OLVIDADO REY GUDÚ

Título:
 Olvidado Rey Gudú
Autora: Ana María Matute
Idioma original: Español
Ilustración cubierta: Tomás Hijo
Editorial: Destino
Año publicación/edición: 1996/2025
Páginas: 768


Sinopsis oficial:
En el corazón de Olar, un reino forjado a base de conquistas y traiciones, nace un príncipe marcado por una terrible maldición: ser incapaz de amar y de llorar. Bajo la sombra de su madre, la astuta y poderosa Reina Ardid, Gudú crece en un mundo de intrigas palaciegas, magia ancestral y criaturas fantásticas que desafían su destino.

Desde los trasgos bajo tierra hasta las sirenas de los lagos y los piratas de la isla de Leonia, el reino de Olar es un lugar donde el poder se conquista a sangre y fuego. Pero mientras Gudú lucha por consolidar su dominio, la Reina Ardid, con su ingenio y determinación, se convierte en la única guía de un rey que no puede comprender qué es el amor.

Opinión:
En esta novela de Ana María Matute, autora que fue sin duda mujer de pensamiento y carácter especiales, se nos cuenta —resumiendo mucho— la creación de un reino, el Reino de Olar, y la vida de aquellos que lo fundaron y lo mantuvieron. Iremos conociendo sus diferentes reyes, las disputas familiares relacionadas con el gobierno del mismo, sus periodos más guerrilleros como los más pacíficos, sus momentos álgidos así como los menos brillantes. Novela donde muchos personajes acogen fuerza y centro, siendo dos los que destacan con más brío: Ardid y Gudú. Ambas figuras serán determinantes en la esencia y el destino del Reino de Olar. 

Pero sujetándose a los brazos solícitos de un fraile [...], tomó en sus temblorosas manos la corona. Pero como mucho tardaba, y mucho le costaba alzarla —pesaba más de lo que podía suponer—, el propio Gudú se la arrebató de las manos, la colocó en su rizada y negra cabeza, y digo: Rey soy y como Rey os conduciré por el mejor de los caminos. Y entrego mi vida, mi saber y mi fuerza al Reino —y, con súbita inspiración, añadió:— y al grande, noble y valeroso pueblo de Olar. 

Obra ambientada en un mundo medieval donde la realidad más cotidiana se conjuga con el universo de la fantasía de manera perfecta. La crudeza acorde a la época se suma a la delicadeza, la magia y lo sobrenatural del mundo fantástico, un mundo lleno de criaturas y seres mágicos y extraordinarios. Tenemos pues un escenario muy rico, precioso a la vez que oscuro, donde hay amor y luz pero también odio, fatalidades y miserias. Vemos al bien y al mal siempre caminando juntos. Cuanto menos informado vayas de lo que ocurre en la novela, diría que mejor. ¡Ay, me ha parecido magnífica! Me cuesta no destacar momentos concretos, pero pienso que el gran encanto que he encontrado en ella también se ha debido, en parte, a mi falta de conocimiento previo sobre lo que iba a encontrar —solo sabía de su ambientación medieval por formar parte de esta serie de novelas que la autora sitúa en este contexto (que pueden leerse de forma independiente): La torre vigía, Olvidado Rey Gudú, Aranmanoth (que también he leído ya, nada más terminar Gudú la empecé) y también podría incluirse aquí El verdadero final de la bella durmiente, que aún no he leído—. Como decía, no conocía de antemano el contenido, y ha sido toda una delicia sumergirme en este mundo donde en principio, quizás, te cuesta situarte, pero que de seguida entras en el juego. Sé que estará entre mis mejores lecturas de este año, sin duda alguna.

La escritura de Matute me parece muy rica literariamente, a mis ojos al menos. Se lee muy bien, me ha atrapado muchísimo la lectura, pero no considero que sea libro de carácter sencillo. Lo complejo y la densidad pueden palparse, su lectura requiere atención en mi opinión (aunque destaco que en comparación con La torre vigía, en la que en ocasiones me perdía bastante, esta me ha parecido más fácil de seguir en ese sentido). Mucho hay aquí, mucho trata, mucho podrá sacar cada cual. Matute nos mete en este mundo donde el amor, el odio y la venganza parecen no soltarse nunca de la mano. Una historia, y de un tipo, que quizás no esperes de una escritora española y de la generación de Matute. Ha conseguido emocionarme en multitud de ocasiones. Me ha parecido realmente mágica y bella, a la par que oscura, cruel e, incluso, perversa por momentos. Todo lo que los humanos llevamos dentro podría encontrarse entre estas páginas. Los personajes son muy carismáticos, tanto los del mundo fantástico como los humanos, y la autora nos acerca a ellos con gran acierto. Me ha encantado ese Trasgo del Sur, con su racimo de uvas, que se quedará conmigo, y lo especial que resultan muchos otros personajes (la singular Tontina; Predilecto, con su bondad y fidelidad; el carisma y el niño interior de Almíbar; la gran Ardid...). Hay muchas figuras inolvidables en esta novela, incluido Gudú, por supuesto.

Me quedo con muchas cosas, pero diría que el amor ha sido el eje de la mayoría de las reflexiones que me ha propiciado esta lectura. El amor profundo, no el superficial, y las consecuencias de no poder sentirlo. El amor sin cursilería ni clichés. Visto, además, de maneras muy complejas y a lo largo del gran espectro de tipologías de amor; incluido, por ejemplo, el maternal (con su considerable, y al parecer inevitable, ceguera también). Y no se mira el amor aisladamente, sino muy enfrentado con el odio (con el odio y su poder desmedido, que puede aniquilar amor cualquiera). También he disfrutado mucho de esa frontera entre la realidad externa, que puede ser desconocida o de la que se puede ignorar gran parte, y la interna, la propia, que puede estar sesgada, ser anhelante, ambiciosa, soñadora, fantástica... Cada cual la suya, cada cual sus luchas y batallas, sus victorias pero también sus derrotas y arrepentimientos. También me ha encantado ese doble mundo: esa parte humana de distintas razas llena de crueldad y vilezas (aun con sus luces), con esa otra parte más conectada con lo mágico, con la naturaleza y lo sobrenatural (ese mundo lleno de hadas, ondinas, trasgos, gnomos, hechiceros y brujas). Destaco también el enorme simbolismo que utiliza la autora a lo largo de toda la obra; ese simbolismo, esas ambigüedades quizás, del que cada lector sacará sus diferentes significados, pudiéndose fijar en multitud de elementos y hechos que están muy presentes y que acogen protagonismo constantemente. 

También algo muy recurrente es la gran distinción entre la niñez/adultez. La infancia, el mundo del niño en sí —con su enorme importancia y sus particularidades especiales: como un universo con su lenguaje y vivencias muy diferente al del adulto—, acoge un peso importantísimo que me ha parecido muy interesante. La sabiduría de la niñez está constantemente presente, entendida lejos del concepto intelectual o racional, sino como otro tipo de saber que la autora enarbola y encumbra. La juventud perdida, la nostalgia de esa juventud, sentir que quizás se ha desaprovechado el tiempo o preguntarse dónde quedó aquel niño/a que se fue en algún momento. El desgarro de la vejez, que destruye la belleza y el poder... Lo adulto parece corromper, traicionar y aniquilar la fantasía y la inocencia, y la realidad de la niñez, más rica, pura y mágica y a la que el adulto no puede acceder, esa realidad especial que se pierde en cierto momento para no regresar más. Esto lo he visto muy presente en esta obra, y tratado de una forma muy bella y tristísima a la vez. Muchos niños que sufren, mucha niñez castigada, injustamente, por culpa de sus mayores. También parece haber como una mezcla de tiempos pasados y futuros, algo así como cierta herencia de memorias; como si cada cual estuviese conectado con tiempos y vivencias que no han vivido, pero que parecen recordar por alguna red de conexión más allá de la comprensión. Algo raro, pero también esto está determinando constantemente muchos momentos. 

En fin, una reseña que no sabría cómo parar, por lo que decido hacerlo aquí. Solo decir que le des la oportunidad, si puedes. Merece totalmente la pena cada una de sus setecientas sesenta y pico de páginas (que son las que tiene en esta preciosa edición). El final, por cierto, no me ha podido parecer más perfecto. ¡Una grande Matute! Que no caiga en el olvido...

Comentarios

  1. Hola María, pues la verdad es que comencé a leer este libro al poquito de publicarse y no sé si era porque no esperaba este tipo de fantasía o por, como dices en la reseña, le cuesta arrancar y no tuve paciencia, el caso es que lo abandoné. Igual es hora de darle otra oportunidad ahora que tengo más bagaje literario.
    Un besazo

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    Respuestas
    1. Entiendo... Bueno, sí, yo diría que estas en un punto lector más que adecuado para darle esa otra oportunidad a la autora, y sí, con esta trilogía que de verdad merece la pena. Leídos los tres, me quedo con Gudú, pero las tres has sido lecturas muy especiales. Con su poquito de complejidad, en el sentido este que señalo en la reseña de que no es que sea para leer medio dormida jejejeje, pero atrapa mucho igualmente. Un besazo.

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