubiese escrito en nuestros días de otra manera. Pero también chocará al lector que un ama de casa de aquella época tenga un talante tan liberal». Yo no se lo he tenido demasiado en cuenta por eso mismo, porque tiene también esa singularidad y fortaleza igualmente chirriantes, en principio, para una mujer de su época. Me he dejado llevar más por sus ganas de querer vivir aquella experiencia con toda su energía y determinación, por sus maneras también alejadas de una mujer de su tiempo en algunas facetas y por ese humor tan atrayente que consigue engancharte. Sin duda, podemos valorarla como una mujer que iba a contracorriente; se deja ver, por ejemplo, en cómo acoge y aplica elementos feministas en su día a día, cómo reflexiona sobre la educación de la mujer y la maternidad, o simplemente cómo vive de forma diferente a los "suyos", valorando la libertad y lo positivo de ese mundo tan diferente del que pertenece. La vida en Rodesia, aunque enriquecedora, estimulante y disfrutable en algunos sentidos, también aparece como ruda, arriesgada y muy sufrida. Esta mujer se enamora de Rodesia, de África; de la comunidad en la que vive, de su casa en la colina, de lo que consigue formar allí (aunque no sea demasiado a ojos de otros). Un lugar donde también nacerán sus hijos y los verá crecer y desarrollarse en esa tierra que para ella se hace muy suya.
Pero yo me pregunto, si un padre no puede soportar el llanto de su propio hijo, ¿qué va a hacer cuando su madre quiera descansar y tenga que bañarlo, vestirlo y sacarlo de paseo en el cochecito? A Toby lo estoy educando muy bien, y tú, mujer tradicional y adoradora del género masculino, tienes la culpa. Me imagino tu espanto y aún me acuerdo de tus últimas palabras de advertencia, «Si quieres ser feliz, deja de ser Sally O´Shaughnessey y sé Sally MacDonald». Muy bonito, pero anticuado. Todos tus esfuerzos por educarme como es debido, para que considerase al Hombre como una especie humana superior, al que hay que servir, adular y adorar como si fuera la fuente supresa de conocimiento y sabiduría en el hogar conyugal, han sido totalmente en vano y me he mantenido muy firme con Toby, con espléndidos resultados.
Unas cartas muy amenas donde conocerás la experiencia de esta mujer en esta parte de África que se coló en su corazón. Estos libros de cartas cargadas de anécdotas y de experiencias vitales reales nos permiten desplazarnos a otro tiempo, a vidas curiosas, a sitios desconocidos que se abren ante nuestros ojos casi como si estuviésemos allí. A mí no me dejan indiferente, y menos cuando nos muestran vidas de este tipo que me resultan motivacionales e inspiradoras (tras terminar estas cartas indagué más sobre la vida de Sally, especialmente sobre su vida posterior a este periodo, y tiene su aquel también descubrir qué más cosas vivió). Espero que si le das la oportunidad a esta colección de cartas, también las disfrutes y te parezca interesante acercarte a Rodesia junto con Sally y su tribu.
Puede parecer aburrido, pero me encanta mi vida aquí, la cual encuentro plena y llena de interés.
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