EL CAMINO

Título: 
El camino
Autor: Miguel Delibes
Idioma original: Español
Editorial: Austral Editorial
Año de publicación/edición: 1950/2022
Páginas: 207


Sinopsis oficial:
Daniel el Mochuelo intuye a sus once años que su camino está en la aldea, junto a sus amigos, sus gentes y sus pájaros. Pero su padre quiere que vaya a la ciudad a estudiar el Bachillerato. A lo largo de la noche que precede a la partida, Daniel, insomne, con un nudo en la garganta, evocará sus correrías con sus amigos —Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso— a través de los campos descubriendo el cielo y la tierra, y revivirá las andanzas de la gente sencilla de la aldea. La simpatía humana con que esa mirada infantil nos introduce en el pueblo, haciéndonos conocer toda una impresionante galería de tipos y la fuerza con que a través de rasgos frecuentemente caricaturescos se nos presentan siempre netos y vivos es uno de los mayores aciertos de esta novela.

Feliz evocación de un tiempo cuyo encanto y fascinación advertimos cuando ya se nos ha escapado entre los dedos, El camino es, por su amalgama de nitidez realista, humor sutil, nostalgia contenida e irisación poética no sólo una de las mejores novelas de Miguel Delibes, sino también, como señalaba la crítica, «una de las obras maestras de la narrativa contemporánea».

Opinión:  
El camino de Miguel Delibes se posiciona, y ya puedo decirlo con seguridad a las alturas que estamos, en una de mis mejores lecturas del año: ¡me ha parecido una obra excelente! El autor es un narrador magnífico y nos acerca de forma muy especial al mundo rural, al valle donde vive Daniel el Mochuelo, ese valle que lo es todo para él. De allí no ha salido nunca, hasta ahora... 

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Después de todo, que su padre aspirara a hacer de él algo más que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a él afectaba... 

Iniciamos sabiendo que Daniel, el Mochuelo, ha de dejar su valle al día siguiente por la mañana, se despedirá de su gente y de su hogar para ir a estudiar el Bachillerato a la ciudad. Un camino que habrá de recorrer pero que no es el elegido por él, sino por su padre. Este, que es el quesero del pueblo, no desea para su hijo una vida similar a la suya, quiere que estudie y que sea alguien —quiere ver materializado en su hijo aquello que él no ha podido ser— y que pueda acceder al progreso. La imposición es clara y determinante: a los once años Daniel ha de marchar a estudiar fuera. El Mochuelo asume esto como mejor puede, pero siempre cabizbajo y con pesar. Esa noche previa a la marcha se mete en la cama afligido y nostálgico, su cabeza se llena de recuerdos... y a ellos accederemos nosotros. Pasaremos así por la vida de Daniel en este valle, sabremos a qué le da importancia y cómo han influido en él ciertas figuras y experiencias; conoceremos a sus mejores amigos y las aventuras y enredos que han vivido juntos; seremos partícipes de su primer enamoramiento platónico y también del, aunque inconsciente aún, primer amor verdadero... También se nos hablará de los habitantes que pueblan este valle, cada cual con su papel y su correspondiente apodo, acercándonos bastante a la vida de unos cuantos en particular. Todo este conocimiento del pueblo y de sus vecinos nos permitirá también advertir las creencias, costumbres y formas de vivir en esta zona rural. 

Daniel, el Mochuelo, se revolvió en el lecho y los muelles de su camastro de hierro chirriaron desapaciblemente. Que él recordarse, era esta la primera vez que no se dormía tan pronto caía en la cama. Pero esta noche tenía muchas cosas en que pensar. Mañana, tal vez, no fuese ya tiempo. 

¡Cuánto he disfrutado de esta lectura! Me ha gustado mucho y en parte se debe a que conecté de lleno con la narrativa del autor desde el primer momento. Pero esta ha sido una conexión especial. Insisto en ello porque nos pueden gustar muchos libros, pero hay algunos que nos llegan más profundo que otros y este para mí es de estos. Delibes, de forma realista y magistral, nos lleva a la infancia de este niño y a su valle, a su campo, a sus amigos y a sus vecinos. Rondaremos el mundo conocido de Daniel, sin ser directamente él el que nos lo cuente: el narrador no es el Mochuelo pero el que nos habla nos muestra a la perfección, junto a su voz adulta que siempre está presente, la mirada infantil del protagonista, dando como resultado una lectura con un encanto y un carácter especial.

El peso central se sitúa en aquello que ha rodeado al Mochuelo durante su vida. Aquellos que habitan el valle, incluido nuestro joven protagonista, por supuesto, y lo que conforman en conjunto (el valle, los que viven allí y las experiencias vividas) y cómo todo esto resuena en la cabeza de Daniel. Porque esto es lo que él conoce de la vida, lo que lo tiene atrapado a su valle, lo único que ha visto y experimentado. Ha presenciado multitud de situaciones, aprendido mucho y no comprendido todo, pero creciendo con ello. Todo eso que en esa noche se le viene a la mente... Es curioso atisbar, entre otros momentos, aquel en el que su mejor amigo y él hablan sobre el concepto del espacio infinito (conversación de pocas palabras pero memorable, por cierto); aquel otro en el que mantienen una charla sobre cómo llegan los bebés y la relación de esto con los vientres de las madres y el embarazo, donde las cigüeñas no pintan nada y que sirve al Mochuelo para mirar con otros ojos a su madre; e incluso, algo ya más serio, su primer contacto cercano con la muerte y la pérdida, las cuales vive con dolor y perplejidad, llevándole a reflexionar por primera vez sobre el significado de la muerte y el sentido de la vida. 

En este contar anecdótico, el Mochuelo suele ser el protagonista o estar muy presente en aquello que se cuenta, pero también a veces se centra en otras figuras y en lo que ocurrió en el pasado, y nos posibilita entender la situación actual de los diversos personajes que lo rodean. Como en todo pueblo, en este todos se conocen y todos saben sobre todos, cada uno tiene sus historias y los demás las conocen al dedillo. Tenemos chismes de cada miembro del valle que se van descubriendo, así como sucesos y escándalos que marcaron de alguna u otra forma a esta población y que, aunque quedaron en el pasado, su eco permanece y no se olvidan nunca del todo. Por tanto, aquí importan mucho los personajes, sus relaciones y vivencias, más que otra cosa. Figuras en su mayoría perfectamente perfiladas, con mucha autenticidad y con sus señas de identidad. Personajes a los que he cogido cariño he de decir (la pequeña Uca-uca; Roque, el Moñigo; Germán, el Tiñoso; Paco, el Herrero; Quino, el Manco; Don José, el cura; la hermosa Mica; el maestro Don Moisés, el Peón; Las Guindillas —tremenda la mayor—; las Lepóridas; Andrés, «el hombre que de perfil no se le ve»; Pancho, el Sindiós, y tantos más...), por los que tengo casi el mismo apego que Daniel siente hacia ellos y su valle.

Visto así, a la ligera, el pueblo no se diferenciaba de tantos otros. Pero para Daniel, el Mochuelo, todo lo de su pueblo era muy distinto a lo de los demás. Los problemas no eran vulgares, su régimen de vida revelaba talento y de casi todos sus actos emanaba una positiva transcendencia. Otra cosa es que los demás no quisieran reconocerlo.

El humor, imprescindible mencionarlo... Cómo me ha gustado el tipo de humor de la obra y mención aparte también merecen los apodos de los personajes, algunos de ellos geniales y muy ocurrentes. Un humor muy bien llevado y conjugado con una ironía fina y deliciosa que he disfrutado. Me he reído bastante mientras leía y es que, hay realismo y drama, incluso alguna lagrimilla puede caer en ocasiones, pero todo está bañado por ese humor, sutil podría decirse pero potente y muy presente, que ha hecho que la experiencia haya sido muy divertida también. A todo, como ya he comentado, se le suma cómo se nos deja clara la mirada adulta del que narra pero con toda su maestría exponiendo aquella infantil del protagonista.

En resumen, una novela estupenda. Termino animándote a que si aún no te has acercado a esta obra, que le des una oportunidad en algún momento. No creo que te deje indiferente y puede que, al final, también quedes atrapado por este valle como lo está el pobre Daniel, que marchará a la ciudad dejando atrás su infancia en busca de ese progreso que él no tiene tan claro que sea tan deseable...

A Daniel, el Mochuelo, le dolía esta despedida como nunca sospechara. Él no tenía la culpa de ser un sentimental. Ni de que el valle estuviera ligado a él de aquella manera absorbente y dolorosa. No le interesaba el progreso. El progreso, en verdad, no le importaba un ardite. 

Comentarios

  1. Delibes me encanta. La última novela que leí fue la de Señora de rojo sobre fondo gris. Tengo que volver a él. Un abrazo

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    1. Señora de rojo sobre fondo gris anotada, y caerá... Sé que sois muchos los lectores que la habéis disfrutado. Tengo en la estantería Los santos inocentes y supongo que será lo siguiente que lea de él, pero seguro que irán cayendo más obras suyas porque esta de El camino me ha dejado maravillada, la verdad. Como comento, va al top de lecturas del año.
      Un besote.

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  2. Ufff, Miguel Delibes. Entre mis veinte y mis veinticinco años leí casi todo lo publicado hasta entonces del autor. Desde luego, todas las novelas. Luego fui leyendo más a medida que se publicaban. Siempre fue un autor que consideré merecedor del Nobel. Luego he pensado que tal vez era demasiado localista para un premio internacional. El camino es una de sus mejores obras. Todas esas peripecias del pueblo que cuenta, los chismes de cada miembro del valle, como dices, las andanzas de los niños, ese humor sutil de un autor muy serio. Bien es cierto que cuando escribió esta novela aún no había muerto su mujer que fue lo que le dejó hundido y de lo que nunca se recuperó. Uno de los grandes, sin duda.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa. No me extraña en absoluto que te guste tanto, solo he leído El camino y ya lo considero un autor tremendo, sé que me queda mucho por disfrutar y por conocer de su obra que también me dejará más que satisfecha de su lectura. Lo que comentas del premio Nobel, podría ser que eso que comentas haya sido motivo por el que quizás no fuese idóneo, pero bueno, da igual, la cosa es que es de esos autores que despuntan y que se aprecia su enorme valía.
      Me parece interesante lo que mencionas sobre su vida personal; no sabía que esta novela fue escrita antes de morir su mujer, ni tampoco que quedara tan dañado tras esta pérdida... Quizás debería investigar un poco sobre su biografía, más allá de lo general, para así también darle más sentido a sus obras (esto siempre enriquece la lectura, porque por lo general los autores dejan mucho de sí y de sus circunstancias en sus obras...)
      Como dices, uno de los grandes.
      Un besote.

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  3. Hola María, creo que leí esta obra en mi adolescencia, pero no recuerdo nada de nada. Así que igual viene bien una relectura, me has dejado con las ganas después de tan magnífica reseña.
    Un besazo

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    1. Hola, Nitocris.
      Pues sí, te diría que le dieses una segunda vuelta... Un regreso quizás te hace recordarla y espero que la disfrutes tanto como yo. O quizás no, pero bueno, creo que merece la pena acercarse de nuevo a esta obra (yo seguro que la releeré en algún momento). Como digo, se posiciona dentro de mis lecturas top del año... :)
      Un abrazo.

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  4. Se nota lo muchísimo que has disfrutado de esta novela, Magdalena. Yo la leí hace tantísimos años que bien merecería una relectura. Igualmente, Miguel Delibes bien merecería que lo volviera a leer. Incomprensiblemente no he vuelto a acercarme al autor.
    Besos

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    1. Hola, Lorena.
      Sí... ¡qué buena lectura ha sido! Como menciono, queda en el pódium de las mejores del año. Si ya la leíste, como dices, merece relectura. :)
      Tengo ya anotadas diversas obras del autor que me gustaría leer, en la estantería tengo Los santos inocentes que supongo que será lo siguiente. Sin duda, un autor de esos a los que merece mucho la pena acercarse y más de una vez.
      Un abrazo.

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  5. La leí en tiempos de estudiante. Me impresionó muchísimo y todavía guardo en mi memoria algunos pasajes, como cuando Daniel escucha a sus padres hablar sobre la esterilidad de la madre o cuando los tres están contemplando el cielo, tumbados en el prado, y creo que hablan sobre el universo y cómo es posible que los planetas estén "flotando". Algo así, no soy capaz de poner en pie las escenas literalmente pero creo que tú las mencionas en tu reseña. Y sí recuerdo una aproximación de esos pasajes. Delibes es maravilloso. Y este libro, una joya. Para volver a leer. Me alegro que te haya gustado tanto. Besos

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    1. Hola, Marisa.
      Entiendo perfectamente que se te hayan quedado grabados algunos pasajes... Exactamente, alguno de los que mencionas también me han llamado a mí la atención (ese momento en el que hablan del tema del espacio y del concepto de espacio infinito, y de: si algo cae, si no choca con nada, cae sin fin? jaja y quedan ahí, paralizados por la idea, me pareció muy peculiar la conversación y me he divertido imaginándolos en muchos pasajes de estos). En fin, sí, muchos habéis leído a Delibes en vuestra adolescencia o época de estudiantes y la mayoría lo recordáis con mucho cariño, dice mucho eso ya. :) Para volver a leer, seguro la vuelves a disfrutar (y ya con otros ojos).
      Un abrazo.

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  6. ¡Hola María!
    pues qué te voy a decir sobre esta obra que no hayas dicho tú..., la leí hace muchísimo tiempo, un tiempo en el que me leí casi toda la obra de Delibes, me fascina este autor y todo lo escribió. El camino es una maravilla, aún después de haber pasado tantos años desde que la leí, recuerdo bien lo que me transmitió. Una maravilla...
    SI yo fuera de relecturas, toda la obra de Delibes sería una gran opción, quién sabe si me anime mas adelante
    Besos

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    1. Hola, Marian.
      Qué bueno lo que me cuentas. Tengo intención de seguir leyendo al autor, sin duda alguna. Tengo ya en la estantería esperando Los santos inocentes y también, hace unos días, me hice con La mortaja, en la feria del libro antiguo. A ver cuándo me pongo con alguno de ellos... La mortaja en un ratejo me la he leído, ya contaré. Pero todo un gusto ver cómo Delibes es un autor muy querido por muchos... :D
      Un abrazo.

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