VEINTICUATRO HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER

Título:
 Veinticuatro horas de la vida de una mujer
Autor: Stefan Zweig
Ilustración: Ballestar
Traducción: María Danela Landa
Idioma original: Alemán  
Editorial: Círculo de Lectores
Año publicación/edición: 1927/1970
Páginas: 150

Presentación oficial:
«¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquier, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?».
«Con sus poquitas páginas es capaz de barrer todas las novelas de amor que se amontonan en los anaqueles de las grandes superficies comerciales». Manuel Mateo Pérez, El Mundo
«Una de las historias más apasionantes y bien estructuradas de la historia de la literatura de entreguerras». Jordi LLovet, El País.

[Tomado de la edición de Editorial Acantilado]

Opinión: 
Este año me propuse acercarme a la literatura de Stefan Zweig y en ello estoy, esta es la tercera novelita que leo y todas sus obras leídas me han dejado tales sensaciones al finalizarlas que pienso que este autor es de esos que una vez iniciado con él, probablemente no se pueda parar (menos mal que me quedan obras suyas para rato).

Precisamente a las diez se cumplían veinticuatro horas desde aquel maldito encuentro, veinticuatro horas tan preñadas de cambiantes y contradictorios acontecimientos sentimentales que mi mundo interior parecía destruido para siempre. 

En Veinticuatro horas de la vida de una mujer conocemos a una anciana que, aun con el paso de los años, no ha dejado de pensar en una vivencia que tuvo mucho tiempo atrás; una experiencia personal que no duró más de veinticuatro horas; un solo día de su vida que la dejó marcada para siempre. En su vejez coincide con un hombre en una pequeña pensión en la Riviera —nuestro narrador—, al que escucha defender el caso de fuga repentina de una mujer casada con un joven al que acababa de conocer (la mujer estaba siendo fuertemente castigada por todos aquellos que habían presenciado el suceso). Esa perspectiva inesperada que vislumbra en este hombre, ese defender lo que los demás juzgan de la manera más implacable, hace que la anciana lo vea como la persona con la que poder abrirse... Considera haber encontrado a alguien, por fin, al que poder enseñarle su herida sin miedo, con el que poder soltar su lastre, contándole aquello que le ocurrió, aquellas veinticuatro horas de su vida que no han abandonado jamás su conciencia. Así lo hace, con él se sienta y suelta ese peso, no sin esfuerzo, que lleva arrastrando durante toda su vida.

De momento, quizá no acierte a explicarse que yo le cuente a usted, a un extraño, todas esas cosas; pero es que no pasa un día, ni apenas una hora, sin que deje de pensar en aquel hecho; puede usted creer a esta mujer de edad avanzada cuando afirma que no hay cosa más insoportable que pasar toda una vida obsesionada por un solo punto, por un solo día de su existencia. 

Qué bien nos lleva el autor a esas veinticuatro horas malditas que marcan de por vida a esta mujer, a esa vivencia que la persigue como una pesadilla infinita; cómo nos muestra ese abrirse y poder al fin respirar tras haber contado un suceso que la reconcomía por dentro, algo que llevaba guardado porque sabía lo juzgada que podría ser... Muestra esa sociedad (rígida y artificial) que castiga y que no permite ni concibe nada que no esté marcado de intachable moral e impecable conducta, y más en esas esferas (de cierta cuna) y en esos momentos. Qué angustia pensar en esta pobre mujer, que arrastra una vergüenza en silencio durante tantísimo tiempo... ¡Qué bien que alguien la escucha sin entrar a juzgarla y comprendiendo su situación y sus actos! 

La justicia pública decide seguramente sobre esas con mayor severidad que yo; ella tiene el deber de proteger despiadadamente las costumbres establecidas y las convenciones legales; está obligada a juzgar y no a disculpar. Yo, empero, en tanto que persona privada, no veo por qué he de adoptar el papel de juez; prefiero actuar de defensor. Personalmente, me causa mayor satisfacción comprender a los hombres que condenarlos. 

Es difícil decir todo lo que me gustaría, sin entrar a dar demasiados detalles de esas veinticuatro horas. Me ha parecido una obra maravillosa, muy realista y muy bien narrada. Trata diversas cuestiones, entre ellas la adicción al juego, que muestra de una manera abrumadora, totalmente certera además; pero para mí lo importante aquí es cómo defiende el hecho de que a veces, de forma inesperada y bajo ciertas circunstancias, podemos dejarnos llevar de forma inevitable, ese alzar el vuelo y estar dispuestos a cualquier cosa (incluso a aquellas que unas horas antes jamás pensáramos que seríamos capaces de hacer). El tratamiento de la atracción y lo pasional es de diez (hay un pasaje donde se habla de unas manos, de lo que estas son capaces de causar y de remover en el interior de la protagonista que es que: ¡para enmarcar!); también me quedo con la forma en la que se muestra el enamoramiento y el ver todo con ojos diferentes cuando se está en ese estado: mucha luz y flores tras la oscuridad y la lluvia; la distorsión en la que podemos sumergirnos sin darnos cuenta... Y no, no todo ha de ser juzgado de forma implacable, somos humanos y todos podemos caer en situaciones similares por mucho que lo neguemos de antemano, sin tan si quiera entrar en ellas con malas intenciones ni de forma premeditada. Incluso hay casos que son tachados por la sociedad, sin sentido ni razón real.

En fin, estas son cosas que se comprenden o no se comprenden. Quizá para comprenderlas se necesita un corazón apasionado.

Recomiendo muchísimo esta pequeña obra de un autor que sé que me va a dar muchos más ratos de lectura deliciosos. Lo siguiente que me espera en la estantería es Carta de una desconocida que leeré en los próximos días —como dije anteriormente, esto ya no tiene freno—.

Comentarios

  1. Veinticuatro horas en la vida de una mujer es una de las obras maestras de Zweig, aunque la verdad es que todas sus novelas se pueden considerar obras maestras, porque carta de una desconocida que vas a abordar, creo que aún es mejor. Hay películas de ambas novelas que te recomiendo mucho si no las conoces. Pero con todo lo que me gustan las novelas del autor,lo que más me ha gustado es su autobiografía: El mundo de ayer; memorias de un europeo. Recuerdo haberla leído tan atrapada como si de una novela de suspense se tratara. Y es lo más extenso que le he leído.
    Es que es grandioso. A mí también me queda mucho suyo por leer porque afortunadamente tiene una obra extensísima.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Suscribo tus palabras. Carta de una desconocida me ha parecido tremenda, pero es que este finde pasado he leído Mendel el de los libros, y de nuevo: maravilla. Como dices, todas sus novelas parece que se pueden catalogar como buenísimas y obras maestras de algún modo jaja (supongo que también me he lanzado al autor con las más reconocidas, con tanto que tiene no creo que todo esté al mismo nivel, pero sin duda, es un autor excepcional). El mundo de ayer me lo han recomendado muchísimo, lo leeré seguro en algún momento. Suena estupendo y a este autor no lo voy a dejar de leer ya, se ha posicionado muy muy arriba en mi top de autores preferidos. :)
      Y sí, afortunadamente tenemos bastante material de él.
      Un abrazo.

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  2. Todo lo que Zweig toca, lo convierte en buena literatura. Esta fue la segunda obra que leí del autor (yo lo descubrí con Mendel, creo recordar) y efectivamente, es una historia llena de sensibilidad. Me sorprende mucho la capacidad que tiene el autor para explorar el universo femenino. Yo también tengo que seguir leyéndolo. Besos

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    1. Hola, Marisa.
      Pues justo he leído Mendel este fin de semana pasado, y otra maravilla... Como dices, este autor es sinónimo de buena literatura. Carta de una desconocida también me ha parecido tremenda. Un autor para hacerle hueco siempre que se pueda.
      Un besazo.

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  3. Qué maravilla este título del autor. Bueno, es que leer a Zweig siempre es un privilegio, a mí me gustan incluso sus ensayos históricos. Me voy dosificando sus títulos para que no se me acaben pronto porque, como bien dices en el último párrafo, siempre nos da alegrías literarias. Te va a encantar "Carta de una desconocida", quizás la encuentres mucho más romántica (del romanticismo de principios del XIX, no de "amorosa") que el resto de títulos del autor, es muy apasionada, ya contarás. Besos.

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    1. Uy, sí, y tanto que me ha gustado Carta de una desconocida, ya la leí y ¡estupenda! Qué maravilla este autor. Tremendo. :)
      Haces bien dosificando sus títulos... Le tengo ganas a otros relatos suyos, también a El mundo de ayer (que este sé que lo voy a disfrutar muchísimo), a algunas de las biografías, como la de María Antonieta, es que hay mucho donde elegir y todo suena estupendo. Qué bueno tener tanto material :)
      Un besazo, Mónica.

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  4. Hola María, a mí también me pica mucho Zweig y por fin me he comprado la edición ilustrada de Alma editorial de Carta de una desconocida... y con ella me iniciaré en este gran escritor a ver qué me parece cuando me ponga con ella.
    Esta también me llama la atención.
    Un besazo

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    1. Ay, qué bien. Estaré pendiente de tu opinión porque también he leído ya Carta de una desconocida (y Mendel el de los libros, estoy con Zweig que no paro jajaja). Ambos me han encantado, este autor se ha posicionado alto en mi top de autores.
      La edición de Alma que mencionas es muy bonita, por cierto; yo la he leído en la de Ediciones Invisibles, que también es preciosa.
      Un abrazo.

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