HEIDI

Título: Heidi
Autora: Johanna Spyri

Ilustración: Sonja Wimmer

Traducción: Isabel Hernández
Idioma original: Alemán/alemán suizo
Editorial: Nórdica Libros
Año publicación/edición: 1880/2023
Páginas: 360

Sinopsis oficial:

Heidi nos cuenta la historia de una pequeña huérfana de cinco años a la que su tía Dete tiene que llevar a vivir con su abuelo, un hombre solitario y algo rudo, que vive como un ermitaño en un bonito pueblo, Mayenfeld, de los Alpes suizos. Poco a poco, Heidi se irá ganando el cariño del anciano y de todos los habitantes del valle, entre los que encontrará a Pedro, el joven cabrero del pueblo, su compañero de aventuras. Su vida tranquila y alegre en las montañas se complicará cuando tenga que regresar de nuevo a la ciudad con su tía. En esta nueva edición reunimos los dos tomos que originalmente componen las aventuras de Heidi: Los años de formación y andanzas de Heidi y Heidi pone en práctica todo lo que ha aprendido. Heidi le dio fama internacional a su autora Johanna Spyri, una maestra rural que conocía muy bien el mundo de los niños. Un libro lleno de inocencia, donde se resaltan los valores humanos y el amor hacia la naturaleza.

Opinión: 

Heidi, en esta preciosísima edición que nos trae Nórdica Libros y que incluye los dos tomos que conforman sus aventuras, ha sido de las lecturas más especiales de esta primera mitad del año. Esta historia la tengo totalmente asociada a mi infancia: veía una adaptación en dibujos animados todos los veranos, literal: todos los veranos, la emitían en televisión para amenizar nuestras mañanas veraniegas y ahí que me plantaba delante de la pantalla sin faltar un día. Ha sido un placer regresar ahora desde las páginas, muchos años después, experimentando la historia original (bastante cercana a la adaptación en dibujos que veía, a excepción de alguna que otra diferencia) y descubriendo la pluma de su autora. Las bellísimas ilustraciones con las que cuenta esta edición han acompañado excelentemente la lectura, la he disfrutado mucho.

Heidi es una niña huérfana que vive con su tía Dete, pero esta ya no puede hacerse cargo de ella y toma la decisión de llevarla a vivir con su abuelo a las montañas. Así iniciamos: desplazándonos con tía y sobrina hacia la casa del abuelo que será el nuevo hogar de la pequeña, allí Heidi conocerá los Alpes suizos y se enamorará de ellos. El abuelo tiene mala fama —todos lo consideran rudo, medio salvaje y con muy malas pulgas—, no obstante, a Heidi le cuesta muy poquito caerle bien y se lo gana de seguida. En este nuevo hogar se topa con una naturaleza desconocida, queda extasiada con el entorno que ahora le rodea, con los quehaceres que irá aprendiendo de su abuelo y con la tranquilidad que se respira: una vida muy alejada de la gran ciudad. Allí crecerá libre, fuerte y saludable; pasará con Pedro, el joven cabrero, excelentes días allá en los pastos donde lleva a las cabras para que se alimenten, llenándose con la belleza y la vida de las montañas... Pero un día la tía Dete regresa y con ella trae una novedad: le ha encontrado una casa en Frankfurt a Heidi, donde hará compañía a una niña y recibirá clases junto a ella. El abuelo, aun con dolor y enfado, se despide de su nieta. Lo que encuentra Heidi en Frankfurt es nuevo para ella, muy diferente a la vida natural y de montaña, algo salvaje, con la que ha estado creciendo y a la que ya está acostumbrada... Clara y la señorita Rottermeier, su institutriz, más algunos sirvientes la esperan en la mansión Sesseman, y ellos serán ahora su compañía, así como los numerosos edificios, calles y aceras de Frankfurt. ¿Se verán las montañas desde allí? ¿Qué experiencias vivirá? Descúbrelas, merece la pena. 

Una lectura deliciosa, con unas descripciones y una ambientación muy atrayentes. Los personajes tienen su encanto, incluso los más odiosos como la señorita Rottenmeier, y están bien definidos. Pedro es tremendo, te echarás unas buenas risas con él, y el abuelo y Heidi se quedarán contigo, seguro. El desarrollo de la trama es atrapante y te mantiene expectante, estás pendiente de las vivencias de esta jovencita así como de las de aquellos que forman parte de su vida. Encontramos mensajes y valores muy enriquecedores centrados en la naturaleza, la bondad, la generosidad, la amistad, la ayuda y el apoyo a los demás, la confianza y la superación de obstáculos... Nos muestra el papel de la educación, con su peso dentro del desarrollo de la persona, y nos habla de las diferencias entre el mundo urbano/rural de la época. Muestra con cierto recelo la vida en ciudad, pero tampoco siento que llegue a idealizar el mundo rural: aun pudiendo ser todo un potenciador de salud y de confort, lleno de vida y de naturaleza, con abundancia y riqueza en cierta manera, también cuenta con condiciones adversas en momentos concretos del año, aislamiento y soledad con la que han de lidiar en algunas zonas, así como con pobreza y escasa educación que también subyuga a muchos de sus habitantes que tienen que tirar hacia delante como pueden con déficits esenciales.

Sí que una de las diferencias que he hallado, con respecto a la adaptación en dibujos animados, es la gran carga religiosa que tiene —al menos yo no recuerdo que se centre y se hable tanto de este tema en la serie de dibujos—; soy consciente de la época y de las creencias de la propia autora, aun así, debido a mis gustos y preferencias personales, es algo que me chirría y me echa para atrás cuando lo encuentro en las lecturas (y esto tampoco tiene más importancia que esa: choca conmigo, pero quizás contigo no). Y, ya que estoy, confieso también que la abuelita de Pedro me pone de los nervios; no solo aquí, en la serie me pasaba igual, no la soportaba. Casi peor que Rottenmeier... Lo siento para aquel al que la abuelita de Pedro le encante; a mí me parece cansina con Heidi y totalmente desconsiderada con su propio nieto e hija, que le hacen compañía diaria. ¡Qué pesadita se me hace! Sus exigencias disfrazadas y su victimismo continúo me cuesta soportarlo.  

En definitiva, una lectura para pequeños y grandes, que se lee de forma amena, con sus mensajitos interesantes y que se nos presenta en una edición ilustrada que me ha parecido un lujazo. De esos clásicos infantiles a los que merece la pena acercarse, toda una experiencia conocer la historia de Heidi y el intenso amor que profesa por sus montañas y su gente. 

«Heidi estaba otra vez en los pastos. Iba y venía de un sitio a otro sin saber cuál era el más bonito. Ahora escuchaba el murmullo del viento, como bajaba profundo y misterioso desde las cumbres, cada vez más cerca y más poderoso, ahora salía disparada a los abetos y los movía y los sacudía, y era como si el viento gritara de alegría y Heidi gritaba también y se dejaba llevar de un lado a otro como una hojita».