CONOCÍ UN FÉNIX
Título: Conocí un fénix
Autora: May Sarton
Traducción: Blanca Gago
Idioma original: Inglés
Editorial: Gallo Nero Ediciones
Año publicación/edición: 1959/2025
Páginas: 274
Autora: May Sarton
Traducción: Blanca Gago
Idioma original: Inglés
Editorial: Gallo Nero Ediciones
Año publicación/edición: 1959/2025
Páginas: 274
Sinopsis oficial:
La historia de May Sarton empieza con su infancia belga y sus padres: George Sarton, brillante historiador de la ciencia, y Mabel Elwes, artista inglesa. En estas evocadoras memorias, la autora escribe sobre su formación en la escuela Shady Hill, en Cambridge, Massachusetts; su iniciación al mundo teatral de la mano de Eva Le Gallienne en el Civic Repertory Theatre de Nueva York y sus experiencias tras formar su propia compañía, que mantuvo en pie durante tres años. También nos cuenta cómo decidió ampliar horizontes y viajar a Inglaterra, donde conoció a Virginia Woolf y a otros artistas que ejercieron una gran influencia sobre ella; así como su decisión de consagrarse a la escritura tras publicar su primer poemario a los veinticuatro años. Conocí un fénix son las memorias que sentaron las bases de lo que se convertiría en una de las obras autobiográficas más queridas de la literatura moderna.
Opinión:
Al final ya no era la chica tímida, desmañada y romántica que se había enamorado de un teatro y se había estrellado entre bambalinas. Empezaba a ser yo misma y a saber quién, qué era. En ese sentido, mi educación había terminado. En casi cualquier otro, apenas empezaba.
Las memorias/diarios de May Sarton me resultan sumamente interesantes. Anhelo de raíces, Diario de una soledad y La casa junto al mar fueron lecturas intensas (por lo que transmiten) y también reflexivas, y con ellas se conoce a la autora de forma especial y profunda. Ahora me siento cercana a su persona, como si fuésemos algo así como amigas por lo mucho que siento que la conozco. En este otro libro de sus memorias que traigo hoy, Conocí a un fénix, he vuelto a conectar con lo que comparte. En esta ocasión, May Sarton comienza acercándonos a la historia de vida de su padres, de dónde proceden (su padre era belga y su madre inglesa), cómo eran, cómo forjaron su familia y los trances por los que pasaron... Nos sitúa también en su propia infancia y primera juventud, los distintos sitios en los que vivió y la educación que recibió —bastante diferente y peculiar en algunos periodos—, y nos habla de sus primeros trabajos y las vivencias y personas que más influyeron en ella, todo aquello que de alguna forma fue moldeando su persona y a la escritora que un día llegó a ser.
Se trataba de mi primera y desconcertante evidencia de que no pertenecía a ningún lugar, era una «mestiza», tal y como declaraba de niña a quien quisiera escucharme: mi padre era belga, mi madre inglesa, y vivíamos en Estados Unidos. Durante muchos años tuve que lidiar con las emociones del exilio allá donde iba, compelida a volver a Europa, «mi tierra», y luego, una vez allí, sintiéndome extranjera.
Vemos su crecimiento en Estados Unidos pero siempre con una Europa muy presente, a la que también viaja y donde pasa estancias que le dejan experiencias y encuentros con personajes cuando menos curiosos (por ejemplo, nos habla de cómo conoció a Virginia Woolf, entre otros). Tal vez este tomo no sea tan íntimo como otros, pero sigue despertando en mí un profundo interés por lo que comparte y por la manera en que lo hace. Encuentro fascinante no solo su trayectoria vital y su manera de pensar, sino también, en esta ocasión, la historia de sus padres.
Esa suspensión de la propia realidad, esa soledad completa en una ciudad extranjera es un estado muy enriquecedor para quien escribe —a veces llegué a preguntarme si había perdido el habla—, pues así la palabra escrita —esos garabatos negros que se mueven por la página como fichas de un juego— adquiere una intensidad muy genuina. Nada se exterioriza o disipa, todo se concentra en el interior. Hasta un cierto punto, el aislamiento puede ser fructífero.
En fin, leer a May Sarton siempre me parece un muy buen plan. Si aún no conoces sus memorias, te animo a que le des una oportunidad a Anhelo de raíces. Quizás te conquiste tanto como a mí y como a otros lectores, y te apetezca continuar leyendo sus otros diarios para seguir conociéndola... Si ya la conoces y es de tu gusto leerla, este tomo también te será de lectura amena, interesante y agradable para conocer más cosas sobre ella y sobre su familia.
Estoy convencida de que un artista creativo debe mantenerse tan libre como pueda de todo compromiso, salvo el de su propio trabajo, que ya es bastante arduo.
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