LA EDAD DE LA INOCENCIA

Título: La edad de la inocencia

Autora: Edith Wharton    

Traducción: Carmen Criado

Idioma original: Inglés    

Editorial: Alianza Editorial   

Año publicación/edición: 1920/2019 

Páginas: 397

Sinopsis oficial: 

Pertenecientes al exclusivo y tradicional patriarcado de la Nueva York del último tercio del siglo XIX, anclado a sus rígidas convenciones y hábitos sociales, Newland Archer, joven y brillante abogado, y su novia May Welland, joven gris y perfectamente educada, se prometen teniendo en el horizonte la perspectiva de formar un matrimonio acorde con las expectativas y cánones propios de su entorno. Sin embargo, la inesperada irrupción en este escenario de la prima de May, Ellen Olenska —una mujer de treinta años atractiva, independiente y escasamente convencional, un soplo de aire fresco—, procedente de Europa huyendo de su matrimonio con un desaprensivo conde polaco, introducirá un factor de inestabilidad en la pareja y en la sociedad a la que pertenecen.

Opinión: 

Regreso a Wharton con su obra más conocida La edad de la inocencia. Buenísima novela en la que la autora retrata estupendamente la alta sociedad neoyorquina del siglo XIX, con esos juegos sociales de apariencia y de estrictas leyes invisibles pero patentes. Los distintos componentes de ese mundo juegan con las reglas pactadas y aquel que se salga de ellas es llevado de nuevo al redil y si no, es desterrado, existiendo una jerarquía bien presente.

Newland Archer, nuestro protagonista, es seguidor de estas convenciones sociales impuestas por su entorno. Hijo de buena familia, abogado, se promete con May Welland, joven educada, bella y difuminada a la perfección en esa sociedad de la que proceden. Pero llega a sus vidas una mujer, Ellen Olenska, prima de May que regresa de Europa tras romper con su marido —un conde polaco— por razones oscuras y algo turbias. Esta mujer le revuelve la vida a Archer y provoca en él una transformación, le da una perspectiva de su realidad que hace que la valore con otros ojos, viendo como superficial y absurdo aquello que antes era primordial e importante para él. Pero esa sociedad a la que pertenece, esas personas que los rodean, no son meros figurantes, están ahí, ejercen su poder, forman parte de sus vidas y de sus decisiones. 

En un presentimiento estremecedor vio que su matrimonio se convertía en lo que eran la mayoría de los que veía en torno a él: una aburrida asociación de intereses materiales y sociales que mantenían unida la ignorancia por una parte y la hipocresía por la otra. 

 

Por primera vez se dio cuenta de lo elementales que habían sido siempre sus propios principios. [...] y de pronto recordó que había habido un tiempo en el que él también había juzgado importantes esas cuestiones. Las cosas que habían llenado sus días le parecían ahora una infantil parodia de la vida.

Una novela que he leído muy bien y que me ha mantenido interesada en la trama y en sus personajes. Ciertos pasajes me han encantado, destaco una cena en la que todo se vuelve transparente en la cabeza de Archer, ve aquello que lo asfixia a la perfección y me pareció espectacular ese momento. La autora muestra de manera muy definida a los personajes, cada cual ejerciendo su función social y llevando a cabo el papel que ha de representar; y a las distintas familias, cada una con su diferente influencia y poder. Lo que se esconde tras las apariencias y tras ciertas conductas —aunque puedan parecer amables o benévolas— así como aquello que no se dice en voz alta pero sí con silencios, miradas, sonrisa educada o cambio de tema es lo verdaderamente importante.

 

Lo cierto era que vivían en una especie de mundo jeroglífico en que no se hablaba de las cosas reales, ni se actuaba de acuerdo con ellas, y ni si quiera se pensaban; solamente se representaban por medio de un conjunto de signos arbitrarios. 

 

Me ha gustado mucho el cómo se deja ver todos estos tejemanejes de la alta sociedad, su hipocresía, su cinismo, su crueldad y sus conveniencias. Incluso lo triste de no ser ni si quiera consciente de estar atrapado en ese modo de vida donde todos, y especialmente las mujeres, se comportan como se espera que lo hagan sin más análisis de por medio. También se aprecian las diferencias entre las convenciones sociales neoyorquinas y las europeas de la época, y cómo estas normas sociales van modificándose con el paso de las generaciones, quedando obsoletas y dando paso a otras menos exigentes. Señalo que su final me ha resultado algo desconcertante, por esperar algo distinto, pero igualmente puedo entenderlo y considerarlo acorde a la historia.  

 

Recomiendo su lectura, especialmente a aquellos que disfruten de este tipo de novelas centradas en las altas clases del siglo XIX, en sus enredos sociales, superficialidad y doble moral. Tras finalizarla vi su adaptación cinematográfica de 1993 y me ha parecido muy fiel, quitando algunas diferencias pequeñas y ausencia de algún personaje. 

Él  no quería que May poseyera esa clase de inocencia, la inocencia que cierra la mente a la imaginación y el corazón a la experiencia.