ESTUDIO EN ESCARLATA

Título: Estudio en Escarlata 

Autor: Arthur Conan Doyle  

Traducción: Juan Antonio Molina Foix

Idioma original: Inglés            

Editorial: Valdemar  

Año publicación/edición: 1887/2000

Páginas: 222

Presentación oficial:

Ningún personaje literario ha llegado nunca a ser tan real para sus lectores, ni ha suscitado entre ellos tal pasión por indagar hasta los más nimios detalles de su personalidad, como Sherlock Holmes, "el primer detective consultor de todos los tiempos". El doctor Watson, su inseparable amigo, admirador, y sobre todo cronista de sus hazañas (o único evangelista del Canon), nos lo presenta en sus aventuras tal y como él mismo lo conoció, a través de una demostración de sus sorprendentes e implacables poderes deductivos y forenses, como una compleja personalidad consistente en una singular combinación de asceta, científico, gentleman, políglota, árbitro de la moral, y a ratos agente de la ley. Doyle publicó a lo largo de su vida 60 relatos (4 largos y 56 cortos: el canon sherlockiano) protagonizados por su detective modélico, que fueron apareciendo inicialmente en revistas como Strand Magazine. Con este primer volumen, Estudio en Escarlata —un relato inspirado en un suceso real: la misteriosa desaparición del panadero alemán Urban N. Stranger en Londres—, Valdemar presenta la colección Sherlock Holmes El Canon.

 

Opinión:    

Este es el segundo libro que he elegido para el #RetoVictorianSpirit en su premisa de Libro de misterio. He aprovechado este reto para tener mi primer contacto con Arthur Conan Doyle y con su mítica creación: Sherlock Holmes. Qué mejor que iniciar por la primera novela del Canon Sherlockiano que no es otra que Estudio en Escarlata. En esta obra se produce el primer encuentro entre el doctor Watson y Sherlock Holmes y, precisamente, que sea la primera aparición de ambos personajes y su primer contacto mutuo, es lo que más destaco de ella.

 

Todo comienza cuando el doctor Watson, médico cirujano del ejército, acude a Londres con un permiso de nueve meses para recuperarse de ciertas secuelas sufridas en la guerra. Buscando un piso de alquiler, y gracias a un amigo en común, llega hasta Sherlock Holmes, que también desea compartir piso: ambos se instalan en el 221B de Baker Street. Al doctor Watson las capacidades deductivas de Sherlock lo dejan perplejo desde el principio y cada vez siente más interés en él, mucho más cuando los funcionarios de Scotland Yard lo llaman para que les ayude a resolver el caso de un asesinato (ya que el señor Holmes es, en sus propias palabras: un detective privado a quien se puede consultar, [...] En Londres tenemos muchos detectives gubernamentales y otros tantos privados. Cuando estos se extravían, vienen a mí y yo me las arreglo para ponerlos en el buen camino, con la ayuda de mi conocimiento de la historia del crimen). Sherlock invita a Watson a acompañarlo y este nos comparte todo lo que va sucediendo, el avance de la investigación y las actuaciones y ciertas excentricidades que observa en Sherlock Holmes, quedando en multitud de ocasiones sin llegar a entender lo que pasa por la cabeza de su compañero.

Creo que en este tipo de libros hablar de la trama o dar ciertos detalles no es conveniente. Es mejor entrar en la historia sin saber nada y que el propio lector vaya descubriendo de lo que trata, o del caso a resolver en cuestión, a través de la lectura. Pero sí me gustaría indicar que me ha llamado la atención que está dividido en dos partes y que en la segunda parte rompe totalmente con lo demás, sumergiéndote en una historia con una ambientación, personajes y ritmo muy diferentes, pero que sirve para dar sentido al caso y para llegar finalmente a la conclusión final. No me esperaba esto y es algo que, aunque me chocó un poco, me ha gustado. Eso sí, tampoco puedo decir que esta novela me haya encantado, no me ha entusiasmado en demasía la lectura, ha sido amena pero nada más para mí. En ocasiones estaba algo perdida (como todos, menos Sherlock) y pienso que era un poco imposible predecir algo sin tener la información que luego se va desvelando, pero bueno, he disfrutado igualmente al avanzar y al irse aclarando las diversas cuestiones.

Me ha parecido interesante el cómo se plantea "La ciencia de la deducción" y el método de trabajo de Sherlock —los ingredientes primordiales de su método de trabajo: el estudio y la observación, así como sus herramientas esenciales: el raciocinio, la perspicacia, la sagacidad, y una fina y cultivada sensibilidad—. También ha estado bien conocer a los personajes de Sherlock y de Watson desde las páginas, estos ya estaban muy formados en mi cabeza, no había leído las novelas pero sí que he visto bastantes películas y otro tipo de adaptaciones, pero no los muestran tal cual, le han ido dando una forma que no es exacta a la que presenta el libro. Incluso elementos básicos que se asocian a estos dos queridísimos personajes no están en los libros, de lo cual me he percatado al leer la excelente introducción de J. A. Molina Foix de esta edición que señala que:

Cualquier holmesiano que se precie sabe perfectamente que en ninguna de las sesenta aventuras relatadas por Watson aparece por ningún lado la más conocida anécdota asociada a su mirífico amigo Holmes, su réplica a modo de muletilla: "Elemental, querido Watson". Como cabía esperar, la frase hay que agradecérsela al cine. Pues, al igual que Drácula, otro de los grandes personajes de ficción victorianos, la mitología de Holmes se apoya fundamentalmente en las imágenes cinematográficas.

Es innegable que las numerosas películas que sobre él se hicieron acabaron por perfilar su aspecto exterior, así como sus modales y vestimenta, que fueron variando a lo largo de los años, acoplándose a los diversos actores encargados de representarlo. 

En fin, ha sido una lectura entretenida que me ha mantenido interesada y expectante por conocer cómo se resolvía finalmente el caso, estando atenta a las deducciones magníficas y sorprendentes del señor Holmes, y también ha sido interesante conocer desde las páginas a este personaje tan querido, así como al cronista de sus aventuras. Seguiré con El signo de los cuatro en los próximos meses, que también me servirá para otra premisa del reto mencionado.