INDIGNO DE SER HUMANO

Título: Indigno de ser humano
Autor: Osamu Dazai
Traducción: Montse Watkins
Idioma original: Japonés
Editorial: Sajalín Editores
Año de publicación/edición: 1948/2021
Páginas: 124

Sinopsis oficial:

Publicada poco después de la Segunda Guerra Mundial, Indigno de ser humano es una de las novelas más célebres de la literatura japonesa contemporánea. Su polémico y brillante autor, Osamu Dazai, incorporó numerosos episodios de su turbulenta vida a los tres cuadernos que conforman esta novela y que narran, en primera persona y de forma descarnada, el progresivo declive como ser humano de Yozo, joven estudiante de provincias que lleva una vida disoluta en Tokio. Repudiado por su familia tras un intento de suicidio e incapaz de vivir en armonía con sus hipócritas semejantes, Yozo malvive como dibujante de historietas y subsiste gracias a la ayuda de mujeres que se enamoran de él pese a su alcoholismo y adicción a la morfina. Sin embargo, tras el despiadado retrato que Yozo hace de su vida, Dazai cambia repentinamente de punto de vista y nos muestra una faceta muy distinta del trágico protagonista de esta perturbadora historia. 

Opinión:  

En esta obra, dividida en tres cuadernos, Yozo nos narra sus experiencias vitales y somos partícipes de su peculiar forma de ver a los humanos, a la sociedad... Su peculiar forma de ser, que poco a poco lo lleva a un declive del que le cuesta salir.

Mi vida ha estado llena de vergüenza. La verdad es que no tengo la más remota idea de lo que es vivir como un ser humano.

Desde su tierna infancia, Yozo tiene miedo a la gente, a la sociedad y a sus dinámicas de interacción. Diferente a todos intenta adaptarse como mejor puede, que es colocándose una máscara y haciendo lo que él llama "bufonadas". Cae bien, es querido por muchos, las mujeres se enamoran de él, incluso sin tener muchos motivos de peso para ello... Yozo pasa su vida realizando una representación y con el inmenso temor, constante, de ser descubierto en su teatro, en su ficción. Lo vemos en diversos momentos vitales acompañado por unas u otras personas, pero sobre todo por mujeres que lo mantienen. También influirá mucho en él un amigo, Masao Horiki, que alienta su vida disoluta, su entrada al mundo de vicios varios, forjándose poco a poco su alcoholismo y el despilfarro como forma de soportar la vida. 

Me ha resultado una lectura muy interesante, escrita en primera persona el autor nos lleva al interior de este personaje que no deja indiferente, compartiéndonos de primera mano sus experiencias, algunas trágicas e impactantes, y llevándonos al Tokio del momento. Una historia muy interesante a la par que incómoda, no es agradable ni disfrutable como tal. No esperes eso. Es adentrarte en la vida de alguien que no está hecho para este mundo, que está en continua vía de escape (con ayuda del alcohol, mujeres, abuso de consumo de morfina, la idea de la muerte siempre rondando sus pensamientos). Es conocer a alguien que lleva desde su infancia intentando no ahogarse, pero que cuanto más hace, más se hunde... e incluso llega un momento que lo único que desea es poder ahogarse. 

Esta historia nos permite conocer la perspectiva de un hombre inadaptado, con un miedo atroz a la sociedad y a los que la conforman, y que ante este sufrimiento continuo y profundo va sumando experiencias cada vez más míseras y deleznables, que lo avergüenzan como ser humano. Este personaje tiene un foco que le permite ser consciente de aquello que otros no ven, y que lo lleva a ser como es. Realiza reflexiones sobre la sociedad y la forma de comportarnos que, aun siendo bastante pesimistas o negativas, no dejan en parte de ser muy realistas y es una de las cosas que más destaco de esta lectura, así como lo diferente que me ha resultado. He conectado mucho con ella en ese sentido.

Las personas se engañan unas a otras del modo más natural y, sorprendentemente, sin resultar lastimadas. Parecen no darse ni cuenta de la superchería. Creo que su vida está llena de ejemplos nítidos, puros y claros de desconfianza. No obstante, a nadie parece preocuparle este intercambio de falsedades. [..] Me cuesta entender que el ser humano viva o quiera vivir con pureza, claridad y felicidad en medio de toda esta mentira mutua. Nunca me han explicado la razón de esta habilidad. Si lo hicieran, quizás me librarían del terror que siento por ellos o de mis representaciones desesperadas.

En ocasiones puede hacerse difícil entender las actuaciones de Yozo —una figura muy cercana al autor, ya que es una obra muy autobiográfica; tras la lectura he leído sobre la vida del mismo y sí que hay muchísimas vivencias e ideas aquí narradas que se relacionan con su realidad de alguna u otra forma—, pero si se tiene en cuenta que en la base siempre está el miedo, se empatiza a la perfección con él. El miedo al otro, al individuo y a la sociedad conformada por todos. Una sociedad repleta de dobleces, hipocresías, crueldad, violencia; una sociedad llena de formas de interacción aparentemente sencillas pero muy complejas, incoherentes y poco racionales, que para algunos son el día a día mientras que para nuestro protagonista son todo un tormento.

En el fondo del corazón no había perdido ni un ápice de miedo al aplomo y la violencia de los humanos; mas, aunque sin dejar de sentir ese miedo y ese sufrimiento, en la superficie me había acostumbrado poco a poco a saludar mirando a la cara... ¡No! ¡Esto no es cierto! No podía hablar con alguien sin mostrar con dolorosas sonrisas la bufonería de mi derrota.

Una historia que remueve, con una estructura y un estilo narrativo que nos pega a las páginas desde el inicio hasta el final, y que nos lleva a la vida de este hombre que se considera indigno de ser humano. Recomiendo leer sobre la vida del autor, el cual acabó suicidándose arrojándose a un canal del río Tama en Tokio en 1948, tampoco deja nada indiferente su biografía y ayuda a captar más profundamente el significado de esta lectura. 

La sociedad. Para entonces hasta yo estaba empezando a tener una ligera idea de qué se trataba. O sea, una lucha entre individuos. Y una lucha en que el ganarla lo supone todo. El ser humano no obedece a nadie. [...] Los seres humanos no pueden relacionarse más allá de la rivalidad entre ganar y perder. A pesar de que colocan a sus esfuerzos etiquetas con nombres grandilocuentes, al final su objetivo es exclusivamente individual y, una vez logrado, de nuevo solo queda el individuo. Y el océano no es la sociedad sino los individuos que la forman.