UN ÁRBOL CRECE EN BROOKLYN

Título: Un árbol crece en Brooklyn
Autora: Betty Smith
Traducción: Rojas Clavell

Idioma original: Inglés
Editorial: Editorial Lumen
Año de publicación/edición: 1943/2019
Páginas: 504

Sinopsis oficial:

Corren los años veinte del siglo pasado, y descubrimos a la pequeña Francie Nolan leyendo sentada en la escalera antiincendios de su casa, a la sombra de un árbol que solo crece en los barrios más pobres de las grandes ciudades. Poco a poco, la mirada se aleja de la chiquilla para abarcar la estrafalaria familia Nolan, que malvive en un vecindario de Brooklyn. Conoceremos así a sus padres, a su hermano y a la entrañable tía Sissy, que usa a los hombres para aplacar sus instintos maternales.

Opinión:

Un árbol crece en Brooklyn nos sitúa en el Brooklyn de principios de siglo XX y nos presenta a Francie, una niña algo precoz y muy dada a la lectura nacida en el seno de una familia pobre. Iremos primero hacia atrás para conocer la historia de sus padres. Averiguaremos cómo eran de jóvenes, cómo se conocieron y cuán diferentes son sus caracteres: el padre de Francie, Johnny, es el ídolo de su hija, buena persona y cariñoso, alegre y generoso, muy soñador y un verdadero artista pero de carácter sensible y con tendencia al alcoholismo, que hace que no siempre reaccione como ha de reaccionar ante los problemas que sobrevienen; mientras que su madre, Katie, es más realista, fuerte, trabajadora y con determinación para sacar a su familia hacia adelante, haciendo lo que tenga que hacer excepto aceptar caridad.

Se nos presentan además a otros familiares, la abuela y tías y tíos por parte materna que componen la familia de Francie y forman parte de su vida. Recorreremos con ella desde sus primeros años hasta su edad de adolescente/adultez temprana; veremos cómo la pobreza les hace vivir momentos verdaderamente angustiosos, pero que van forjando a esta niña, que junto con su hermano, va creciendo en un ambiente hostil, con un padre con el que tiene un relación muy especial pero que tiene problemas que hacen que se aleje de ella y con una madre, a la que admira y con la que se siente muy unida pero a la vez despreciada, ya que tiene una preferencia sumamente explícita por su hermano, cosa que le afecta durante todo su crecimiento. Vamos siendo partícipes del avance de esta niña en el entendimiento del mundo que le rodea, aportando su propia visión y personalidad en dicho análisis; veremos las experiencias y los cambios que se van produciendo tanto en ella como en su familia, así como en el contexto histórico/social en el que está inmersa.

Los adultos cada dos por tres le dan consejos a Francie, no todos acertados o bien fundados; pero todos sus "consejeros" insisten en que se lo agradecerá cuando sea mayor, lo cual agobia a Francie, ya que se pone a calcular el tiempo que le va a costar encontrar a todas esas personas a las que tendrá que dar las gracias en el futuro. El humor como se puede apreciar no falta en esta novela y me ha gustado mucho el uso que la autora hace del mismo, englobándolo dentro de situaciones dramáticas o duras, de una forma que no sabes si reír o soltar alguna lágrima, siendo ambas reacciones totalmente aplicables en ocasiones.   

Se narran algunos hechos con una maestría que hace que puedas revivir experiencias de tu vida que estén relacionadas o como mínimo, te introduce perfectamente en la situación haciéndote partícipe de la misma. Esta historia, aunque ha conseguido sorprenderme en alguna ocasión, no diría que está cargada de mucha acción o de giros que dejen pasmado al lector continuamente, pero sí está cargada de la lentitud con la que sucede la vida real unida a hechos que irremediablemente van haciendo girar lo rutinario; todo descrito con mucho realismo y con cierta belleza que me ha gustado mucho (por poner un ejemplo, hay un pasaje que habla de la navidad y de cómo la viven los niños que me parece que está descrito maravillosamente).

Creo que eso es lo que más destaco de esta lectura, el cómo se describen las sensaciones al vivir ciertas experiencias, ante descubrimientos vitales o pérdidas. Los pensamientos y emociones que puede suscitar el ser consciente por primera vez de la muerte y del rastro de incredulidad que deja, de que no todo es bonito en el mundo pero tampoco todo es feo, de que el amor no siempre es sincero aunque sea pasional, etc. Destaco algunos pasajes que hablan del descubrimiento de que las cosas no son como las veíamos cuando eramos más pequeños, que los padres no siempre llevan razón o que no siempre actúan como debiesen. Esos momentos en los que se comienza a dejar la infancia a un lado y la inocencia que va con ella, para ver las cosas tal y como son.

Además de todo lo anterior, se tratan temas que me han parecido muy interesantes, entre ellos: la falta de empatía y comprensión de las personas de un mismo grupo discriminado (pobres) ante otros que tienen la misma falta; la dureza de las mujeres con otras mujeres, con sus "hermanas", que en lugar de ayudarlas, o al menos sentir compasión por compartir su género y las injusticias asociadas a él, se castigan las unas a las otras con crudeza; la situación de las escuelas del Estado en el distrito donde sucede la novela que muestran cómo eran en esos años (alrededor de 1908/1909) ese tipo de colegios, y cito "embrutecedoras era el único calificativo adecuado" para estas escuelas donde era muy típico que las profesoras dieran un trato muy diferente a sus alumnos/as, dependiendo de la estirpe familiar de la que procedían y de su nivel económico, teniendo en escasa consideración a aquellos niños/as más necesitados y con menos recursos.

Confieso que al principio no me enganché de seguida a la historia, pero de repente me atrapó y como digo, no tanto por lo que pasa sino por cómo se cuenta; la historia es maravillosa pero el cómo la autora nos mete en ella es lo mejor. Los personajes me han gustado mucho también, muy realistas y bien desarrollados, he conectado con prácticamente todos ellos. 

En fin, una novela que he disfrutado mucho, que muestra ciertos hitos de la vida y algunos acontecimientos de manera original y muy bella, con mucho drama pero también con humor; una lectura muy adictiva. El final me ha dejado con ganas de más pero satisfecha. Pasa a mi lista de favoritos. Al indagar en la vida de la autora, aunque no todo es autobiográfico, si parece haber dejado mucho de sus vivencias personales en esta novela.

Os dejo con algunas citas:

• Es una gran cosa descubrir la verdad por uno mismo. Creen en algo con toda el alma y  después dejar de hacerlo es saludable. Alimenta las emociones y las fortalece. Cuando sea una mujer y la vida y las personas la desilusionen, ya estará acostumbrada a los desengaños y el golpe será menos duro. Al enseñar a tu hija no olvides que sufrir también es útil.
• Francie, que sabía que su madre siempre tenía razón, comprobaba que a veces se equivocaba. Descubrió que algunas de las cosas que tanto amaba en su padre eras risibles para los demás. La balanza del almacén donde compraba el té y las especias ya no tenía el mismo brillo y los platillos se veían averiados y rotos. [...] Todo iba cambiando y Francie se aterrorizaba. Su mundo se le escurría. [...] Crecer echaba a perder muchas cosas.
• Hay que ser niño para comprender lo maravilloso que resultan los escaparates atestados de muñecas y trineos y otros juguetes. [...] Ver los juguetes expuestos y contemplarlos largamente a través del cristal era casi tan agradable como tenerlos. Qué emocionante era para Francie, al doblar la esquina, encontrarse con otro comercio más, preparado para la Navidad. ¡Ah! Aquellos escaparates limpios y relucientes, alfombrados de algodón salpicado de polvo de estrellas.
• Créame: se lo he dicho por su bien. Algún día lo recordará y me lo agradecerá. Francie deseaba fervientemente que los adultos dejasen de repetirle esa frase. Esa carga de agradecimientos futuros le pesaba demasiado. Calculó que tendría que dedicar los mejores años de su juventud a buscar las personas a quienes debía decirles que tenían razón y expresarles su agradecimiento.
• La gente siempre cree que la felicidad es algo que se pierde en la distancia -pensó Francie-, una cosa complicada y difícil de conseguir. Sin embargo, ¡qué pequeñas son las cosas que contribuyen a ella! Un lugar para refugiarse cuando llueve, una taza de café fuerte cuando una está abatida, un cigarrillo que alegre a los hombres, un libro para leer cuando una se encuentre sola, estar con alguien a quien se ama. Esas son las cosas que hacen la felicidad. 
• Esto que veo ahora no lo veré más así. ¡Oh! con qué claridad se ven las cosas por última vez, como si las iluminara una luz resplandeciente. Y luego se aflige porque no supo apreciarlas cuando las veía todos los días. [...] Hay que mirarlo todo como si fuese la primera o la última vez. Así tu paso por la tierra estará repleta de dicha. 
• La mayoría de las mujeres tenían algo en común: los dolores del parto. Esto debería unirlas a todas, debería empujarlas a amarse y a defenderse de los hombres. Pero no era así. Parecía que los enormes dolores del parto les habían endurecido el alma. Solo se unían para hacerle daño a otra mujer, con las palabras o con las piedras. Esta era la única forma de lealtad que conocían.

* En cuanto a esta edición, señalar que el capítulo 46 está incompleto, faltando una serie de párrafos que ignoro el motivo por el cuál no han sido incluidos. Gracias a que he leído este libro en lectura conjunta en la cuenta de instagram de @macondoclubliterario he podido enterarme de ello y leer esos párrafos que me faltaban, los cuales me parecen hermosos y pertinentes, no encuentro razón alguna que explique su censura (en el caso de que esta haya sido intencionada).