LAS PENAS DEL JOVEN WERTHER (Relectura)
Autor: Johann Wolfgang Goethe
Traducción: Berta Vias Mahou
Idioma original: Alemán
Editorial: Austral (Colección Singular)
Año publicación/edición: 1774/2023
Páginas: 144
En resumidas cuentas, he conocido a alguien que toca de cerca mi corazón. Tengo... No sé...Contarte ordenadamente cómo he llegado a conocer a una de las criaturas más adorables, resultará difícil. Me siento feliz y contento, y así no seré un buen cronista.¡Un ángel! ¡Bah! Es lo que dicen todos de la suya, ¿no es cierto? Y, sin embargo, no puedo decirte hasta qué punto es perfecta, ni por qué es perfecta... Basta. Ha cautivado todos mis sentidos.
Por las noches, me propongo disfrutar de la puesta de sol y no salgo de la cama. Por el día, espero deleitarme con el brillo de la luna, y me quedo en mi habitación. No sé muy bien por qué me levanto, ni por qué me acuesto. La levadura que puso mi vida en movimiento, falta. El aliciente que me mantenía despierto en las noches profundas ha desaparecido; ese que por las mañanas me sacaba del sueño, se ha ido.
Con este padecimiento de Werther, este estado de depresión en el que entra ante la imposibilidad de ver cumplido y satisfecho su amor, el autor trata de forma interesante la dolencia del estado de ánimo. Habla de la existencia de este tipo de padecimientos, y los asemeja en importancia con las dolencias físicas en cuanto a lo que infligen en el paciente. Esto es algo muy destacable, y más teniendo en cuenta la época en la que fue escrita.
La naturaleza humana, continué, tiene unos límites, puede soportar la alegría, las penas, el dolor, hasta un determinado grado, y se viene abajo en cuanto los ha sobrepasado. Por lo tanto, aquí no se trata de la cuestión de si uno es débil o fuerte, sino de si puede aguantar la medida de su sufrimiento, sea este moral o físico.
Apliquemos esto al espíritu. Observa al hombre en su limitación, cómo le afectan las impresiones, como se fijan en él las ideas, hasta que al fin una creciente pasión le despoja de todo su sano juicio y le arrastra a su fin.
El hombre es hombre y la pizca de juicio de que uno pueda disponer, poco o nada tiene que ver cuando se desata una pasión y los límites de la vida humana le oprimen a uno. [...] Y nos separamos, sin habernos entendido. Como que en este mundo nadie comprende fácilmente a los demás.
La naturaleza no encuentra ninguna salida en el laberinto de sus confusas y contradictorias fuerzas y esa persona ha de morir... Ay de quien, viéndolo, sea capaz de decir: ¡La muy necia! Si hubiera esperado, si hubiera dejado actuar al tiempo, la desesperación habría remitido, habría encontrado ya otro que la hubiese consolado. Es lo mismo que si alguien dijera: ¡El muy necio! ¡Se ha muerto de una calentura! Si hubiese esperado a que sus fuerzas se recuperasen, hasta que sus humores mejoraran, hasta que se hubiera calmado el tumulto de su sangre, todo habría ido bien, y al día de hoy aún estaría vivo.
Aparte de este tema y del carácter marcadamente amoroso, también hay reflexiones de diverso índole que personalmente me hacen disfrutar bastante. Werther en su discurrir de experiencias y vivencias va dejando caer multitud de ideas sobre la vida, la importancia del humano en este mundo, la infancia, nuestro conocimiento de las cosas, las formas en las que vivimos y nos relacionamos, la naturaleza... No siempre son alegres ni optimistas, más al contrario. Suelen ir asociadas con su propio estado y con cómo ve el mundo en el momento en el que está escribiendo, pero muchas me resultan muy certeras.
Y sobre la tierra y bajo el cielo pululaban las más variadas criaturas. Todo, todo poblado por miles de formas. Y los hombres entre tanto se recogen, seguros en su casita, anidando y creyendo que dominan el ancho mundo. Pobre insensato, que prestas tan poca atención a todo, porque eres tan insignificante.
La gente se complica la vida y se la complica a los demás, pero, dijo, debe un resignarse, como un viajero que ha de salvar una montaña. Ciertamente, si la montaña no estuviera ahí, el camino sería mucho más cómodo y más corto, pero ¡ahí está! ¡Y hay que salvarla!
Una lectura de no muy larga extensión, que puede verse como intensa y muy apasionada por momentos, pero que dudo que no te marque, que no te quedes con este Werther y sus desventuras en la cabeza... Su voz se queda resonando en la mía y sé que en algún otro momento, en el futuro, regresaré a esta lectura que tanto me transmite.
¡Oh! Qué efímero es el hombre, pues también allí donde su existencia tiene indudable certeza, allí donde su presencia deja la única y verdadera impronta, en el recuerdo, en el alma de sus seres queridos, también allí ha de extinguirse, de desaparecer. ¡Y tan pronto!
Buenos días, Lectora Empedernida.
ResponderEliminarCuando vi ayer tu publicación, estaba deseando poder venir por aquí a leer tu reseña. Leí hace tiempo esta gran novela, pero siempre he querido volver a ella, por la misma razón que tú argumentas: estoy segura que en este momento la comprendería mejor, y disfrutaría más intensamente el tema conceptual que subyace en ella.
Me ha gustado mucho leerte. Enhorabuena por la reseña.
Un abrazo!!
Hola, Undine.
EliminarMe alegra que te haya servido para traértela a la mente y animarte para darle otra vuelta. Seguro que sí, que ahora la verás diferente y, espero, que te merezca la pena el regreso a ella.
Es una novela especial, sin duda.
Gracias por tus palabras.
Un besito.
Hola María, la verdad es que no sé si me llama mucho, pero teniendo en cuenta tus buenas impresiones no me cerraré en banda.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, Nitocris.
EliminarEs de esas novelas que veo que gustan mucho y a la vez lectores que no cuajan nada con Werther... No sé de qué bando estarías tú, jejeje. Pero no sé, sí que veo que por ser simplemente un clásico especial, merece la pena acercarse por ver qué te transmite a ti. Si te animas en algún momento, ya veremos qué te parece :)
Un abrazo.
No lo he leído, quizá me anime en algún momento ya que me llama mucho lo que cuentas. Mil gracias!
ResponderEliminarHola, Jani.
EliminarGracias a ti por pasarte. Si ha servido la reseña para animarte, me alegro. Es un clásico de esos especiales, Werther no deja indiferente.
Que te merezca la pena su lectura.
Un abrazo.
Tu reseña es tan apasionada y tan clara y brillante que me dan ganas de volver a leer este clásico de la literatura para ver si me ocurre como a ti: que la segunda lectura es tan extraordinaria o más que la primera. Coincido contigo en que no es un clásico para recomendar, quizás, a adolescentes, y hay que entenderlo en el contexto cultural del romanticismo de su época. Besos.
ResponderEliminar¡Gracias por tus palabras, Mónica! :) Es un clásico de esos que merece mucho la pena conocer (como tantos otros, pero no sé, este tiene esa cosita especial, Werther no se olvida). Si te lanzas a relectura no creo que te decepcione en absoluto, ¡que la disfrutes de nuevo! Y sí, tiene ese puntillo algo negativo por lo que puede transmitir a personas jóvenes o en situación vulnerable. Y, por supuesto, también hay que ubicarla en su época y en su contexto...
EliminarUn besazo.
Es este un libro que me provoca mucha curiosidad por ser mencionado por diferentes autores en algunas de mis lecturas. Me gustaría leerlo algún día y, de paso, estrenarme con Goethe. Veo, además, que es cortito. No sé por qué, siempre he pensado que se trataba de un libro más extenso.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Lorena.
EliminarSí, es de esos clásicos que se mencionan bastante. Vaya, lo que se dice "todo un clasicazo" jeje. En mi caso es lo único que he leído de Goethe, tengo pendiente su Fausto, ahí está mirándome desde la estantería.
Este de Werther como dices no es de mucha extensión, lánzate a él sin miedo alguno.
A ver qué te parece...
Un abrazo.