LA EXPERIENCIA DE LEER

Título:
 La experiencia de leer
Autor: C. S. Lewis
Traducción: Amado Diéguez
Idioma original: Inglés
Editorial: Alba (Colección Trayectos)
Año publicación/edición: 1961/2023
Páginas: 126


Presentación oficial:
Desde su publicación en 1961 este pequeño estudio sobre La experiencia de leer no ha dejado de ser reeditado al punto de convertirse en un clásico. En él propone C. S. Lewis un «experimento» que procede al revés de lo que es habitual en la crítica literaria: «juzgar la literatura por cómo las personas la leen», no de una clasificación entre «buenos» y «malos» libros, sino entre «buenos» y «malos» lectores. Los hábitos de la lectura y los prejuicios asociados a ellos, las distintas maneras de leer y las distintas satisfacciones —ciertas o ilusorias, desinteresadas o egoístas— que cada cual obtiene de la experiencia, son sometidas a un análisis entusiasta y heterodoxo, que consigue exponer con humor, amenidad y brillantez, sin necesidad de caer en el oscurantismo terminológico, la idea primordial de que «con independencia del valor de la literatura, este solo se verifica en el momento y en el lugar en que un buen lector lee». El lector que todo le parece «lento», el que busca «verdades» sobre la vida, o el que lee tan solo para darse un baño de prestigio son algunos de los modelos a los que pasa revista este ensayo, un placer para todo aquel que ame los libros y aún hoy una perspectiva novedosa y singular. 

Opinión: 
Nada más ser consciente de la existencia de este ensayo, La experiencia de leer de C. S. Lewis, que además lo vuelve a traer Alba Editorial en esta nueva edición preciosa, tuve la necesidad de leerlo y menuda lectura ha sido. Lewis nos lleva a un gran análisis sobre cómo leemos las personas, sobre la experiencia de leer en sí misma. En sus palabras: 

En este ensayo propongo un experimento. Normalmente y por tradición, la crítica literaria se dedica a juzgar libros. Su opinión sobre la forma o las formas en que los lectores leen un libro en particular no es más que un corolario de su juicio de ese libro. [...] Lo que a mí me interesa es ver lo que ocurre si invertimos el proceso. Que la división entre lectores y formas de leer sea nuestro punto de partida y la distinción entre libros el corolario.

Normalmente, juzgamos el gusto literario de una persona por los libros que lee. Lo que yo planteaba es si no sería mejor revertir el proceso y juzgar la literatura por cómo las personas la leen. 

Con esta idea en mente desarrolla un ensayo interesantísimo donde analiza y expone cómo leemos y cómo nos relacionamos con la literatura. Pero dicho así, me resulta algo simple, lo que el autor expone y analiza en este ensayo es, bajo mi punto de vista, mucho más amplio y complejo, no es fácil ni siquiera para él definir algunos aspectos principales a tener en cuenta. El lector, o al menos así ha sido en mi caso, necesitará leer de forma atenta y pausada ciertos apartados del texto para empaparse de lo que se cuenta, regresando a las reflexiones que se transmiten para captar la esencia al menos. No diría que sea un texto dificilísimo de leer, o tedioso, nada más lejos de la realidad, pero tampoco es de lectura ligera ni sencilla, es de esos que requieren sentarse y prestar atención, leerlo con calma para disfrutar del análisis.

Como decía, insinuar que este ensayo solo trata la experiencia de leer lo considero quedarse demasiado en la superficie, se tratan multitud de puntos y temáticas interesantes y no solo sobre literatura en sí, también sobre la experiencia con otras artes como la música y la pintura, por ejemplo. Podría decir muchas cosas de este ensayo que me han hecho pensar y confieso que, una vez sopesada la lectura, me resulta especialmente complejo transmitir lo que me ha aportado y lo que creo haber captado de su lectura, pero voy a señalar las que quizás han sido las dos ideas que más huella me han dejado. Una es que podemos vivir cualquier tipo de arte de dos formas «usándolo» o «recibiéndolo», lo primero es fácil, lo segundo no tanto y para alcanzar cierto nivel se requiere además un alto grado de conocimiento y de desarrollo en ese arte concreto que no todos tenemos.

Una obra de arte, de cualquier arte, puede ser objeto o bien de «recepción» o bien de «uso». [...] El uso es inferior a la recepción porque el arte, cuando nos valemos de él en lugar de aceptar lo que nos ofrece, solo facilita, abrillanta o alivia nuestra vida o la hace más llevadera, pero no le añade nada. 

Cuando el arte en cuestión es la literatura, [...] Quien usa la obra quiere valerse de su contenido como pasatiempo en horas de aburrimiento o suplicio, como acertijo, como ayuda para hacer castillos en el aire o, quizá, como excusa para elaborar «filosofías de vida». Quien la recibe quiere reposar en ella al menos temporalmente, la considera un fin. 

La siguiente idea es el desglose de los lectores en lectores no literarios y lectores literarios («la mayoría y la minoría») con una marcada diferencia de actitud a la hora de leer así como a la hora de «usar» o «recibir» la literatura, lo cual analiza a diversos niveles de complejidad y de desarrollo, algo que me ha resultado muy interesante. En mi caso, y según los criterios e ideas que expone, me considero dentro de los lectores literarios, pero una vez en ese saco y durante la segunda criba (como denomina el autor) la cosa se me complica y no diría que estoy a un alto nivel, más bien al contrario; o al menos no al nivel que ha de tener un lector literario de buen gusto al que Lewis parece hacer referencia, o que yo he captado de su análisis. Esto es algo que se analiza mucho a lo largo del texto y que no es nada sencillo de definir ni de medir. Pero algo que sí que me queda bastante claro es que, para estar a esos niveles que se mencionan, para recibir la literatura de forma plena, se requieren unos conocimientos y un desarrollo en literatura muy superiores a los míos.  

La mayoría nunca lee nada dos veces. La señal inequívoca de una persona llamémosla «iletrada» es que cree que un «Ya lo he leído» es un argumento suficiente para no releer. [...] A lo largo de la vida, en cambio, los aficionados a las grandes obras las pueden leer diez, veinte y hasta treinta veces.

Aunque existan algunos lectores asiduos, la mayoría no concede gran valor a la lectura. La considera más bien un último recurso. [...] La gente «letrada», por el contrario, anda siempre en busca de un momento de silencio y de sosiego para leer y poder hacerlo prestando toda su atención. Cuando se le priva aunque no sea más que por unos pocos días de esos momentos de lectura atenta y sin interrupciones, se siente un poco o quizá mucho más pobre.

Los lectores de otro tipo (no literarios) cuando terminan el cuento o la novela que tienen entre manos da la impresión de que no les ha pasado gran cosa, o quizá no les haya pasado nada en absoluto. Como consecuencia natural de su diferente actitud al leer, las personas «literarias» tienen constantemente presente lo que han leído y les deja una huella indeleble, cosa que no sucede con las otras personas. Repiten en silencio frases y párrafos favoritos cuando están solas. Las escenas y los personajes de los libros las abastecen de una especie de iconografía que aprovechan para interpretar o recapitular su propia experiencia vital. Comentan entre ellas sus lecturas a menudo y durante horas.

La mayoría nos acusaría sobre todo no de que nos gustan los libros equivocados, sino de hacer demasiados aspavientos por un simple libro. Para nosotros es ingrediente principal de nuestra salud y bienestar una cosa que para ellos es como mucho marginal. Por esta razón decir que, simplemente, a la mayoría le gusta una cosa y a nosotros otra es pasar por alto el meollo de la cuestión. 

También me parece muy interesante un apartado donde habla sobre la crítica valorativa, y plantea lo siguiente: «idealmente, debemos primero recibirla (la obra) y luego valorarla. De otro modo, no tendríamos nada que valorar», y destaca que el valorar una obra mientras se está leyendo impide recibirla de forma plena: «nos perdemos por tanto ese silencio interior, ese vaciarse de uno mismo gracias al cual hacemos sitio para la recepción total de la obra. Y el fracaso se agrava si, además, mientras leemos no olvidamos la obligación de expresar un juicio [...]. Y tanta actividad nos impide recibir». Así como la poca conveniencia de pedir a niños y niñas que realicen este tipo de ejercicio, indicando que «dudo mucho de que la crítica sea un ejercicio apropiado para niños y niñas. [...] Para una buena lectura solo hay una condición necesaria: "hacerse a un lado". No ayudamos a los más pequeños a lograrlo obligándoles a expresar una opinión». 

Me resultó también de gran interés cierta reflexión que hace sobre el disfrute de leer a los grandes críticos, pero desde una perspectiva diferente a la que quizás de primera se piensa: «Leer a Brunetière no me hace disfrutar más con Montaigne; es haber leído previamente a Montaigne lo que me permite disfrutar con Brunetiére»; «No es verdad que necesitemos a los críticos para disfrutar de los autores. Es al contrario: necesitamos a los autores para disfrutar de los críticos»; «Es natural y está plenamente justificado que nos guste especialmente oír lo que un intelecto de primera fila tiene que decir de una obra maestra. Por eso leemos a los grandes críticos con interés (aunque muchas veces no estemos de acuerdo con lo que dicen). Como lectura son muy buenos; como ayuda a las lecturas de los demás, creo que están sobrevalorados».

Podría destacar mil y un párrafos de este libro, la verdad es que lo tengo prácticamente subrayado al completo, y no engaño... Hay apartados que me han interesado más que otros, por supuesto, y también hay algunos a los que les he dado más de una vuelta y en los que me he detenido mucho más, pero en general es un ensayo que contiene muchas ideas y todas son para detenerse en ellas y darles su tiempo, es una lectura muy enriquecedora. Un libro que dejo bien a mano, ya que para mí es de los de relectura obligatoria cada cierto tiempo, y lo bueno es que invita a regresar a él.

En resumen, un texto que rebosa inteligencia y que ayuda a ver esto de leer, así como la experiencia con cualquier otro tipo de arte, de una forma distinta y más completa. ¡Te animo totalmente a que te lances a leerlo! No creo que te decepcione, podrás captar todas las ideas o no, o incluso podrás estar de acuerdo o no con lo que en él se comparte y analiza, pero sin duda, la esencia tratada queda y ofrece toda una experiencia lectora inolvidable. Cierro esta entrada con mis citas preferidas:

Este, hasta donde yo puedo comprender, es el valor específico de la buena literatura considerada como logos: acogernos en experiencias distintas de la nuestra. No todas esas experiencias, como sucede con las nuestras, tienen el mismo valor. Digamos que algunas nos «interesan» más que otras. [...] Nos pueden parecer muy normales o muy anormales; pueden ser hermosas, terribles, sobrecogedoras, emocionantes, patéticas, cómicas o meramente graciosas. En la literatura caben todas. Quienes hemos leído con interés toda la vida apenas nos damos cuenta de la enorme extensión de nuestro ser que debemos a los escritores. [...]

Mis ojos no me bastan, quiero ver por los ojos de los demás. La realidad, aun vista a través de muchos ojos, tampoco basta. Quiero ver la que otros han inventado. [...] La experiencia de la literatura sana de la herida de la individualidad sin minar sus privilegios. [...] al leer gran literatura me transformo en un millar de hombres y aun así sigo siendo quien soy. 


Otras citas:

La asociación entre fantasía e infancia, la idea de que los niños son los lectores indicados para esos libros o de que la lectura de ellos es propia de niños, es moderna y local. La mayoría de las mejores obras fantásticas y los grandes cuentos de hadas no están en absoluto dirigidos a niños, sino a todo el mundo. 

Estamos tan ocupados actuando sobre la obra que apenas le damos la oportunidad a la obra de actuar sobre nosotros. Y así lo que cada vez más encontramos en ella es solo a nosotros mismos. 

Cuanto más se refina y perfecciona un instrumento para una función en particular, menos intérpretes tienen habilidad u ocasión para tocarlo. Somos muchos los que sabemos utilizar un cuchillo, muy pocos los que saben utilizar un bisturí. El bisturí es mejor para operar, pero no es bueno para nada más. La poesía se confina cada día más a lo que solo la poesía puede hacer, pero resulta que no es eso lo que mucha gente quiere que haga. Y, por supuesto, tampoco podría entenderla aunque quisiera. La poesía moderna es demasiado difícil para la mayoría. De nada sirve quejarse: una poesía tan pura tiene que ser difícil. Ahora bien, tampoco los poetas pueden quejarse si nadie los lee. 

Si su opinión se basa en las ideas actualmente dominantes, ¿por cuánto tiempo cree usted que seguirán siendo dominantes? [...] los derrocamientos y las restauraciones se suceden en literatura casi con periodicidad mensual. Y es mira, no se puede uno fiar, nunca son permanentes. 

Un libro nos puede parecer malo solo después de leerlo como si pudiera ser bueno. Hay que vaciar la mente y abrirse a la lectura. No hay obra de la que no se puedan sacar defectos; ninguna puede triunfar sin la buena voluntad previa del lector.

Para decidir que un libro es malo no basta con descubrir que no nos induce a una respuesta precisamente positiva, porque podría ser nuestra culpa. Cuando decimos que un libro es malo no estamos diciendo que pueda inducir a una mala lectura, sino que no puede inducir a una buena. Y esta proposición negativa no puede ser verificada con total certeza. [...] es posible que a otros ese libro les dé lo que a mí no consigue darme. 

Acercarte a la literatura bien armado y cargado de suspicacias puede impedir que te estafe un mal autor, pero también te puedes volver ciego y sordo a los tímidos y esquivos méritos de uno bueno, sobre todo si no está de moda. 

Comentarios

  1. Me encantan este tipo de libros. Lo buscaré. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí me ha resultado muy interesante de leer, a todos los lectores les ha de resultar como mínimo atrayente... Creo que podría gustarte también, pero eso, es para dedicarle un tiempecito atento y quizás no todas las ideas que transmite te resulten del mismo interés o, como digo, quizás no con todas casarás, pero igualmente da para reflexionar y pensar sobre ellas.
      Un besote, Esther.

      Eliminar
  2. Pues no lo he leído nunca y me has picado el gusanillo, sobre todo por el planteamiento inicial que nos comentas de juzgar la literatura por cómo la leen los lectores. Me han gustado mucho las citas que has escogido, pues todas desembocan en reflexiones que a los lectores nos tocan de cerca, en especial, estoy muy de acuerdo con la de leer ensayos literarios sobre un autor: si has leído a ese autor, te hace disfrutar muchísimo más sobre el ensayo o la crítica literaria. Magnífica reseña, por cierto. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mónica.
      Sí sí, es de esos libros que llaman siempre la atención de los lectores, porque trata y analiza temáticas que están muy presentes en nosotros y nos hace reflexionar con nuestras propias vivencias, dándonos además perspectivas e ideas que quizás nunca hemos pensado y que resultan muy interesantes. Es de estos libros a los que merece darle su hueco, sentarse y de forma atenta leerlo y pensar en lo que nos cuenta... Muy interesante ese apartado de los críticos y el disfrute de las críticas cuando se conoce la obra o el autor a los que hacen mención, sí. :) Tiene apartados muy interesantes, el de la fantasía y la poesía también están muy bien, así como uno que trata el tema del realismo... En fin, todas temáticas atractivas para darle una vueltecita.
      Un besote.

      Eliminar
  3. Hola María, pues la verdad es que ahora mismo no tengo muchas ganas de ponerme con un libro reflexivo. Yo soy de releer, eso es verdad, pero tampoco creo que me afecte la opinión de Lewis sobre cómo soy como lectora, jeje...
    Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Nitocris.
      jajajaja Me has hecho mucha gracia con "no creo que me afecte la opinión de Lewis sobre cómo soy como lectora", xD. Sí, claro, entiendo que... este hombre nos podrá decir su visión sobre estos temas, su perspectiva estudiada y muy sopesada con un análisis nada banal tampoco, muy bien llevado y eso, pero igualmente, eso no ha de llevar a "afectarnos" de mala manera... A mí al menos no me ha afectado a mal, con algunas cosas he estado menos de acuerdo, pero simplemente me ha aportado unas reflexiones interesantes y una perspectiva curiosa en la valoración de estos asuntos que trata. Me ha parecido inteligente, como comento. Pero eso, que cada cual, al leer este tipo de libros, ha de quedarse y ha de tomárselo como lo que son, sin más afectación que esa.
      Entiendo también que no a todos, ni en todo momento, les apetece libros de este tipo...
      Un besazo.

      Eliminar
  4. Parece un libro muy interesante, gracias por el descubrimiento.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Espe.
      A mí me lo ha resultado, una visión y perspectivas interesantes sobre temas e ideas de gran interés para los lectores :)
      Gracias a ti por pasarte por aquí,
      un saludito.

      Eliminar
  5. Hola, lectora empedernida, solo con llamarte así me has hecho un guiño. Como decía el cantautor Juan Bautista Humet: "abrir un libro es abrir las alas sobre las cosas que nunca acabas de poseer". Cierto, al menos para mí. Por recomendación de un amigo, estaba buscando otro de este autor y el título también me hizo un guiño porque, entre mis oficios, está la lectura. Magnífica tu reseña, todavía no lo he leído aunque lo tengo pedido pero, si mucho era mi interés ahora lo es mucho más. No soy el lector sabueso que busca la trama, que puede ser, soy uno que busca entre las líneas ese regalo que nos hace el autor; de ahí que relea para encontrarlo otra vez y a veces sorprenderme por haber subrayado algo que ahora no tiene contenido y al contrario, no haberlo hecho en la página siguiente.
    Confieso muy orgullosa que en esto de la lectura me perfecciono porque cada vez leo más lento, paladeo más y estoy totalmente de acuerdo, el crítico de Los ensayos solo añadirá a Montaigne algo después, no antes, aunque es verdad que también soy más puntillosa y, en total sintonía con Borges sigo su consejo "si un libro te aburre, déjalo, no es un libro para ti"; otro que decía ser un lector que un escritor. Claro que en su caso resulta que ese genio además era modesto. En fin, perfecta tu reseña, mil gracias, te quedo muy agradecida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Silvia.
      Todo un placer leerte. Espero que cuando te pongas con esta lectura, te resulte tanto o más interesante que a mí. Es un ensayo bastante enriquecedor, espero que lo disfrutes (por todo lo que compartes en tu comentario, presiento que te gustará mucho).
      De lo que señalas, destaco especialmente una experiencia que compartes de tus relecturas. Me ha pasado exactamente eso que dices (a mi también me gusta bastante releer), y eso de: regresar a una historia, ver anotaciones o párrafos subrayados que ya no me dicen tanto, y percatarme que antes o después del mismo hay algo interesante que pasé por alto y que ahora me dice muchísimo... Es estupendo releer, un riesgo a veces (hay historias que nos gustaron muchísimo, que tras una relectura pierden su encanto), pero en la mayoría de relecturas que hago suelo disfrutar mucho más de la obra que la primera vez, o las anteriores veces.
      También estoy de acuerdo con Borges, si un libro me aburre, a otro... Suelo ser muy selectiva con lo que leo, lo que tengo pendiente no está en pendientes por casualidad, está pensado. Siempre hay hueco para lecturas que de repente se me ponen delante y les veo algo muy muy interesante, pero en general, como suelo seleccionar, suelo acertar bastante; pero si no se da ese caso y el libro no me está diciendo nada, no dudo en abandonar, algunos los dejo para otro momento (porque considere que realmente me pueden decir algo, aunque no sea su momento ahora) y otros directamente los descarto.
      En fin, el mundo lector es muy interesante... Como lectores vamos creciendo a medida que vamos haciendo el camino, y cuando ya se va teniendo cierto bagaje, la lectura se hace necesaria casi como el respirar...
      Un saludo y gracias a ti por pasarte por aquí, me alegra que la reseña te haya gustado.

      Eliminar

Publicar un comentario