QUÉ VERDE ERA MI VALLE

Título:
 Qué verde era mi valle
Autor: Richard Llewellyn
Traducción: Irene Oliva Luque
Idioma original: Inglés
Editorial: Trotalibros Editorial
Año publicación/edición: 1939/2025
Páginas: 648 


Sinopsis oficial:
A finales del siglo XIX, en los valles del sur de Gales, crece el joven Huw Morgan, el hijo pequeño de una respetable y humilde familia de mineros. Gracias a sus progresos en la escuela ve abrirse ante él una puerta que le ha sido vetada tanto a sus padres como a sus hermanos mayores: la de una vida lejos de la pobreza y del duro y peligroso trabajo en las minas de carbón. Con el lirismo y la nostalgia de quien ha visto el ocaso de un mundo perdido, la evocadora mirada de Huw recorre las vicisitudes a las que se enfrentaron su familia y su comunidad en el hermoso valle que les daba cobijo y los engullía.

Richard Llewellyn escribió Qué verde era mi valle (1939) a raíz de conversar con muchos mineros del sureste de Gales. Lejos estaban aquellas familias de imaginar el éxito internacional que alcanzaría esa novela tejida con sus historias. Ganadora del National Book Award en 1940 y llevada al cine un año después, se ha erigido ya en un clásico imprescindible de las letras galesas.

Opinión:
Este novelón, Qué verde era mi valle, nos transporta al sur de Gales a finales del siglo XIX y a la vida de una comunidad minera dedicada al carbón. Principalmente, nos acerca a los Morgan, y será Huw, el pequeño de esta familia, quien irá relatando la vida en su querido y verde valle. Todo comienza con un Huw adulto que se despide de la casa de sus padres. Mientras empaqueta sus pocas pertenencias en un pañuelo azul —herencia de su madre—, nos invita a caminar por sus recuerdos y a regresar a este valle que fue y sigue siendo la esencia de su existencia. Así descubrimos las experiencias vividas por él y los suyos en este lugar, un valle que poco a poco se fue llenando de "escoria". Recorremos su vida y vemos sus dificultades y logros, su educación y aprendizajes varios, sus enfrentamientos y peleas, sus reflexiones y sus dilemas, su despertar al amor y su comprensión del mismo. También aparecen las personas que lo apoyaron, motivaron o inspiraron de diferentes maneras, así como aquellas de las que aprendió cómo no debía ser. Nos comparte los acontecimientos importantes que marcaron su vida, así como la de otros, acercándonos también a la lucha continua de quienes poblaron un mundo extinto ya. 

Tengo la impresión de que la vida humana no es más que un garabato en el tiempo, hecho con poca meditación, con poco cuidado, y sin ningunas nociones de dibujo. Me pregunto por qué sufre la gente, cuando es algo tan innecesario, cuando con fuerza de voluntad y un poco de trabajo duro pasarían de las penalidades a la satisfacción y la paz. 

¡Cuánto me ha gustado este libro! No me extraña que sea todo un clásico de las letras galesas. Ha sido una lectura muy inmersiva. Su gran extensión hace que sea de esas novelas en las que te metes bien profundo en la historia y en su ambiente; y, en este caso, en este valle que sirve de retrato de esas zonas mineras y de la gente que los habitaba. Es también de esos libros que cuando finalizas te quedas con cierto vacío... El autor conversó con mineros galeses reales ahondado en sus historias, y con ello consigue esa autenticidad que se siente al leer. Con una narrativa sencilla, Llewelyn nos habla con emoción y con delicadeza, y también con un simbolismo muy asociado a la naturaleza, al mundo minero y al propio valle para tratar sus temáticas centrales —siendo recurrente esa "escoria" que poco a poco va llenando todo y a todos también, llevándose lo verde y contaminando a los que allí viven—. La pérdida, el duelo y la profunda nostalgia se palpan desde el inicio hasta el final, algo que ha conseguido conmoverme en muchas ocasiones. 

Mi valle, oh mi valle, te llevo dentro de mí y en ti viviré, eternamente. Que la muerte, o algo peor, acabe con esta mente, y la ceguera devore estos ojos, si mi pensamiento o mi vista te olvidan. Para algunos eres ya el valle de la sombra de la muerte, pero no para mí, porque forma parte de mí el recuerdo de tus verdes y marrones, con toda la vida feliz en tus profundidades y en tus sombras, cuando nos regalabas dulces perfumes y traías especias para los guisos, y flores, y los pájaros cantaban de gusto por estar contigo. 

Tenemos como temas centrales la familia —entendida como ente dinámico y poderoso—, la evolución de los valores en las distintas generaciones, el choque de lo tradicional con el progreso y la transformación social inevitable en tiempos convulsos donde se producen grandes cambios. Vemos las problemáticas de estos trabajadores y familias mineras: sus miedos, preocupaciones y miserias, accediendo a sus costumbres y su forma de ver la vida. Se observa lo bueno de vivir en pequeños grupos sociales donde todos se conocen (esa idea de comunidad-piña, que se protege y se cohesiona cuando se necesita), pero también lo no tan bueno (habladurías, conflictos y rencillas que se van convirtiendo en batallas campales). Asimismo, a medida que Huw va siendo consciente de los grises del mundo que le rodea, se deja ver la pérdida de ingenuidad infantil, esa que tarde o temprano se desvanece ante la realidad lastimera. He de decir que uno de los aspectos que más me han gustado de la obra es justo cómo el autor nos muestra esto último a través de la propia narración de Huw: somos partícipes de su propio crecimiento y pérdida de inocencia. Se aprecia el análisis que, ya a edades tempranas, intenta hacer de lo que le rodea, y cómo va abriendo los ojos a esa realidad adulta tan atrayente como destructiva y cruel en muchas ocasiones, y de la que intentan protegerle una y otra vez, pero cuya agudeza no deja pasar por alto.

Qué verde era mi valle, entonces, y el valle de aquellos que ya no están. 

En fin, un libro precioso que dudo que no te atrape y te conmueva. Me quedo con la nostalgia de Huw por su valle y por quienes lo habitaron —que aún siente muy vivos aunque no lo estén—, y con la historia de los Morgan y de tantos otros que pasan por estas páginas. Me quedo con la idea de ese valle que, aun sucumbiendo a la "escoria", Huw sigue recordando con su hermoso color verde, su luz y su paz, su río y sus peces, y con el significado tan profundo que tiene para él. 

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