BANDIDO

Título: Bandido
Autor: Itamar Orlev
Traducción: Eulàlia Sariola

Idioma original: Israelí
Editorial: Acantilado
Año de publicación/edición: 2015/2019
Páginas: 431



Sinopsis oficial:

Corre el año 1988 y hace veinte que Tadek vive en Israel, donde llegó de niño con su madre, obligada a huir de Polonia a causa de un marido carismático, alcohólico y violento que suscitaba entre sus hijos una esquizofrénica mezcla de admiración y terror. Ahora, la mujer de Tadek lo ha abandonado llevándose al hijo que tienen en común y la fatídica repetición del destino de su padre, condenado a la soledad, lo sume en una profunda crisis. Siguiendo un impulso, Tadek vuelve a su Polonia natal para reencontrarse con su progenitor, quizá por última vez, y observarlo con los ojos de un adulto. Decidido a dejar atrás para siempre todo lo que representa su padre, Tadek emprende un inesperado viaje con él -ya frágil y decrépito, pero no menos abusivo- en busca de una incierta reconciliación que los obligará a afrontar juntos los fantasmas del pasado. Una historia honesta y conmovedora sobre el amor filial y la búsqueda de la identidad, narrada con sentido del humor y ternura, pero también con el inevitable desgarro de las profundas heridas infringidas en la infancia.

Opinión:

En Bandido conocemos a Tadek y lo acompañamos en un viaje para reencontrarse con su padre, del que no sabe nada desde hace veintitantos años. Tadek nació en Polonia, tras la IIGM, perteneciente a una familia desestructurada, con un padre violento y alcohólico y una madre que hacía lo que podía para mantener a sus hijos (dos niñas y dos niños); su madre en cierto momento decide coger a los niños y huir a Israel para alejarse de ese hombre maltratador que les hacía la vida imposible. Tadek, que es el hijo menor, era muy pequeño y recuerda cosas, pero no todo, ni sabe muchas otras que le mantienen ocultas.

Aun con el paso del tiempo se observa que tanto Tadek como su madre y sus hermanos siguen marcados de una manera u otra por la sombra de su padre, y por esa vida e infancia que ninguno ha superado del todo. En el momento presente, Tadek y su mujer se están separando y ella se marcha de la casa con su hijo. Es en este momento cuando se entera de que su padre está cercano a la muerte en una residencia de ancianos en Polonia, decide visitarlo y reencontrarse con ese hombre que le marcó, que le produce sentimientos ambivalentes, ya que lo recuerda con rencor y con odio pero a la vez sigue siendo su padre y también recuerda cosas que hacen que lo vea con ojos nostálgicos. A diferencia de sus hermanos, su odio no es tanto como para dejarlo morir solo. Allá que va y allá que vamos con él y descubrimos la historia de su familia, de cómo se conocieron sus padres, partes del pasado de su madre que ella ha mantenido guardadas, quién fue de verdad su padre y cómo llegó a ser aquello en lo que se convirtió. Descubre mucho en muy poco tiempo.

El personaje de Stefan, el padre, me ha resultado muy interesante: un partisano polaco, que estuvo prisionero en Majdanek, que huyó de allí y que se convirtió en cosas que su hijo ni imagina. Poco a poco nos vamos enterando de todo tras diversas conversaciones que Tadek tiene con su padre y con su madre; también nos comparte recuerdos de su infancia y nos lleva a ella, a sus vivencias con su madre y sus hermanos, sus periodos de vacaciones en casa de su abuela y a la relación creada con ese padre que le causaba terror pero al cual también quería, y somos capaces de entender a ese niño que buscaba (y sigue buscando) que su padre se sintiera orgulloso de él, como todo hijo busca de su padre. 

 

Es una lectura que me ha gustado, tenía expectativas y las ha cumplido. No diría que es de mis lecturas preferidas del año, pero sí he disfrutado descubriendo la vida de esta familia y profundizando en el personaje de Stefan al cual, como su hijo, he odiado a la vez que en ocasiones me ha causado cierta ternura y me ha sacado más de una carcajada, pero que vuelves a odiar de nuevo y a desearle el mal de vez en cuando, comprendiendo bien a Tadek y a todos los que le rehuyen. En cuanto al estilo, está contado de manera muy atrayente, amena, se lee bien y con ciertos toques de humor que se conjuga muy bien con el drama y la tensión que también suscita.

En definitiva, un libro que nos acerca a una historia muy centrada en cómo afecta en el desarrollo personal el haber crecido en una familia desestructurada, dentro de un ambiente hostil; profundizando en una relación paternofilial tortuosa digna de conocerse y con un contexto histórico que lo rodea muy interesante (IIGM, Polonia, holocausto, campos de concentración, nazis, soviéticos, partisanos polacos, persecuciones, etc.). Lo recomiendo.

Os dejo con algunas de mis citas preferidas:

• Y un día, de repente, te encuentras en Varsovia, en una residencia de ancianos, veteranos de guerra, pudriéndote con ellos. Consciente de que solo termina tu vida, solo la tuya, porque la vida, hay que joderse, continúa sin ti. Todos siguen sin ti, [...] y poco importa cuántas vidas se acaben porque siempre vendrán otros. 
• En mi memoria, esos días idílicos se alargan, indolentes, y es imposible saber si han nacido de la nostalgia o si efectivamente eran tan felices pero no nos dábamos cuenta porque estaban a nuestro alcance. Teníamos tantas expectativas, y creíamos que nos bastaría avanzar para verlas realizarse. Ignorábamos que nuestros torpes pasos podrían aplastarlas. 
• Necesitaba que mi mente, con la que siempre había podido contar, me permitiera distanciarme de la insoportable realidad y el magnífico envoltorio de la ficción envolviera los hechos. Solo así era posible vivir, con los sentidos embotados, y quizá con el de las maravillas de la vida, los momentos cotidianos, la frágil bondad; un débil envoltorio que podía rasgarse en un instante, romperse en mil pedazos en cuanto aparecía cualquier cosa horrible. 
• El puto destino no tiene piedad. Va segando, siega, siega, siega a diestra y siniestra, y un día termina tocándote a ti. A uno les llega pronto, a otros tarde... Yo ya no sé qué es preferible. 
• Aunque nunca se sabe. Dicen que el mundo cambia, que el pasado no volverá, pero eso también lo creíamos antes de la guerra. Los seres humanos son y siempre serán la misma mierda