EL VIENTO EN LOS SAUCES

Título:
 El viento en los sauces
Autor: Kenneth Grahame
Ilustración: Sherpard y Rackham
Traducción: Juan Antonio Santos
Idioma original: Inglés  
Editorial: Valdemar (El Club Diógenes)
Año publicación/edición: 1908/2008
Páginas: 315

Sinopsis oficial:
Kenneth Grahame (1859-1932) perdió a su madre cuando solo tenía cinco años, y su padre, incapaz de hacerse cargo de sus cuatro hijos, los envió a vivir con su abuela a una gran casa en el campo, «The Mount», en el pueblo de Cookham Dene, Berkshire. El recuerdo de aquella casa inspiró a Grahame El viento en los sauces, de cuya aparición, en plena Edad Dorada de la literatura infantil inglesa, se cumplen ahora cien años. Recibida al principio con tibieza, la obra llevaba, cuarenta años después, más de cien ediciones publicadas: se había convertido en un clásico popular. El río donde viven Topo, Ratón, Tejón, Sapo, las nutrias y los demás habitantes de este «nuncajamás» es una Arcadia tranquila, fuera del espacio y el tiempo. Más allá, el Bosque Salvaje, peligroso pero bello y nada ajeno a los habitantes de la Orilla del Río y, aún más lejos, el Ancho Mundo, al que es mejor no asomarse. Grahame nos cuenta, con gracia y gran lirismo, las idas y vueltas de Topo, Ratón y Tejón, las locuras de Sapo y los avatares aventureros pero cotidianos que todos ellos corren. La presente edición cuenta con las ilustraciones de dos clásicos del género infantil y juvenil: Ernest H. Shepard y Arthur Rackham.
 
Opinión: 
El viento en los sauces es de esos clásicos infantiles que tenía en pendiente desde hace muchísimo tiempo y una entrada de Esther, administradora del blog Con vistas al horizonte —blog que recomiendo mucho, por cierto—, me lo trajo a la mente y me animé de inmediato a coger el título de la estantería y quitarle el polvo, hacía demasiado tiempo que esperaba mirándome con mala cara. Ha sido una lectura agradable, he disfrutado de las vivencias y aventuras de unos animales, unos animales muy humanos, que nos llevan a su día a día, a sus hogares (dándose mucha importancia a esto del hogar propio), a sus quehaceres y, especialmente, a sus relaciones de amistad y lealtad. 

Se nos presenta a Topo, un topo que de repente decide tomarse unas vacaciones, salir de su hoyo y explorar lo que hay ahí fuera. Afincándose junto a un ratón de agua conocerá a los que habitan la Orilla del Río, así como todo lo que la rodea: el peligroso Bosque Salvaje y lo que hay más allá... Se relacionará con otros animalitos que no lo dejarán indiferente: Ratón, ese ratón de agua que se convertirá en su guía del mundo fuera de su guarida y en un compañero muy especial; a Tejón, alguien al que relacionarse con los demás no le agrada en demasía pero que siempre está cuando sus amigos así lo requieren, aportando su sabiduría y templanza; y a Sapo, todo impulsividad y vanidad, variable en gustos y obsesiones a extremos insospechados, despilfarrador y golfillo, que escucha poco a sus amigos. Nutrias y demás harán su aparición, hasta dioses de la naturaleza. Armiños y comadrejas se lo pondrán algo complicado y Topo, Ratón, Sapo y Tejón tendrán que armarse contra ellos. El Sapo es un liante, sus amigos tendrán que estar pendientes de él y ayudarle a que no se meta en demasiados líos, siendo tarea difícil esa, y sobre todo, estarán ahí para apoyarle cuando más lo necesite (aunque no se lo merezca del todo). 

Todo parecía demasiado bueno para ser verdad. El Topo corría afanosamente de acá para allá por las praderas, a lo largo de los setos, a través de los bosquecillos, encontrando por doquier pájaros que anidaban, flores en capullo, hojitas que acababan de brotar: todo feliz y atareado, creciendo y pujando. 

Aquel día fue solo el primero de muchos parecidos para el liberado topo, cada uno de ellos más largo e interesante a medida que el verano avanzaba y entraba en sazón. Aprendió a nadar y a remar, y descubrió el gozo del agua corriente, y acercando el oído a los tallos de los juncos alcanzó a oír algo, a veces, de lo que el viento susurraba constantemente entre ellos. 

La naturaleza está muy bien descrita, vemos el paso de las estaciones y las distintas vivencias de estos animales según las mismas. El hogar, el sentirse en casa y la importancia de esto está muy presente, también el confort de la cotidianidad y de lo conocido, el disfrute de lo simple y sencillo. Muy visibles la amistad y la lealtad a los amigos, la ayuda y la preocupación por los mismos. Es una obra que se lee bien, agradable, amena y con cierto ritmo que hace que te mantengas; sí que en algunas partes me ha parecido más adulta que infantil, pensaba que los más peques se perderían en la trama tal y como está contada quizás. Considerada más bien una historia infantil es algo que me ha sorprendido, el autor la creó para contarla a sus hijos, luego se sentó con ella para darle forma y publicarla; no es el primero, sabemos de muchas historias que nacieron así, pero pensaba que iba a ser más infantil de lo que me ha resultado. Lo cual no tiene nada de malo tampoco, simplemente lo comento porque me ha llamado la atención en ese aspecto.

En general no ha estado mal la lectura, pero tampoco puedo decir que me haya encantado. Aun sin llegar a decepcionarme, sí que esperaba un poquito más de ella... Pensaba que me iba a marcar más, que me iba a dejar más huellita, que iba a encontrar en ella un encanto especial que no he hallado del todo. No obstante, es una historia que me ha merecido la pena leer y te animo a que le des la oportunidad, todo un clásico de lectura agradable que no hay que dejar de lado. No olvidaré a estos animalillos humanizados en su mundo natural y hogareño, ni tampoco a sus diferentes caracteres, peripecias y relaciones de amistad.

Veía claramente lo simple y ramplón, incluso estrecho, que era todo, pero también, con la misma claridad, lo mucho que significaba para él, y el valor inapreciable de tener un anclaje así en la vida. En modo alguno quería abandonar su nueva existencia [...] el mundo exterior era demasiado fuerte, su llamada seguía llegándole allí abajo, y sabía que debía volver a aquel escenario más amplio. Pero era bueno pensar que tenía aquel lugar para regresar, aquel lugar que era todo suyo, aquellas cosas que estaban tan contentas de volverle a ver y con las que siempre podría contar para que le diesen la misma sencilla bienvenida. 

Comentarios

  1. Hola. Típico clásico del que mucha gente incluso autores te hablan pero que nunca me llamó demasiado la atención. Me recuerda a unos muñecos que tengo, los Sylvanian families, que son animalitos un poco antropomorfos.
    No suelo leer libros infantiles salvo que sean de los imprescindibles como Heidi o Tom Sawyer. Aquí parece que falta algo, que está bien pero no deja la huella que debería.
    Besos

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    1. Hola, Norah.
      Sé a qué muñecos te refieres, jeje, es cierto.
      Y sí, es todo un clásico de estos muy muy queridos. Yo, a diferencia tuya, sí que tenía ganas de leerlo, bastantes. Simplemente se me quedó ahí algo olvidado en la estantería; pero, aunque no me haya entusiasmado como comento, sí me ha merecido la pena acercarme a él. Si a ti no te llama demasiado, pues nada, a otros... que hay muchos, ¿verdad? jeje. De todas formas, quién sabe, lo mismo un día te pones con él y te gusta más de lo esperado.
      Por cierto, a Heidi le tengo muchas ganas. En mi caso, suelo disfrutar mucho de los libros infantiles así clásicos, e incluso no clásicos, hace poco leí uno actual que me chifló (Tania Val de Lumbre).
      Un besazo.

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  2. Gracias por la mención. Bueno, no siempre tenemos que coincidir en todo, pero me alegro que te lo hayas leído. Un abrazo

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    1. Hola, Esther.
      Ya veo que blogger anda algo irritante últimamente...
      ¡Me alegro mucho de haberlo leído! y me encanta mencionarte, primero, porque tu blog es estupendo, y segundo, porque me diste el empujón que necesitaba para ponerme con este pendiente que llevaba un tiempo esperándome. Y oye, aunque no me haya entusiasmado, sí que me ha merecido mucho la pena acercarme a él, eh? Me ha gustado, solo que esperaba que fuese algo más especial para mí... Esto, sí que es cierto, es muy subjetivo y ya es difícil coincidir al completo. Pero sin duda, me alegro de haberlo leído :)
      Un besote.

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