HORIZONTES PERDIDOS

Título:
 Horizontes perdidos
Autor: James Hilton
Ilustración: Jordi Vila Delclós
Traducción: Patricia Antón
Idioma original: Inglés
Editorial: Trotalibros Editorial
Año publicación/edición: 1933/2023
Páginas: 264


Sinopsis oficial:
Un levantamiento en Baskul obliga a un grupo de tres residentes británicos y uno estadounidense a huir de la India, pero su avión es secuestrado por el piloto, que se desvía del rumbo previsto y aterriza en una zona ignota de los confines del Tíbet. Los pasajeros, desconcertados, son conducidos al valle de Shangri-La, un maravilloso remanso de paz y belleza. ¿Son prisioneros o invitados? ¿Qué esconde este misterioso lugar que no aparece en ningún mapa? ¿Por qué han ido a parar ahí?

Publicado en 1933 y llevado al cine por Frank Capra, Horizontes perdidos es un clásico imprescindible de las historias de aventuras y el origen de uno de los lugares más fascinantes de la literatura.

Opinión: 
En Horizontes perdidos nos acercamos a la experiencia de cuatro personajes: tres británicos (Hugh Conway, Charles Mallison y Roberta Brinklow) y un estadounidense, Henry D. Barnard, que tras una revuelta en Baskul fueron evacuados en un avión con rumbo a Peshawar (así como tantos otros residentes blancos). Sin embargo, el avión que llevaba a estos pasajeros no llegó nunca a su destino; el gobierno británico no dio demasiados detalles de este acontecimiento inusual, solo señaló que una de sus aeronaves había desaparecido indicando los nombres de los que viajaban en ella, a los que desde entonces se daban por muertos... Pero nosotros conoceremos lo que ocurrió, sabremos lo que les sucedió a estos cuatro pasajeros —y especialmente se nos acerca a Conway— que fueron conducidos a un lugar desconocido y muy especial situado en el Tibet, el monasterio de Shangri-La. Durante la estancia en este monasterio tibetano le surgirán multitud de interrogantes, sintiéndose invitados a la par que presos, siendo conscientes de los muchos misterios que esconde este sitio. En Shangri-La topan con una forma de vida distinta, con prácticas especiales y con personajes que no les dejarán indiferentes; un lugar atrapante y hechizante donde el tiempo parece ir a otro ritmo, una experiencia que causará una fuerte impresión en nuestros protagonistas sin acoger para todos el mismo significado...

Pero con independencia de lo que su pasado pudiera aportarle, estaba descubriendo la felicidad en el presente. Cuando se sentaba a leer en la biblioteca, o a tocar a Mozart en la sala de música, a menudo sentía cómo lo invadía una profunda emoción espiritual, como si Shangri-La fuera en verdad una esencia viva, extraída de la magia de los siglos y preservada contra el tiempo y la muerte como un milagro. 

Esta novela ha sido una experiencia estupenda, toda una historia de aventuras. Desde el inicio me tuvo enganchada a las páginas, manteniéndose muy bien, a mi parecer, el suspense y también el ritmo a lo largo de la novela. Destaco el final, que me pareció idóneo; lo considero un cierre estupendo donde se resolvieron algunas dudas que me estaban surgiendo que si no hubiesen sido resueltas —en mi opinión, sí que quedan más que explicadas con cierto hecho que se menciona—, me hubiese quedado quizás insatisfecha, y no ha sido así afortunadamente. Menciono que en algunos aspectos me ha recordado un poco a 20.000 leguas de viaje submarino de Verne, especialmente por el aura de misterio en el que se introducen estos personajes al llegar a ese monasterio de Shangri-La, en eso de sentirse como invitados pero a la vez cautivos, un lugar donde hay muchos secretos e interrogantes, con personas líderes muy atrayentes y al mismo tiempo enigmáticas (como la figura de un chino que es el que les guía la mayor parte del tiempo en este lugar, o la del Gran Lama, personaje que se acercará más a unos que a otros); viniéndose a mi cabeza, como decía, el gran Nemo y su Nautilus y la experiencia tan inesperada y sorprendente que viven los personajes protagonistas de la famosa novela de Verne. Por supuesto, salvando todas las diferencias entre ambas historias y personajes, más bien hago referencia al disfrute que sentí con esos aspectos de la historia de Verne que también lo he sentido con esta al hallar esos parecidos entre ambas... Volviendo a Horizontes perdidos, en esta novela se nos presenta un lugar hermoso inolvidable, conocido por muy pocos, ese monasterio tibetano con todo tipo de comodidades y lleno de enigmas apasionantes y desconcertantes, y el valle de la Luna Azul que queda a sus pies, con un funcionamiento social y de gobierno muy distinto a lo conocido... ¡Interesante es decir poco!

Y es que hablamos de aventuras, sí. Pero, ¡ojo!, en este libro no solo encontramos viajes, acción y aventuras, hay lugar, y mucho, para cuestiones filosóficas y de peso, reflexiones sobre la pertinencia de llevar una vida pacifista, equilibrada y tranquila, de ser una sociedad deseable rodeada de paz. Me ha parecido sumamente interesante cómo se expone la moderación como forma de vida, una especie de búsqueda del equilibrio donde ni los excesos ni los déficits tienen cabida: la moderación en todo, también en la actividad (¡tener y darse tiempo!), la inteligencia asociada asimismo con la «tibieza» de carácter, opiniones comedidas y equilibradas... (siempre esa moderación-equilibrio en todo). También se dejan ver las diferencias culturales entre ingleses/estadounidenses, reflejadas en los personajes centrales. Se ahonda asimismo en temas religiosos, diversas religiones y cómo cada uno ve sus propias creencias con respecto a las de los demás. 

En el caso de Conway, a veces se había tenido la oscura sospecha de que en verdad era tan imperturbable como parecía, y que no le importaba un comino lo que ocurriera. Pero como pasaba con la pereza, esa era también una interpretación errónea. Lo que la mayoría de observadores no percibían era algo mucho más simple: la pasión que Conway sentía por la tranquilidad, la contemplación y la soledad. 

Todos los personajes centrales tienen algo que decir y que reflejar, pero me quedo con Conway, porque, además de ser al que más nos acercamos, me parece que es un personaje de esos peculiares y muy bien construido. Me resulta algo así como una especie de antihéroe oculto, escondido: un antihéroe interno, ya que solo él sabe que realmente es así... No siente ni quiere ser realmente el héroe que todos ven en él: mientras que para el resto él es "Conway el Magnífico", todo un héroe de su tiempo, alguien con capacidades excelentes, maestría y buen hacer, que resuelve todo como ha de resolverse —todos esperando siempre su buena respuesta y actuación perfecta—; él en su fuero interno lo que le gustaría es precisamente no tener que hacer nada de lo que se espera de él, no hacer más de lo justo y necesario, aunque cuando le toca actuar, actúa y lo hace como mejor puede, pero no porque ambicione ser ese héroe que todos dicen que es, ni porque tenga demasiado interés o ambición en conseguir nada. Me ha parecido un personaje muy llamativo por ello.

Nadie era más capaz que él de trabajar duro cuando había que hacerlo, y pocos sabían cargar mejor con las responsabilidades; y, aún así, lo cierto era que no lo apasionaba la actividad ni disfrutaba en absoluto de la responsabilidad. [...] siempre estaba dispuesto a dejarle paso a cualquier otra persona capaz de rendir tan bien como él o mejor. 

En fin, una novela estupenda a nivel general, llena de aventura y también con mucho contenido interesante, así como un escenario y ambientación muy disfrutables que se quedan en la cabeza del lector (recordar que la edición cuenta con las ilustraciones de Jordi Vila Declós muy acordes con el carácter de la historia y que hacen la experiencia más disfrutable si cabe). Sé que hay una adaptación cinematográfica de 1937 dirigida por Frank Capra, aún no la he visto y ahora me apetece mucho su visionado; pero confieso que me fliparía que hubiese una adaptación actual, con efectos especiales actuales, para ver cómo representarían a Shangri-La, sin duda un lugar literario de esos únicos y fascinantes. 

Comentarios

  1. Hola María, no había visto esta reseña tuya, cómo se me ha podido pasar. Tengo este libro esperándome no sé cuándo me pondré con él, pero le tengo ganas. Me ha resultado curioso que lo relaciones con 20.000 leguas de viaje submarino, que la tengo en francés en el kindle. Le tengo un poco de miedo por eso de leerla en francés y que sea tan filosófica que no me entere,jeje... Pero también caerá.
    Un besazo

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    Respuestas
    1. Ufff, en francés, jaja pues supongo que dependerá de cómo lo controles, a mí la novela de Verne me pareció superentretenida y amena, pero cierto es que tenía así partes más densas y descriptivas que, a ver, leídas en español, se me hicieron interesantes jaja, pero en francés ya no sabría yo decirte. Aunque estaría muy guay poder leerlo en su idioma original...
      En cuanto al libro de esta reseña, a ver qué te parece a ti, a mí me gustó mucho como ves. He visto otras reseñas menos entusiastas que la mía, pero creo que igualmente merece la pena sí o sñi acercarse a ella (ya sabes que esto también es cuestión de gustos).
      UN abrazo

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