TODOS LOS PERROS DE MI VIDA

Título:
 Todos los perros de mi vida
Autora: Elizabeth von Arnim
Traducción: José Luis Piquero
Idioma original: Inglés
Editorial: Trotalibros Editorial
Año publicación/edición: 1936/2024
Páginas: 216


Sinopsis oficial:
La inolvidable autobiografía de la mujer que escribió Vera y Expiación.

«Para empezar, me gustaría decir que, aunque los padres, los maridos, los hijos, los amantes y los amigos están muy bien, no son perros. En el transcurso de mi vida he sido todo ello— excepto que en lugar de marido he sido esposa—, y sé de lo que hablo, conozco muy bien los altibajos, esos altibajos diarios, que a veces se dan casi a cada hora en los que son más sensibles, y que parecen acompañar inevitablemente a los amores humanos.
Los perros están libres de esas fluctuaciones. Cuando aman, aman con todas sus fuerzas, sin vacilaciones, hasta su último aliento. 
Así es como quiero ser amada. 
Por ello, voy a escribir sobre perros».

La autobiografía de una escritora tan cautivadora, sagaz y avanzada a su tiempo como Elizabeth von Arnim recorre sus recuerdos a través de los perros que la acompañaron desde Pomerania a Inglaterra en sus amores, desilusiones, matrimonios, cambios, amistades y duelos en el viaje de la vida.

Opinión: 
Todos los perros de mi vida: ¡otra obra leída de la gran Elizabeth von Arnim! Y en esta ocasión una especial, ya que se trata de una autobiografía muy muy original. La autora, con su excelente estilo, nos lleva a momentos de su vida usando como ancla cada uno de los perros que ha tenido a lo largo de los años. Así pasamos por su infancia junto a sus padres, su juventud, su vida de casada, de madre y de viuda, por los diferentes lugares en los que vivió, etc. Ha sido interesante el acercamiento a sus experiencias de esta manera, así como conocer a sus compañeros perrunos.

Una autobiografía muy curiosa, donde de nuevo he topado con la pluma de esta autora que disfruto tanto. Destaco la forma en la que nos lleva a eventos de su vida, a sus familiares y a personas que formaron parte de su camino a través de estos distintos perros que tuvo (incluyendo además fotografías donde aparecen). Permite conocer a figuras importantes para ella y a relaciones concretas que la marcaron, y ayuda a entender mejor el centro que acogen algunas temáticas que trata en sus obras (ya que muchas de ellas tienen tintes autobiográficos). Pasamos por sus estadios vitales sin entrar en ellos con demasiada profundidad, porque ella misma nos recuerda una y otra vez que aquí ha venido a hablar de sus perros y no de ella —"guiño de ojo"—, pero a la vez deja muchas cosas claras con respecto a sus ideas y vivencias. Cuenta con reflexiones que no dejan indiferente, y he disfrutado de cómo toma en consideración diversas cuestiones a lo largo del texto (relacionadas con la vida en general, las relaciones familiares y sociales, la maternidad, ser mujer, la soledad, la viudez y su significado, etc., incluso pasamos un poco sobre el trabajo de escritora). 

Pero las penas se quedan. No te puedes desprender de ellas con tanta facilidad como de las bardanas tras un paseo vespertino, cuando una se detiene un momento para desplegarlas de la ropa. Al final, solo los años y más años pueden borrarlas. ¿Y si no te quedan suficientes años?
No obstante, parecía que sí me quedaban. [...]
La sabiduría reside en no perder demasiado pronto la paciencia con la vida, sino en esperar a ver qué puede estar esperándonos al doblar la siguiente esquina.  

Teniendo como eje central a sus perros era imposible no conocerlos bien a ellos. También nos lleva al significado que pueden alcanzar estos animales en nuestras vidas, su amor infinito y su lealtad, así como ese espíritu alegre e inagotable de inocencia y bondad natural que tienen. Se aprecia además cómo cada perrete tiene su propio carácter, su personalidad (tuvo tantos que se deja ver bien que cada uno puede considerarse una figura definida y diferenciada de los demás). He disfrutado de las anécdotas que nos comparte, de lo que vivió con ellos, de sus travesuras y sus cosas de perros... Si tienes o has tenido a estos fieles compañeros, esta lectura te traerá a la mente tus propias experiencias con ellos. Por supuesto, también está presente el dolor de sus pérdidas, el vacío que dejan. Me he emocionado en muchos momentos sintiéndome identificada con experiencias que narra, y en este sentido he de destacar también la nota final del editor, Jan Arimany, que me ha emocionado incluso más. Como decía, aquellos que leemos estos libros llevando a cuestas nuestras propias vivencias perrunas, las revivimos o pensamos en ellas de alguna u otra forma.

¿Y cuál es el espíritu adecuado?
El de Chunkie, creo, mantener alto el ánimo y la cola, como una bandera, ondeando con energía hasta el final. 
Un perro inteligente y sensato aprovecha al máximo lo que tiene en vez de preocuparse de lo que no tiene. Y, mientras cavilaba sobre las rocas durante esas tardes junto al mar, se me ocurrió que sería vergonzoso que yo me mostrara menos sensata, menos íntegra y menos sólida que Chunkie a la hora de rechazar los golpes.
Y así me lo propuse.

Todo este amor por los perros y por lo que nos hacen sentir, está aquí; pero señalo también, y esto es algo que no esperaba, que ciertas actitudes y comportamientos de Elizabeth con algunos de sus perros me han provocado desconcierto y mosqueo. No pierdo de vista la época, y puedo entender que quizás para ella no actuaba mal (aunque menciona que siente remordimientos en alguna ocasión) ni de forma irresponsable, ni tampoco puedo juzgar con ojos de hoy estas cuestiones; pero teniendo en mente el enorme amor que parece destilar por estos seres de luz, me cuesta entender conductas que tiene con algunos de ellos (como por ejemplo, que descambie a uno por resultarle aburrido y tonto, o que deje de querer a otro por parecerle, tras castrarlo, una carga y poco placentera su compañía); siento que a veces los tomaba más para satisfacer sus propias necesidades: si cumplían con lo que ella quería en ese momento y eran de la forma que a ella le gustaba, bien, si no, se nota "la carga" que le suponían y su desagrado con ellos (no puedo evitar que esto me haya mosqueado). Así que aviso que puedes encontrar aquí algunas conductas insensibles hacia sus perros, y supongo que si eres amante de los mismos, también te puede levantar alguna ampolla a ti... Esa es la única sensación negativa que me deja esta lectura: Elizabeth amaba a sus perros, pero me deja la impresión de que su amor fluctuaba según lo que estos le aportasen, si llenaban o no sus necesidades, si cumplían o no con lo que ella quería que estos le hiciesen sentir. No digo con esto que sea la peor persona del mundo, ni mucho menos; simplemente no imaginaba encontrar esas actitudes en su persona y tampoco eso es culpa de ella. Pero ¡oye, que nadie es perfecto! y yo la que menos, y también está bien bajar un poco al suelo a nuestros autores predilectos, que no son santos ni dioses, son personas, y en ella he apreciado una parte un poco caprichosa y egoísta, muy centrada en sus circunstancias, y en ocasiones algo así como "la loca" de los perros (a los que no maneja del todo) que actúa con cierta irresponsabilidad.

Para empezar, me gustaría decir que, aunque los padres, los maridos, los hijos, los amantes y los amigos están muy bien, no son perros. En el transcurso de mi vida he sido todo ello— excepto que en lugar de marido he sido esposa—, y sé de lo que hablo, conozco muy bien los altibajos, esos altibajos diarios, que a veces se dan casi a cada hora en los que son más sensibles, y que parecen acompañar inevitablemente a los amores humanos.

Los perros están libres de esas fluctuaciones.
Cuando aman, aman con todas sus fuerzas, sin vacilaciones, hasta su último aliento.
Así es como quiero ser amada.

En resumen, una autobiografía muy original donde la autora nos lleva a su vida, un poco de puntillas pero muy acertadamente y de forma magistral, a través de cada uno de los perros que tuvo y a los que conocemos muy de cerca. Me encanta cómo escribe von Arnim, cómo nos mete en aquello que nos está contando... Ahora quiero leer Amor, novela de la autora que llama poderosamente mi atención y que acaba de publicar Trotalibros —editorial en la que podría decirse que Elizabeth von Arnim se sentiría como en su casa—.

Comentarios

  1. Buenas!

    Muy interesante tu reseña, como bien dices, es complicado juzgar ciertos comportamientos hacia los animales con los ojos que tenemos hoy día. Hace no mucho un perro, para mucha gente, no era más que una herramienta y se trataba como tal. Igualmente, no justifico el comportamiento, obviamente con mi mentalidad actual, leer ese tipo de cosas me resulta chocante e incluso intolerable. Pero bueno, una reflexión curiosa y como se suele decir, opinar sobre el pasado considerando el avance presente, puede ser erróneo.

    Un saludo y garcias!

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    1. ¡Hola!
      Sí, todo un temazo este de tener siempre en mente la época, el contexto y demás cuando se leen obras escritas en otros momentos diferentes al nuestro. También curioso reflexionar sobre qué cosas puedes pensar achacarse más a la persona y no solo a su momento, incluido otro tema el de no dejarse llevar únicamente por nuestra predilección hacia ellos, justificando externamente todo lo que quizás no nos gusta. Es un poquito complicado a veces. Pero realmente tampoco hay que darle demasiadas vueltas, simplemente disfrutar de la obra y quedarse con lo que cada cual considere. También tendría cabida en la reflexión el tema de separar obra y autor, aunque en este caso tampoco es para nada necesario, pero simplemente tener en mente que eran personas no entes perfectos; e insisto en que considero que Elizabeth tenía muchísimas cosas admirables además de ser una excelente escritora, me transmite mucho su forma de ver la vida (en sus otras obras conecto muchísimo con ella, y en esta también a pesar de lo que cuento, es de mis autoras predilectas precisamente por ello) y más considerando su época... En fin, eso, sensaciones que nos despiertan las lecturas y que está bien también comentarlas ;)
      Un abrazo.

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  2. Hola María, pues la verdad es que sí que es sorprendente lo que comentas de los perros... no los quiere por sí mismos, como dices, sino por lo que le pueden aportar... ¿eso es censurable? probablemente no, pero la gente que amamos los animales lo vemos extraño. En fin, ya veré si esta cae.
    Un besazo

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    1. Hola, Nitocris.
      Puede producirte sentimientos encontrados, sí. A mí al menos me los ha provocado. Como dices, ¿juzgable? ¿juzgable colocándola en su época? Pues ya cada cual que decida (y tampoco es que sea obligatorio juzgar nada... jejeje). A mí me ha hecho darle vueltas a estos asuntos, eso sí.
      Se aprecia que amaba a sus perros, por supuesto, pero también he observado en ella esa otra parte que comento, ya sea debido a su persona, a su contexto, a las diferencias con el trato animal hoy en día con respecto a entonces... ¡No lo sé! No he perdido de vista esto último, pero siento que al final, en todas las épocas, hay personas diferentes, y conciencias y sensibilidades diferentes; tampoco creo que se deba justificar todo con el momento. En ella esperaba algo más de sensibilidad en ciertos eventos (por la idea que tengo de su persona simplemente), pero bueno. Y tampoco creo que a día de hoy, el trato a los perros sea totalmente intachable (aunque evidentemente no sea el mismo que en su época, eso es innegable y hay que tenerlo en cuenta), pero pienso que hay cosas que también está en las personas: personas que los tratan mejor que otras, que son más sensibles con estos temas que otras, personas que tienen más en mente no solo sus bondades sino también su responsabilidad con ellos que otras... Buen debate podría salir jejeje.
      Igualmente, y como también comento, es una lectura que merece mucho la pena, ¡eh! Leer a esta autora siempre es buena opción, :) y para mí ha sido otra gran obra leída de ella.
      Un abrazo.

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