LAS MENTIRAS DEL MAR

Título:
 Las mentiras del mar
Autora: Kaho Nashiki
Traducción: Makiko Sese y Daniel Villa
Idioma original: Japonés
Editorial: Hérmida Editores
Año publicación/edición: 2014/2025
Páginas: 172


Sinopsis oficial:
Akino es un estudioso de la geografía humana. A comienzos de la era Shōwa, antes de la II Guerra Mundial, llega a la isla de Oso, en el sur de Kyūshū. En la isla se alzan montañas sagradas dedicadas a la práctica espiritual, y en ella perduran las huellas de antiguas oraciones de personas que fueron borradas de la historia de forma horrenda. Ese rastro atrae y atrapa el corazón de Akino.

A medida que avanza su investigación —primero en solitario y luego acompañado por un joven isleño—, descubre un mapa. Su propietario es un anciano que habita una inusual casa de dos plantas y le revela una expresión extraña para la zona: «Las mentiras del mar». Cincuenta años después, Akino regresa a la isla… y se encuentra con algo que, hasta ese momento, había permanecido oculto.

Opinión:

A medida que leía, sentía surgir en mí un deseo irrefrenable: quería estar allí, de pie, expuesto al viento, en los paisajes que conservaban esos nombres. «Quiero estar en los paisajes que se callan después de que algo crucial ha ocurrido». Me parecía que solo así podría percibir un poco la obra de los seres humanos y la esencia del tiempo.
 
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Akino acude a la Isla de Oso para llevar a cabo un estudio geográfico e histórico de la misma. Recorre la isla siendo acogido por diversos lugareños con los que establecerá cierta intimidad. En principio, caminará solo en su exploración, hasta que se le suma un acompañante nativo que le servirá de guía y le permitirá conocer esta isla de forma más profunda. Recoge diversidad de información, deteniéndose en los topónimos, la flora y la fauna autóctona, el folclore y las historias de la región, las creencias y religiones, sus ruinas y restos. Multitud de detalles llaman su atención. Queda perplejo por los vestigios del horror producido durante la separación del sintoísmo y el budismo, y con la abolición de este último por toda la zona; así como por una expresión, "las mentiras del mar", que hacen referencia a unos espejismos que a veces pueden divisarse desde lugares concretos. Cincuenta años más tarde, Akino regresará a esta isla y encontrará algo que no encontró en su primera estancia, algo que dará respuesta a interrogantes relacionados con ese acompañante que tuvo en su primer viaje espiritual por la zona. Y topará con una isla de Oso a la que tendrá que mirar muy muy detenidamente para poder reconocerla.

Cerré los ojos y agucé el oído. El aire parecía concentrarse y absorberse en mí, como si todo mi cuerpo se hubiera transformado en oído. De pronto sentí que desde el fondo de la tierra reptaba una voz. Abrí los ojos al instante y miré fijamente las tinieblas del fondo. Me invadió un horror sin causa. [...] Me sentía como un cobarde, pero no podía mirar atrás. Era incapaz de quitarme de encima la sensación de que las oscuras tinieblas nos observaban con la boca abierta. 

Me quedé pensando cómo interpretar que casi todo rastro de vida humana hubiera desaparecido, mientras las montañas, el cielo y el mar seguían intactos, abrumadores, como si nada hubiera pasado. [...] ¿qué es esta soledad que parece partirme el corazón? El cielo es infinitamente azul, las montañas, de un verde intenso, y las nubles, blancas. Todo ello me provoca una pena que me desgarra. 

Esta novela, Las mentiras del mar, es de esas que cuando una intenta describir qué le ha transmitido no le salen fácilmente las palabras. Sin duda, me ha gustado, pero la experiencia de lectura me ha resultado un tanto extraña. Inicia con esa recopilación de información que realiza el protagonista sobre esta isla, nos empapamos de nombres de plantas, animales, topónimos de la zona, acontecimientos históricos, etc. Siendo sincera, me perdía un poco en algunas cuestiones tratadas. A lo largo de la lectura abundan términos e ideas budistas; el sintoísmo y el budismo están presentes (para los que dominen o sepan sobre esto, puede que les caiga más de cerca ciertos temas: no es mi caso). Quedaba un poco desconcertada leyendo algunas cosas, pero el propio descubrimiento de la isla comenzó a atraerme tanto como parece obsesionar al protagonista. Su historia y sus figuras, esa espiritualidad que se respira continuamente, ese espacio de aquellas cosas que fueron y que ya no son, todo aquello que hicieron desaparecer de un plumazo pero que parece persistir de alguna forma. Todo esto lo sentía al leer, atrapando mi atención al vuelo. Y el regreso de Akino a esta isla tras tantos años me creaba una enorme expectación. ¿Qué encontrará? ¿Cómo ha afectado el tiempo a la isla y a él mismo? 

Empecé a comprender que todo había sido uno desde el principio [...] La pérdida era, en realidad, el aumento del tiempo que se acumulaba en mí. 
Mi isla de Oso comenzó a existir de nuevo, solapando las sombras del tiempo como en el modelo de alzado. Aquello me sorprendió. La pérdida empezaba a brillar, conteniendo los contornos de la realidad. 

Me cuesta sacar conclusiones claras de este libro. Me quedo con lo que me ha transmitido a mí, esa especial forma de contar y de transmitirme "lo espiritual". Y me quedo un poco con la idea de que aunque todo parezca desaparecer, porque todo está condenado a cambiar, algo continúa ahí en esencia, algo que puedes reconocer y con lo que puedes conectar, justo eso donde el pasado y el presente se unen. Así que, aun resultándome una lectura un tanto enigmática, en el sentido de perderme un poco entre sus líneas sin saber bien a qué se hace referencia en algunos momentos, también ha sido una lectura muy hipnótica y bonita de leer para mí. Es de esos libros que cada lector compondrá a su manera. Te invito a que hagas tu propia lectura y que te dejes llevar por estos espejismos del mar.

Pronto apareció el gargantuesco mar a la vista. La superficie del mar estaba tranquila, con una oscilación tan vasta que no podía distinguir el límite entre la alta mar y el cielo. A medida que lo miraba, mi consciencia se perdía por el calor mientras se adormilaba de vez en cuando en la lejanía. 

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