AZAR

Título: Azar
Autor: Joseph Conrad
Traducción: Denise Despeyroux y María Teresa Ortega
Idioma original: Inglés
Editorial: Montesinos
Año de publicación/edición: 1913/2007
Páginas: 393

Sinopsis oficial:

Azar es una de las cuatro novelas de Joseph Conrad en que aparece su famoso personaje Marlow. Las otras tres son El corazón de las tinieblas, Lord Jim y Juventud. De todas ellas, la que conoció mayor éxito en la vida de Conrad fue Azar. Sin duda ese éxito, tanto en crítica como de ventas, le debe mucho a la protagonista de la novela, Flora de Barral, cuya peripecia vital le sirve de pretexto a Conrad para indagar en los misterios más insondables del alma humana. 

La joven Flora vive atrapada por una serie de hechos a los que inicialmente es ajena, pero que acaban por atar su vida a dos personas, su padre y su esposo, con quienes mantiene una relación de renuncia y sometimiento. Su padre había sido un famoso financiero que había visto cómo su posición y fortuna se desmoronaban a causa de sus delirantes inversiones. Ahora, su hija era ya su única posesión. La ilimitada generosidad de alma de su marido asfixia a Flora, partida entre las exigencias de su padre y las renuncias debidas a su esposo. 

A pesar de este angustiado planteamiento, Azar es una novela con final más o menos feliz. Quizá es la única novela de Conrad de la que pueda señalarse eso. Y, como no podía ser menos en una obra del gran escritor polaco, está el mar. Un mar que es escape y refugio, un lugar en el que los seres humanos pueden hallar cobijo y esconder su pasado. Aunque, como Conrad se encarga de demostrar, nadie puede escapar de sí mismo. Ni si quiera en alta mar. 

Opinión:  

Esta es la tercera obra que leo del autor, la primera fue El corazón de las tinieblas y luego leí La línea de sombra, y he de decir que de las tres Azar es la que más me ha gustado. La pluma de Conrad me atrapa muy bien y en esta ocasión, aunque al principio me costó un pelín entrar, una vez que seguí leyendo y me vi de repente metida hasta el cuello en la historia que se me estaba contando (y que de primeras no esperaba tal que así) no podía parar de leer. 

Todo inicia con la reunión de tres marineros en una posada: uno de ellos es Charles Powell, otro es Marlow y otro es el narrador, cuyo capitán es Marlow y que será prácticamente un oyente, como nosotros los lectores. Powell y Marlow recién se conocen y el primero cuenta la anécdota de cómo embarcó de joven en su primera travesía como oficial —prácticamente por azar— en el barco Ferndale, bajo el mando del capitán Anthony, el cual llevaba también a bordo a su esposa. Marlow queda gratamente sorprendido por lo que Powell cuenta, no por la anécdota en sí ni tampoco por lo poco común que resulta el que un capitán lleve a su esposa a bordo, sino porque él conoce de cerca la historia de la esposa de este capitán. El narrador pregunta y escucha atentamente lo que su capitán Marlow le cuenta al respecto. Así conocemos a Flora de Barral. Marlow habla de cómo conoció a esa joven gracias a su cercanía al matrimonio Fyne, con los que compartía algunas vacaciones en el campo. Narra el primer encuentro, sumamente singular, en el que se conocieron y cuánto atrajo su atención la situación de la joven de ojos azules como el mar. Pero no solo eso, de esta joven, de Flora de Barral, conoceremos poco a poco todo: hija de un financiero muy exitoso que acabó preso y huérfana de madre, arrastra una vida difícil de duros cambios y son los Fyne los que en principio le dan cierto apoyo. También nos acercaremos al matrimonio Fyne, especialmente a la señora Fyne y a su procedencia: hija de padre poeta y hermana del capitán Anthony. Poquito a poco Marlow nos va compartiendo todo cuanto sabe y su amistad con el recién conocido Charles Powell le permitirá seguir al tanto y conocer el destino de esta joven, Flora de Barral, de su padre, el gran De Barral venido a menos, y del magnánimo capitán Anthony. 

El autor nos sumerge de lleno en estos personajes y en la historia que conforman juntos a través de la narración de Marlow; nos desglosa su interior, su psicología, nos acerca a ellos y crea en Flora un personaje que atrapa al lector, de forma similar a como el mar atrapa a los marineros. El mar está muy presente, algo que no es extraño en este autor. Es disfrutable para mí encontrar este simbolismo y el cómo relaciona el mar con la vida, esa vida de mar tan distinta a la de tierra; también se deja ver que aquellos que viven en él son diferentes a los que viven sobre suelo firme. El azar juega un enorme papel en esta novela, alrededor de él Conrad crea toda la trama y me ha encantado la importancia que le da (acertadísimo el título).

Y si me preguntas cómo y por qué razón tendré que responderte que porque sí, ¡por azar! Por simple casualidad, que es como ocurren todas las cosas, ya sean afortunadas o desgraciadas, terribles o tiernas, importantes o nimias; e incluso cosas que no son nada de eso, cosas de carácter tan completamente neutro que uno se preguntaría por qué suceden si no supiera que también ellas llevan en su propia insignificancia la semilla de ulteriores azares incalculables. 

Novela llena de reflexiones. No es una novela ligera, ni rápida, ni de acción brutal, donde ocurren cosas tras cosas, no, es una novela para leer con calma pero sin pausa. Una novela de esas descubridoras, donde lentamente vamos accediendo a más información, vamos atando cabos y entendiendo la situación problema, la realidad de la protagonista. Es una lectura densita, pero no diría que sea compleja de leer. Tiene una estructura un tanto especial, es Marlow el que transmite casi toda la información y hay saltos en el tiempo, nos lleva a diferentes escondrijos de la historia en función de cómo él se fue enterando de la misma: partes en las que él mismo estuvo presente en el escenario que nos narra y otras en las que no fue partícipe, pero que conoce a través de lo que ha hablado con otros personajes. A mí personalmente me ha resultado muy atrapante el formato, al comenzar cada capítulo se nos indica a grandes rasgos de qué se nos va a hablar y así, poco a poco, vamos conociendo cada vez más todo lo que rodea a Flora de Barral y a las figuras influyentes en su situación. Nos vamos sumergiendo en las aguas de la realidad de esta joven, conocemos los distintos acontecimientos que han sido determinantes en su vida y así se hace con el protagonismo total. Porque, sin duda, en este libro la protagonista es Flora, y así quiso que fuese el autor, algo que dejó indicado en la Nota del autor en 1920: «puedo aventurarme a decir que es Flora de Barral la verdadera responsable de esta novela, que relata, en realidad, la historia de su vida». Aun así, el capitán Anthony es de esas figuras que también marcan durante la lectura y que se queda en la memoria.

¡Y de verás cree que ahora puedo hacerme a la mar durante un año o más, hasta llegar a algún lugar al otro lado del mundo, dejándola atrás! Desaparecería usted... o lo poco que queda de usted. Algún viento fuerte se la llevaría. No tiene nada que la sostenga en la tierra. Bueno, pues confíese a mí... al mar... que es tan profundo como sus ojos.   

En fin, una novela donde el autor nos presenta la realidad de una joven asfixiada, sometida a una vida que le hace caminar constantemente por el filo del precipicio... y que en cierto momento se acoge a la magnanimidad de un hombre y a su mar para poder sobrevivir. Esa magnanimidad también la oprimirá y tendrá que lidiar con ella, pero el azar siempre está ahí actuando y en ciertos momentos permite seguir adelante de una u otra manera, y también, ¿por qué no?, encontrar la amabilidad, la ayuda y la felicidad dentro de un valle de espinas y amargura.

Pero ahora que el inesperado azar la había hecho tropezarse con un hombre había encontrado otra forma de escapar del mundo, de aquel mundo que se abría ante ella... un mundo sin honor, ni pan, ni cobijo.