EL CONDE DE MONTECRISTO
Título: El conde de Montecristo
Autor: Alexandre Dumas
Traducción: Mª Pilar Ruíz Ortega
Idioma original: Francés
Editorial: Akal
Año publicación/edición: 1844-45/2024
Páginas: 1447
Autor: Alexandre Dumas
Traducción: Mª Pilar Ruíz Ortega
Idioma original: Francés
Editorial: Akal
Año publicación/edición: 1844-45/2024
Páginas: 1447
Sinopsis oficial:
El conde de Montecristo (1844) es, en principio, la historia de una venganza. Edmond Dantès es un joven marino que, en el día de su compromiso con la bella Mercedes, es víctima de un complot y encarcelado en el castillo de If, de donde no deberá salir jamás. Gracias al abate Faria, a quien conoce en la prisión, adquiere una educación y averigua la existencia de un maravilloso tesoro escondido en la isla de Montecristo. Fingiendo su muerte, logra escapar de la fortaleza y se enrola con unos piratas en busca de una fabulosa fortuna. Su siguiente objetivo, convertido ya en un rico y poderoso noble, será llevar a cabo la más despiadada venganza nunca imaginada. Se trata de una sólida novela de aventuras, con una rica y compleja trama y multitud de personajes, a través de los que Dumas se adentra en las pasiones más profundas del ser humano, en su codicia y en sus ansias de poder, pero en la que también se habla de amor, lealtad y justicia.
Opinión:
Entonces su pecho pareció desgarrarse en un largo sollozo. Las lágrimas que le hinchaban el pecho brotaron como dos ríos, se precipitó pegando la frente al suelo y rezó durante un largo rato, repasando en su mente toda su vida pasada, y preguntándose a sí mismo qué crimen había cometido en esa vida, tan joven aún, que mereciera tan cruel castigo.
Inicié este libro pensando que sería de esas lecturas especiales que me harían vivir una experiencia lectora emocionante e inolvidable. ¿Cómo no llevar expectativas altas con esta obra? Ya me he quitado la espinita de leer este clásico y puedo decir que ha cumplido, y con creces, lo que esperaba. Tampoco descubro nada si digo que esta obra es estupenda en muchísimos sentidos. Me ha tenido tan tan absorbida que las casi mil quinientas páginas se me han hecho cortas. Llegué al final intentando alargarlo más, para seguir teniendo mi cita con El conde de Montecristo. Sabía que al terminarlo iba a notar ese vacío que suele sentirse cuando lees algo que te tiene tan atrapada en sus personajes, en su universo, y así fue. Es difícil condensar aquí todo lo que me gustaría señalar de este libro, voy a intentar compartir un poco mi experiencia con él. Sí que adelanto que el final me dejó un poco patidifusa (algo que no esperaba), pero de eso hablaré al cerrar la reseña y siempre avisándote de cuándo voy a dar detalles que quizás no quieras conocer con antelación a su lectura.
A no ser que los malos pensamientos vengan de una naturaleza retorcida, la naturaleza humana aborrece el crimen. Sin embargo, la civilización nos ha creado necesidades, vicios, apetitos facticios que a veces influyen para ahogar en nosotros los buenos instintos y nos conducen al mal. De ahí esta máxima: ¡si quieres descubrir al culpable, busca primero a quien pudiera beneficiarse del crimen!
Francia, principios del siglo XIX. Conocemos a Edmond Dantès, joven marinero con un futuro prometedor —se prevé que será capitán dentro de poco— y que además va a comprometerse con la bella Mercedes, mujer a la que ama con locura. La vida parece sonreírle y eso es algo que no sienta muy bien a algunos que desean lo que él posee. A estas figuras les vendría de perlas que Edmond desapareciese del mapa y crean una conspiración contra el joven sin que este se la vea venir. Dantès será detenido en la noche de su compromiso, sin saber por qué, y acabará encarcelado en el castillo de If. Veremos a este hombre atravesar el infierno durante años encerrado en una celda en soledad. No obstante, gracias a un abate que conocerá en prisión, y a un tesoro escondido en la isla de Montecristo, regresará de las tinieblas como un hombre distinto cuyo único objetivo será llevar a cabo la gran venganza que su cuerpo y corazón le piden a gritos.
«¡adiós bondad, humanidad, agradecimiento!... ¡Adiós a todos los sentimientos que ensanchan el corazón!... he sustituido la Providencia para recompensar a los buenos... ¡que el Dios de la venganza me ceda su puesto para castigar a los malos!».
¡Qué librazo! Para mí ha sido todo un viaje emocionante, vibrante, de un ritmo colosal. Unos personajes principales estupendos que dudo que pueda olvidar. El conde de Montecristo me tenía totalmente enganchada a su persona, a sus actos, a sus pasos estratégicos, al alcance de sus objetivos; y no solo a eso, sino a todo lo que fue antes y después de su experiencia encarcelado, a su mundo interior en sus diferentes momentos vitales. Un personaje muy rico en matices y muy atrayente para el lector, excelentemente construido y desarrollado. En los villanos también encontramos figuras bastante interesantes, destaco la de Villefort y me quedo con sus complejos puntos grises. El autor lleva muy bien la variedad de personajes e hila estupendamente las tramas y subtramas que se van conformando con los mismos. La ambientación también es estupenda, te sientes ahí donde el autor te lleva resultando muy inmersiva. Destaco especialmente toda la parte de prisión y la relación que establece Edmond con el abate Faria —y todo lo que esta le aporta, siendo clave en la posterior identidad del conde de Montecristo—. Es emocionante cuando vas viendo y notando ya el arranque de la venganza, esos diálogos incisivos e ingeniosos que el conde tiene con todos aquellos de su pasado por los que va yendo poco a poco, dando paso a su impulso imparable de impartir justicia... Un clásico al que hay que ir sin miedo, y si te echa para atrás su densidad o si piensas que es difícil de seguir, ¡olvídate de eso! Cierto es que ha de leerse manteniendo una constancia en la lectura, por la cantidad de información que aporta y que se va ampliando a lo largo de muchísima páginas. Pero obviando su extensión, cuenta con una narración totalmente asequible, atrapante y enganchante. A mí, en ese sentido, me ha fascinado, tiene una fluidez de lectura muy buena.
También con esta historia viajamos en el tiempo al contexto histórico del momento: con los cambios de gobierno, políticos, sociales y demás que se dan en la Francia de los años en los que se ambienta la obra, así como también nos desplazamos a diversas zonas de Italia. Me gusta cómo lleva el autor a los distintos escenarios. Pero, sin duda, esta obra trata de la complejidad humana, de nuestras luces y sombras; de la bondad y la maldad; de las ansias de poder y riqueza, y de la ambición que corrompe; de la traición y la lealtad; de la necesidad de venganza (eje central), pero también de redención y perdón... Del amor y la multitud de motivaciones que pueden estar detrás de nuestros actos. También de cómo nos vemos y cómo nos ven los demás, de nuestras máscaras y nuestra propia identidad cambiante. ¡Hay tanto en estas páginas! Es lo que tienen los grandes clásicos: se pueden mirar desde diversas capas de profundidad, sacar de ellos según qué cosas en función también de los ojos del lector. Cada uno se queda con lo que en ellos ve, algo que incluso puede ir modificándose con relecturas posteriores. Es una lectura para vivirla y para disfrutarla.
Es cierto que hay una parte, que muchos llaman como la parte de Italia/Roma —se centra en vidas de bandoleros romanos, acontecimientos en el carnaval, etc.— que puede resultar algo chocante. Chocante en el sentido de que estás muy metida en la historia con la que se inicia, en las vivencias de Edmond, y de repente te ves con personajes nuevos y en escenarios nuevos, lo que puede provocarte un choque desagradable y afectar a tu interés, e incluso al ritmo de la novela. Pero, personalmente, también disfruté de estas partes que, aunque se alargue quizás en exceso con ciertos personajes o temas con los que tampoco era necesario extenderse tanto, sí que le veo sentido que sea así ya que luego todo acoge significado, y realmente nuestro protagonista sí que suele mantenerse de una forma u otra con nosotros.
En resumen, una experiencia lectora inolvidable, de esas a las que sé que en algún momento regresaré y volveré a disfrutar. Te animo a que le des la oportunidad si eres del gusto de clásicos extensos pero accesibles en su lectura y muy atrapantes. ¡Qué maravilla contar con obras de este calibre que nos permitan lecturas tan gratificantes!
Ya lo hemos dicho, el conde, sea por prestigio falso, sea por prestigio natural, atraía la atención allí donde se presentaba; no era su frac negro, irreprochable, es cierto, en el corte, pero sencillo y sin condecoraciones; no era su chaleco blanco sin ningún bordado; no era su pantalón encajando un pie de la forma más delicada lo que atraía su atención: era su tez mate, sus cabellos negros ondulados, era su rostro tranquilo y puro, era su mirada profunda y melancólica, era, en fin, su boca dibujada con una finura maravillosa y que tomaba con tanta facilidad la expresión del más alto desdén, lo que hacía que todos los ojos se fijaran en él.
Ahora voy a hablar sobre lo que hice referencia al iniciar la reseña, sobre las sensaciones que me dejaron la parte final de la obra. El cierre tiene algunos aspectos que me suscitaron cierto desconcierto, no esperando que algunos hechos ocurriesen tal y como ocurren. No sigas leyendo si no quieres saber nada relacionado con el final.
Simplemente esperaba que en los últimos pasos de la venganza —donde ya desvela su verdadera identidad con cada uno— nuestro conde iba a tener algo más de diálogo o momentos álgidos con los villanos, con aquellos por los que ha hecho todo lo que ha hecho. Claro que tienen su espacio final, pero para mí no ha sido el suficiente: me hubiese gustado presenciar algo más entre ese conde revelando quién es, y que está detrás de todo, y los instigadores de su venganza en el momento de sus caídas finales. Estas se me hicieron algo rápidas, muy bien urdidas y efectivas, sí, pero la explosión final se me quedo algo corta. Mientras tanto, en esa parte ya de cierre, veo que acogen más protagonismo otros que, aunque teniendo su relevancia, creo que se llevan demasiada al final —por ejemplo, el tema Morrel/Valentine puede justificarse por esa necesidad del conde de hacer algún bien, de redimirse un poco con ellos después de sentirse algo hundido ante el coste que está teniendo en él su venganza; pero, aun con esas, la historia de estos dos jóvenes se alarga para mi gusto demasiado, casi cerrando con ellos más que con otra cosa—. Creo que el final pierde un poco de fuelle en comparación con el desarrollo general de la obra.
Y lo que me dejó totalmente a cuadros es que el conde acepte quedarse con Haydeé (que en mi cabeza siempre fue una jovencita criada por él desde niña, algo así como una hija, cosa que él también menciona —por mucho que sepamos que ella está totalmente enamorada de su salvador, pero ¿cómo no estarlo teniendo en cuenta su vida?—). Entonces, me dejó bastante de piedra que la acepte como algo más que esa relación paterno/filial, y que su final sea yéndose junto a ella para vivir la vida juntos... Ciertamente me dejó en un estado de perplejidad, algo desagradable, que no esperaba. Entendía que el amor entre él y Mercedes estaba roto. Veinticuatro años no pasan en balde, y menos después de todo lo que había pasado, sumándose la situación de Mercedes totalmente destrozada en esa parte final — otra verdadera victima de todo lo ocurrido—. Me parece realista eso de: no pueden estar juntos como si nada, ambos se encuentran en momentos y situación vital muy distintos. Por eso, que se quedaran juntos no lo valoré del todo, pensé que quizás podrían quedar cercanos, vivir en Marsella a lo mejor, sanar sus heridas juntos aunque separados... Quién sabe, con el tiempo quizás podría retomarse ese amor de juventud tan intenso, que ahora se siente perdido. También barajé otros finales, como que cada cual quedase a lo suyo, incluso. Él recorriendo mundo en su mar y con su fortuna... Pero en ninguno de esos finales que imaginé estaba el conde eligiendo a Haydeé como mujer. Además, también me había hecho a la idea de que ella pudiese acabar junto a Albert, el hijo de Mercedes, por la cercanía de edad, por la fascinación que sintió este al conocerla y también podría así quedar ejemplificado que los hijos no han de cargar con el pasado de sus padres, su amor podría elevarse por encima del pasado de ambas familias. Qué batacazo me di... Pero bueno, es lo que hay, y puede que a otros lectores les parezca el cierre perfecto.
Estos últimos apuntes solo son mis impresiones sobre la trama. No tienen más importancia que la de una opinión personal más. La tuya podría ser similar o totalmente distinta, todas igualmente válidas...
Me hubiera gustado que Edmond y Mercedes terminasen juntos, pero creo que ambos fueron víctimas por la malas jugadas que sufrieron. Había sido un amor fuerte y verdadero y él tenia que haber entendido su situación, pero Dumas prefirió castigarla. Dantés se centra demasiado en su venganza y la lleva hasta el final, hasta con Mercedes.
ResponderEliminarSi no has visto la última película te recomiendo que lo hagas. Está muy bien hecha y refleja muy bien lo importante de la novela. Un momento que me encantó y que creo no se refleja en la novela, es el encuentro final de Mercedes y Edmond. Se les ve enamorados hasta las trancas, las miradas no engañaban y aún así, el decide marcharse.
Una excelente reseña.
Saludos.
Creo que tenía catorce o quince años cuando leí El conde de Montecristo por primera vez. Me resultó absolutamente fascinante. Recuerdo haber disfrutado con la novela como solo se disfruta de las cosas en la adolescencia, con toda el alma (sea esta lo que sea). la volví a leer muchos años después y, aunque la entendí e interpreté mejor ya la disfruté de una forma más... racional. Espero ver pronto la película que se ha hecho recientemente. hasta ahora, todas las que he visto me han decepcionado.
ResponderEliminarUn beso.
Es un clásico al que le tengo muchas ganas, creo que el que más me gustaría leer, pero para eso quisiera tenerlo en físico, así que voy a esperar a encontrar alguna buena edición (y que el precio no me haga perder la cabeza). Después de leer tu reseña creo que subió al podio de lecturas pendientes. He visto la película, así que conozco la historia, pero estoy segura de que la lectura será mucho mejor.
ResponderEliminarAbrazo grande.