SOBRE LA FELICIDIDAD

Título:
Sobre la felicidad 
Autor: Séneca
Traducción y notas: Julián Marías
Editorial: Alianza Editorial
Año publicación/edición: Año 58/2022
Páginas: 112


Sinopsis oficial:
Las obras filosóficas de Lucio Anneo Séneca (ca. 4 a.C.-65 d.C.) han ejercido un duradero influjo sobre la cultura occidental y contienen una formulación significativa de las ideas del estoicismo maduro. "Sobre la felicidad" -"De vita beata"- plantea algunas cuestiones centrales de la ética antigua: la relación del placer con la virtud y con la felicidad, el ideal humano, la figura del sabio, la significación del concepto de naturaleza aplicado al hombre, la justificación de las riquezas, los supuestos religiosos de la ética, etc. El tratado está traducido y anotado por Julián Marías, quien en su largo prólogo -titulado "Introducción a la filosofía estoica"- expone la historia y contenido de esta doctrina desde Zenón a Marco Aurelio. 

Opinión: 
Entre mis tareas pendientes está el sumergirme más a menudo en el mundo filosófico clásico. Tengo varios textos esperándome y, por fin, le he dado su hueco a este: Sobre la felicidad de Séneca —uno de los que más llamaban mi atención—. Comienzo diciendo que me ha sorprendido bastante este tratado. Primero, porque esperaba encontrar en él algo un poco distinto (con ello no digo que no me guste lo hallado); y segundo, no esperaba tampoco disfrutar tanto de esta versión con la introducción y los comentarios de Julián Marías. Mis conocimientos sobre filosofía son básicos, lo que estudié en el bachillerato y poco más (y bastante olvidado a estas alturas). No obstante, no es una "asignatura" que me resulte indiferente, me atrae acercarme a ella, y esta edición me ha sido sumamente provechosa por la buenísima introducción que contiene tanto sobre la filosofía estoica como centrada específicamente en este tratado de la felicidad. Me ha ayudado a situarme mejor en el contexto y a entender, si acaso, algo más lo expuesto (aunque soy consciente de la complejidad que hay detrás de lo que parece simple). Además, los numerosos comentarios a pie de página a lo largo del tratado han sido muy esclarecedores y de gran ayuda para mí. Es lo que más destaco de esta lectura, podría decir que he disfrutado casi tanto o más de Julián Marías que del propio Séneca. Me gusta también saber que Marías ha cuidado la traducción, diciendo de ella lo siguiente: «He cuidado de la fidelidad del texto latino, no siempre respetado lo bastante por los traductores, y he tratado de conservar hasta el límite de lo posible el estilo mental de Séneca, para hacer entrar al lector español en contacto con el ambiente filosófico literario "antiguo" en que el autor se mueve, y me he guardado de insinuar falsas aproximaciones a otros modos de pensar distintos de los que eran posibles en un romano del siglo I».

Este tratado se centra en cómo todos tendemos a la felicidad, en el estatus de ese deseo de ser felices. En esa «universalidad de la apetencia de felicidad», de «la íntima relación de la felicidad con la vida misma, del "vivir" con el vivir "feliz"». Por tanto, nos habla de la felicidad de diversas formas, entendida según la ética de la época: de su relación con la virtud, del placer y sus peligros, de la figura y las preferencias del sabio, de la concepción de la naturaleza con respecto a la vida humana... Cuestiones varias e interesantes que dan para reflexionar sobre ellas con profundidad. Todo está expresado con cierta sencillez pero no siempre claro, quiero decir con ello que al leer había veces que me perdía un poco, de ahí que tanto la introducción como todas las anotaciones a pie de página hayan sido de mi agrado.

Todos los hombres quieren vivir felices; pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida, van a tientas; y no es fácil conseguir la felicidad en la vida, ya que se aleja uno tanto más de ella cuanto más afanosamente la busque.

Nada importa, pues, más que no seguir, como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación. 

De ahí esa aglomeración tan grande de personas que se precipitan unas sobre otras. Lo que ocurre en una gran catástrofe colectiva, cuando la gente misma se aplasta nadie cae sin arrastrar a otro y los primeros son la perdición de los que siguen, puedes verlo suceder en toda vida; nadie yerra sólo por su cuenta, sino que es causa y autor del error ajeno.

Es destacable que, aparte de estas temáticas, y más en su segunda parte, Séneca entra en una defensa ante algunos reproches en relación con su dinero y bienes, con su vida de lujos. Al parecer en la época este tipo de acusaciones estaban en auge, y no solo dirigidas a él, sino también a otras personalidades importantes similares, y Séneca entra, como decía, en una defensa persistente a estos ataques. En palabras de Julián Marías: «El contenido de la segunda parte del tratado es casi exclusivamente una defensa contra este tipo de reproches, lo cual hace pensar en una relación estrecha de la acusación y este escrito». En esa segunda parte se nos habla de los principios y la conducta, de la malevolencia y la envidia, del uso y el apego a las riquezas, del acto de dar otros, de lo preferible vs la necesidad de tener riquezas (el tenerlas y sacarles partido sabiendo darle su significado justo en la vida). Al leerlo, he entrado en cierto debate con su discurso. He llegado a entender mucha de esa defensa, estando bastante en consonancia con su discurrir, pero sin estar del todo de acuerdo con algunas cuestiones. Eso también ha sumado un plus a la lectura: ha sido interesante leerlo y tener esa especie de diálogo con él. 

No soy un sabio y, para que tu malevolencia se regocije, nunca lo seré. Por eso no exijo de mí ser igual que los mejores, sino mejor que los malos; me basta con podar todos los días algo de mis vicios y castigar mis extravíos.  

«Habláis de un modo -se dice-, vivís de otro». Este reproche, ¡Cabezas llenas de malevolencia y de hostilidad a todos los mejores!, se ha hecho a Platón, se ha hecho a Epicuro, se ha hecho a Zenón; pues todos estos decían no cómo vivían ellos mismos, sino cómo hubiesen debido vivir. Hablo de la virtud, no de mí, y cuando clamo contra los vicios, lo hago en primer lugar contra los míos: cuando pueda, viviré como es debido.

Ese veneno con el que rociáis a los demás y os matáis a vosotros me impedirá perseverar en alabar, no la vida que llevo, sino la que sé que debe llevarse, y que adore la virtud y la siga a rastras desde la gran distancia.

El sabio no rechazará los favores de la fortuna y ni se envanecerá ni se avergonzará del patrimonio adquirido por medios honrados. 

Despreciaré todo el imperio de la fortuna, pero si se me da la elección, tomaré lo mejor de él. Todo lo que me ocurra resultará bueno, pero prefiero que acontezca las cosas más fáciles y agradables y menos molestas para el que tiene que habérselas con ellas. 

En definitiva, una lectura enriquecedora, interesante y, aunque tenga su complejidad, esta edición me ha permitido sacarle mucho partido y leerla con cierta facilidad y accesibilidad (siendo consciente de que ante mi falta de conocimiento más desarrollado del mundo filosófico me quedo aún en la superficie, lo cual no significa que no se pueda disfrutar y reflexionar con estos textos). Seguiré con los demás títulos tanto de Séneca como de otras figuras que tengo muy pendiente. Termino con esta cita de este tratado:

Es dañoso, pues, apegarse a los que van delante; y como todos prefieren creer a juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demás; nos salvaremos si nos separamos de la masa.

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